𝓜𝓪𝓽𝓱 𝓕𝓻𝓲𝓭𝓶𝓪𝓷

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Abro los ojos, un ruido me ha despertado. Mucha luz me recibe. Me paso la mano en la cara y diviso poco a poco, un techo blanco y una enorme araña de luz. Me quejo, duele mi cabeza de forma endemoniada. Me siento en cama como puedo y mi vista se aclara de a poco hasta que hago visible todo, mis ojos recorren el lugar. Sí, estoy en mi habitación porque puedo ver mis cosas en el tocador frente a la cama.

El ruido que me ha despertado proviene del baño. Me levanto tratando de mantenerme firme, me mareo pero fijo mi vista en la alfombra para poder coordinar movimiento. ¿Qué diablos me paso?

Camino paso a paso, lento, sosteniéndome de la pared hasta que llego al baño. La puerta está abierta así que entro. Veo a Henry que se está bañando con la cortina corrida.

—Hola, despertó por fin. ¿Se quiere bañar conmigo?

Me ve de inmediato, me sostengo del lavabo cabeza baja coordinando los sentidos.

—Ah…no. ¿Qué paso?—sacudo mi cabeza y me veo en el espejo. Rayos, me veo mal.

— ¿Qué paso de qué Daddy?

Diablos, no puedo recordar un carajo de nada. Solo a un chico llamado…Byron que conocí en la alberca. Es todo.

— ¿Dónde estabas? ¿Qué hora es? ¿Dónde está Joon?—me siento en el retrete pasando mis manos en la cara. Henry se sigue bañando.

—Joon debe estar en su habitación supongo. Son las siete de la mañana y no ha pasado nada. Bueno a excepción de que se nos hizo tarde ayer en la caminata en la playa pero valió la pena. Joon me tomo muchas fotos. La puesta de sol estuvo increíble. Luego cuando volvimos ya no le encontramos por ningún lado. Subí aquí y le encontré dormido. Es todo, ¿Por qué?

Traqueo mi cuello. Parece que todo está bien. Debí beber muchas piñas coladas seguramente con ese chico. Ojala no haya hecho una estupidez.

Henry sale de la regadera y se pasa frente a mí para tomar la toalla.

—Con un carajo, ¿Qué rayos te paso?

Veo su bonito trasero herido. Enormes moretes lo decoran por todos lados como su espalda y toda su cadera y costillas.

—No es nada. Pasa que me subí a una roca para tomarme unas fotos y resbale. Pero estoy bien, no me duele—se enrolla la toalla a la cintura de inmediato.

—Son enormes moretes. ¿Seguro que estas bien?—me levanto del retrete y lo abrazo por la cintura para apegarlo a mi cuerpo. —Joon es un idiota. Debió cuidarte.

Coloca sus palmas en mi pecho. Joder, que lindo que es. Con su pelo mojado, escurriendo gotitas de agua por todo su rostro. Todo precioso mi lindo chiquillo.

—Joon me cuido. Pasa que yo me puse necio y pues fue mi culpa. En serio estoy bien, nada de qué preocuparse. Porque mejor no se baña que huele horrible. Quiero bajar a comer, muero de hambre.