(Trilogía de Math Fridman)
Novela LGBT Vol. 1
¡MUY PRONTO EN FÍSICO!
Un mafioso hijo de puta con gustos un poco perversos. Un jovencito de malos modos, repartidor de periódicos de día, y mesero de noche.
¿Qué tienen en común? Uno cumplir con su par...
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— ¡Más…más por favor!—suplica hecho un desastre en la cama. En puño se aferra de las sabanas mientras me lo como.
Le he puesto en cuatro en la cama y con ambas manos separando sus glúteos, degusto del sabor a sexo de su ano. El en serio se preparó para esto.
Me confesó haber buscado todo lo relacionado a un buen sexo gay. Quería saber cómo ser una pasiva y vaya que lo hizo bien.
—Mmm…que rico estas, sabes dulce mi niño—la punta de mi lengua juguetea en su entrada y parece convulsionar. Le doy una nalgada y amaso su trasero que ya luce rojo por todas las palmas que le he dado y la fusta con la que me ha dejado jugar.
Mientras la droga que le he hecho tragar, hacia su efecto, le ordene masturbarse a piernas abiertas recostado en la cama mientras yo solo observaba a un lado de la cama. Disfrutando la vista.
Tomo el lubricante que he puesto a un lado y lo preparo. Pongo suficiente en su ano e introduzco mi dedo medio con cuidado. Muy…muy despacio.
—Respira y relájate cariño—le pongo un beso la cadera.
—Eso…eso duele… ¡ah!—se queja y tiembla cuando mi dedo se va abriendo paso en su apretado culo. Mierda, que estrecho. Tan virgen, tan mío.
Una vez mi dedo esta todo dentro, es obvio que toco su botoncito mágico.
— Ah…ah…sí…sí. Ahí…ahí…ahí—se contorsiona, mueve su culo de adelante hacia atrás. Follandose con mi dedo. ¿No que no bebe? ya creo que estás pensando en esa mocosa imbécil. Si como no.
— ¿Qué quiere mi bebe?—le cuestiono metiendo lento otro dedo.
—Más un poco más.
Y meto el tercer dedo ante su petición. Lo follo un poco con estos para prepararlo. Meto y saco logrando que la habitación se inunde de sus gemidos, de sus grititos de placer. Henry nació para ser una puta pasiva. Mi puta pasiva esta noche.
Mío.
Tijereo su lindo culo, le asesto varias nalgadas que le dejaran marcas por días. Le beso la cadera, le muerdo también.
—Si…si sigue así termino. Juro que…que termino—amenaza hecho un temblor con correrse pero no lo puedo permitir. Aún no.
Saco mis dedos y en automático se deja caer en la cama. Perdido, jadeante y con su culo escurriendo lubricante.
Me levanto de la cama y me limpio con la sabana. Lo tomo de los tobillos y lo giro de una sacudida. Me mira con su boquita entre abierta. Esta con la polla a reventar. Totalmente dura como un fierro, venosa y húmeda por el pre seminal.
Nuestros ojos hacen contacto, me sostiene la mirada y se relame los labios.
—Ven aquí y ayúdame bebe—le llamo y se acerca. Se arrodilla frente a mí. Le tomo del mentón y elevo su rostro. —Voy a follarte la boca, ¿crees que puedas soportarlo?—asiente con sus pupilas dilatas. Me voy a bajar la cremallera pero interviene. Lo dejo que sea el quien lo haga.
Desliza mis pantalones abajo y ayudo sacándole de mis pies. Me quito los zapatos y las medias. Me quedo ahora quieto parado frente a él. Me observa con deteniendo todos mis tatuajes. Tengo el cuerpo decorado de muchos.
— ¿Qué pasa?—cuestiono y eleva su mirada para verme.
— ¿Le dolieron?—arrastra las palabras en susurro. No es el.
—Un poco.
— ¿Puedo…puedo tocarlos?—asiento a su pregunta y lleva sus palmas con temor a mi pecho. Sus manos me hacen vibrar. Son suaves, delgadas de largos dedos. Tal vez en su otra vida fue pianista.
Lo observo recorrer mi pecho con las yemas de sus dedos. Lento, suave, aun con manos un poco temblorosas.
—Bésame Henry. Hazlo, tócame.
Dicho esto, acerca su boca a mi pezón y succiona.
Hace lo mismo que hice con él. Succiona con ganas. Lo tomo de los hombros en un suave contacto y lo dejo que se amamante como un crio.
—Mmm…Henry…que rica boca tienes.
Su hábil lengua juega mi pezón y me hace vibrar el esqueleto. Una corriente eléctrica viaja por toda mi columna y crece un enorme deseo de besarlo.