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— ¡¿24 horas?!

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— ¡¿24 horas?!

Grito molesto mientras camino de un lado a otro en la habitación. El jefe de policía nos ha dicho que no se puede reportar como desaparecido hasta después de ese tiempo. Que ellos nos avisaran si saben algo.

¡Mierda!

No nos han dejado mover del hotel por si aparece. Me impaciento, la cabeza me gira en pensamientos horribles a mi pequeño.

¡Joder!

Si estuviese en mi territorio, ya hubiese puesto de cabeza a New York y matado un poco de gente hasta encontrarlo.
No sé cuántos cigarros me he fumado, tengo miedo. Petrov es un hijo de puta y seguro lo está torturando en estos  momentos.

—Joon…—llamo a este.

Esta sentado en el sillón de la sala y fuma igual que yo, con celular en mano esperando la llamada del jefe de policía.

—Lo se Math—responde—, también tengo  miedo joder. Esto esta mal, hemos sido descuidados y no me lo voy a perdonar nunca.

Me rascó la cabeza. No se que hacer maldita sea. 

Salgo mejor al balcón, fumo con vista al mar y los recuerdos llegan oprimiéndome el pecho.
Solo tres veces he sentido miedo; la primera vez fue cuando estaba en el baúl y podía escuchar los gritos de Jes y no sabía que estaba pasando. La segunda cuando me sacaron y ella no estaba más. Llore días enteros hasta que me arme de valor y salí a buscarla. Jamás volví a casa.

Las calles fueron mi hogar hasta que Rene me rescato. Me mostro un mundo que me gusto, pero luego tuve que matarlo cuando descubri que estaba planeando traicionarme. Negoció con sus mismos enemigos para que me mataran. Lo último que me dijo antes de reventarle la cabeza con una bala, fue que me tenía miedo, y que ya no podia controlarme y que yo era un hijo de puta. Imbécil, al menos a mi no me temblaba la mano con nadie. El era un blandengue  y yo tenía más cojones.

Al instante en que lo mate, ocupe su lugar en el negocio siendo muy joven y no me arrepiento de nada. Me prepare, espere el momento, cace por días al hijo de Petrov y fui por mi hermana pero ya no estaba. Ese infeliz ya no la tenía.
Tuve que matarlo y vaya que lo disfruté. Comí su corazón, parte por parte. Me declararon loco, enfermo, y me encerraron en el psiquiátrico.

Una mañana apareció Joon frente a mí, llamandome hermano y ofreciéndome ayuda para escapar. Accedí pues no tenía muchas opciones. Yo solo quería salir de ahí. Conocia mi historia y me dijo que algunos contactos le habían dicho que Jes podía estar en New York. La buscamos pero nada aun. Es como si la tierra se la hubiese tragado o si no quisiera que le encontrara porque no encuentro otra explicación. La he buscado hasta debajo de las piedras.

Mierda, el mismo fin tendrá mi pequeño y yo sin poder hacer nada. Tengo miedo, ahora tengo mucho miedo de nuevo. No quiero perderlo, no así. No a él.

𝓜𝓪𝓽𝓱 𝓕𝓻𝓲𝓭𝓶𝓪𝓷 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora