12

538 59 24
                                    

Dos días después…

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Dos días después…

— ¿Tienes todo listo?—pregunto a Fabricio, mi encargado del bar La Orquídea Negra.

—Si señor Fridman, los mejores vinos, la mejor Champagne, los mejores Whiskys.  Están todos listos en cajas empacadas—me lee de su bitácora las cosas que ordene para la fiesta.

—No quiero ningún error en las bebidas. Tú serás el encargado de que no haga falta ninguna bebida. Quiero que mis invitados estén como siempre, felices. ¡Joon! ¿Alguien sabe dónde está?

—Aquí estoy Math. Relájate—aparece por la puerta con un pequeño bolso de satén blanco.

— ¿Dónde diablos te metiste toda la maldita mañana?

—La fiesta te tiene de nervios. Me extraña de ti, tranquilo—me pone el bolso en el escritorio. — ¿Tu que miras idiota?—se dirige a Fabricio que está a mi lado con su bitácora en mano.

—Yo soy libre de ver lo que me dé la gana y se me da la gana ver últimamente chusma.

—Jodete.

—Jodete tú. Imbécil.

— ¿A quién llamas imbécil?

— ¡Hey!—detengo a esos dos. — ¡¿Cuál es su puto problema con ustedes?!

—El empezó señor Fridman—Fabricio se defiende.

—Fuiste tú idiota. Regresa detrás del bar que es ahí tu lugar—Joon es en serio muy insistente en buscarle pelea siempre a Fabricio. Estos dos nunca se han llevado bien.

Joon no confía en nadie que me coquetee descarado y que siempre busque agradarme de más. A veces me pregunto si esta celoso de Fabricio pero joder…que no me escuche el pensamiento porque seguro la agarra conmigo. No es que me importe si se enoja pero no debo tocar el tema. Insisto en que tenemos nuestras razones.

—Fabricio, encárgate de que todo esté listo y te veo en la mansión—ordeno a este y enseguida se retira de mi oficina.

— ¿Te sientas?—me dirijo con molestia a Joon y rueda los ojos para sentarse frente a mi escritorio. Se pone cómodo para fumar un cigarrillo. —Deja de pelear con Fabricio joder. ¿Cuál es tu problema?

—No me agrada. Es todo—se guarda el encendedor y cala su cigarro.

— ¿Qué es esto?—tomo el bolso para abrirlo.

—Son las esmeraldas de tu amiga Sullivan. Me llamo Lidia que fuese por ellas a la joyería.

Saco del bolso un pequeño estuche rojo terciopelo. Efectivamente es justo lo que ella quiere. Un par de lágrimas en aretes color verde intenso. Muy finos.

—Son hermosos.

Como los ojos de mi amada Jessica. Jes como la llamábamos de cariño.

Intensos, brillantes e inocentes. Era tan pequeña nuestra chica.

𝓜𝓪𝓽𝓱 𝓕𝓻𝓲𝓭𝓶𝓪𝓷 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora