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—Joon, lleva a los niños a la cocina

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—Joon, lleva a los niños a la cocina. Seguro Sebastián tiene galletas para ellos—dada mi orden, Joon se lleva a los hijos de Marcelo Rosemberg. El jefe de policía, el compadre de Jetro que vino gustoso a conversar sobre negocios.

El matrimonio Rosemberg se tensa cuando Joon se lleva a los pequeños. Una jovencita de 17 y un niño de 14 años, pero uno de mis escoltas interviene ordenándoles se queden sin mover un musculo.

Una vez solos, cómodo en mi sillón a piernas cruzadas con un whisky en mano y el matrimonio Rosemberg frente a mí, voy directo a la yugular.

No soy de perder tiempo cuando de negocios se trata.

—Mi estimado Rosemberg—inicio después de bajar mi trago de mis labios. —Cuéntame todo lo que sepas. Todo lo que incluso no le has contado el imbécil de Jetro. Todo.

Se tensa, se mueve incomodo en el sillón, suda como puerco en matadero. Su esposa no deja de girar la sortija de matrimonio en su dedo y sus ojos están en el pasillo por donde se fueron sus hijos con Joon que ha ya ha vuelto sin ellos.

—Mis hijos no por favor—habla por fin el muy imbécil. —Te diré todo lo que quieras pero no lastimes a mis bebes.

Ver al jefe de policía temblando de miedo frente a mí, me hace sentir victorioso.

Soy el puto rey.

El puto amo.

—Te escucho.

Traga duro y yo le doy otro sorbo a mi trago.

Joon se para al lado de su esposa.

—Fanny viene de Rusia. Al parecer los Rusos te quieren en su país. Has dejado cola por allá y quieren que ajustes cuentas. Esa mujer por lo que sé es el diablo. No habla conmigo mucho y solo se dirige a sus superiores por teléfono. No me reporta nada a mí, más bien me ordena que hacer.

— ¿Ella te ordeno enviar tu gente a mi hangar?

—Si.

— ¿Y porque no me pusiste sobre aviso? pudiste avisarle a Jetro, ¿Qué no es tu compadre?

—Me tiene vigilado, todos los teléfonos en mi casa están intervenidos. Lo juro  señor Fridman.

Esa hija de puta.

Maldita zorra.

Debe ser de muchos cojones para atreverse a rondar mis pasos la muy perra.

Dicen que todos tenemos un punto débil, lo bueno del mío es que ya lo mataron así que no tengo nada por lo que deba temer.

—Necesito más información de esa infeliz. Todo lo que sepas.

—No puedo averiguar mucho lo juro.

Un pestañazo a Joon y esté sujeta de los cabellos a su esposa llevando su cabeza hacia atrás y poniendo en segundos una navaja en la garganta de la bella mujer.

𝓜𝓪𝓽𝓱 𝓕𝓻𝓲𝓭𝓶𝓪𝓷 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora