— ¿A qué horas llegaste anoche?—cuestiono a Joon que viene adelante de copiloto en compañía del chofer mientras yo reviso unos mensajes en mi teléfono. Vamos a casa de Henry. —No te oí llegar—levanto mis ojos del aparato para verlo en el espejo retrovisor.
—No sé. No me fije en la hora—responde encontrándose con mis ojos.
No quito mis ojos de los suyos. Sabe que me molesta que ande tan tarde en la calle y es consciente de mis temores pero por lo visto le importa cada día más un cuerno.
—Tienes un carísimo reloj como un teléfono también. Debiste llamar. No es posible que no recuerdes a qué hora llegaste.
—Oh, el reloj. Lo perdí, no sé dónde quedo—se encoje de hombros restándole importancia a lo que le he dicho y decide mirar por la ventanilla.Odio que me ignore cuando es consciente de a dónde voy con la conversación.
— ¿Qué? ¿Tanto alcohol ingeriste como para que pierdas un costosísimo reloj? Menuda mierda la tuya andar haciendo eso como si fueses un puto colegial. Embriagarte y perder la razón.
Él lo sabe. Sabe que me molesta cuando se pasa de copas.
Mi molestia en el tono le hace verme de nuevo en el espejo.
—No es para tanto. Exageras Math. Además estaba con mis amigos.
—En este puto negocio nadie es tu amigo sabiéndote guardaespaldas de quien eres. Usa la puta cabeza. La próxima vez llama joder. Creo que eres consciente de los enemigos que tengo. ¿Acaso eres estúpido?
—Lo siento.
Vuelvo mis ojos a mi teléfono, algo molesto por su estúpida mala cabeza. Él sabe que ir a esos lugares se expone a la chusma y los sapos. No…no me gustaría que le pasara algo.
Esa es la puta verdad pero no se lo pienso decir pues él lo sabe. Que se haga pendejo es otra cosa.
“¿Ya viene? Dese prisa, tengo casa llena y una sorpresa que le he preparado con mi gran repertorio culinario. Se va a chupar los dedos”
Es el mensaje de Henry que leo y esbozo una sonrisa.Su forma de escribirme no deja de sorprenderme.
Anoche me puso entre la espada y la pared. Me sorprendió que le dijera a su padre que le ofrecí un negocio.
Tuve que decirle que mejor hablaríamos de ello hasta que estuviese mejor. Que el medico ordeno reposo y que el negocio puede esperar.
Pobre tonto.
No tiene idea del negocio que le voy a proponer.
Que le ponga ceros a su preciado culo virgen.
Cada centavo lo vale. Voy a romper a Henry en mil pedazos, quiero, se me antoja joderlo con honores.
Mío.
Ese niño tonto nació para ser mío aunque sea solo una noche. Una que no olvidara en toda su jodida vida.
“El chofer se está terminando de estacionar”
Escribo para ver por mi ventanilla que Daniel se está aparcando frente a su casa. ¿Qué será esa sorpresa que me tiene?
Quede de venir a ver como estaba y me dijo que tenía algo para mí en pago por lo que he hecho por él. Le dije que no pero joder…que insistente es.
Accedí.
Uno de mis escoltas me abre la puerta y desciendo de mi limusina. Me ajusto el saco, abrocho mi botón de este y me retoco la corbata. Quiero lucir bien para él.
Quiero encantarlo.
Joon camina a mi lado y mis otros escoltas solo aguardan por ahí.
Toco la puerta y no tarda nada en ser abierta.
Una jovencita de la edad de Henry me recibe muy amable y me invita a entrar. Miro a Joon y este se encoje de hombros.
—Pase, Henry está en su habitación—me conduce por el pasillo a su habitación y la sigo.
Me llevó una sorpresa cuando entro.
Varios chicos están pintando la habitación de Henry. Tienen los muebles cubiertos con mantas, papel en el piso, botes de pintura blanca por todos lados, una escalera en el centro donde un chico arregla la luz del centro.
—Henry, tu visita llego—la chica lo llama al baño.
No tarda en salir. Trae una brocha en mano, un viejo suéter gris que le queda grande y un pans deportivo negro a juego con sus converse desgastados.
— ¡Señor Fridman!—corre a mí y me pasa el brazo por los hombros. — ¿Qué le parece? Mis amigos me han regalado pintura para pintar mi cuarto, me han venido ayudar a pintarlo. ¿No es genial?
Sonríe feliz, expresivo mirándome en ese abrazo. En esa cercanía.
Muchacho confianzudo.
—Vaya—expreso en serio sorprendido de la clase de amigos que tiene. —Es algo increíble lo que tus amigos han hecho. Tienes…tienes buenos amigos.
—Usted también es mi amigo joder—me da un par de palmadas en el hombro en ese abrazo. — ¡Oigan ustedes!—llama a sus amigos y estos dejan sus labores para vernos. — ¡Él es el señor Fridman y es mi amigo! ¡Saluden hijos de puta!
— ¡Buenos días señor Fridman!—todos al unísono ante la orden de Henry.
Dios.
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𝓜𝓪𝓽𝓱 𝓕𝓻𝓲𝓭𝓶𝓪𝓷
Teen Fiction(Trilogía de Math Fridman) Novela LGBT Vol. 1 ¡MUY PRONTO EN FÍSICO! Un mafioso hijo de puta con gustos un poco perversos. Un jovencito de malos modos, repartidor de periódicos de día, y mesero de noche. ¿Qué tienen en común? Uno cumplir con su par...