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Joon Fridman

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Joon Fridman.

Hace tres días que Fabricio me dejó.
Se marchó sin mirar atrás y me cuesta creerlo. Un error, una duda, algo estúpido que paso tan rápido y me arrepiento de ello. Jamás imagine que pudiese reaccionar asi.

Le he enviado sin fin de presentes a la casa de Peter pues se ha quedado con el, pero no obtengo respuestas y cambio su numero de teléfono. El no quiere saber nada de mi. En el bar que nos hemos cruzado, ha mantenido su distancia conmigo, no me deja acercarme para nada. Me rogó dejarle en paz, vaya, ni siquiera me mira.

Soy un imbécil, no le he dicho nada a Math porque no tengo cara, dude de él y Fabricio. Ademas, ya no tiene caso decirle.

Lo veo pasar a la cocina del bar con una pequeña bandeja. Aprovecho que Math esta en una llamada por ahí, y lo sigo.

—Fabricio—le llamo y se gira para verme—, ¿podemos hablar?

—Ya te dije que no, por favor déjame en paz Joon.

Y rodea la encimera para evitar pasar a mi lado, pero lo alcanzo. Lo tomo de la mano para meterlo a mis brazos de una sacudida. Lo estampo a la pared y lo beso.
Mierda, cuanto deseaba tocarlo, besarlo y oler su delicioso perfume de flores.

Forcejea, me empuja con sus palmas en mi pecho, pero mas lo aprieto y lo sigo besando. Lo extraño, lo amo, lo necesito y quiero que me perdone.
Lo siento sin aire y lo dejo respirar.

—Te amo, perdóname por favor—apoyo mi frente a la suya. —Jamas quise lastimarte príncipe.

Beso la cicatriz de su frente y se me escapa una lagrima. Soy un imbécil, el mas grande de todos.

—Por favor Joon, suéltame—me empuja, pero no lo suelto.

—Me arrastraria a tus pies por que me perdones príncipe—busco sus ojos, pero el ya no me mira como antes. Sus ojos azules del mar, están tristes.

—Lo haría Joon, pero por primera vez en el tiempo que estuve contigo, tuve mucho miedo.

—Yo no quería lastimarte, jamás te haría daño mi amor.

— Sigo aterrado, por las noches me levanto de la cama llorando de miedo porque te escucho gritándome y luego veo sangre en mis manos y no puedo olvidarlo.

—No me tengas miedo mi vida. No lo hagas.

—Dame tiempo.

—¿Cuánto? ¿Cuánto mas debo soportar esto? Que no despiertes a mi lado me esta matando.

—Joon, yo…

—¡¿Cuánto?! ¡¿Cuánto mas maldita sea?!—golpeo con un puño la pared detrás de él, a un costado de su cabeza.

Se encoge en mis brazos cuando grito, y cierra los ojos. Se cubre los oídos, niega con la cabeza y comienza a llorar.

—Basta por favor, me asustas—tiembla.

𝓜𝓪𝓽𝓱 𝓕𝓻𝓲𝓭𝓶𝓪𝓷 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora