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Ocho de la noche ya y por fin festejare como se debe en mi bar

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Ocho de la noche ya y por fin festejare como se debe en mi bar. La Orquídea Negra es mi bebe. Es un prestigioso bar al que puedes llegar y ser atendido como rey. Pides lo que quieras y se te proporciona sin chistar.

Lo que sea.

—Hola cariño, te extrañábamos—un par de jovencitos se sientan a mi lado para consentirme. — ¿Qué quiere esta noche el señor Fridman?

Uno me besa el cuello mientras el otro me susurra del otro lado en el oido y me acaricia la polla.

—De todo mis bebés. Hoy quiero servicio completo—tomo a uno de ellos y lo monto en mi regazo, a piernas abiertas. Me como su boca con necesidad mientras el otro chico besuquea mi cuello.

Como extrañaba esto.

Joon debe estar por ahí en el bar. No lo sé.

Yo me beso y me toqueteo con los lindos jovencitos que gustosos complacen  todas mis peticiones.
Los jodere en mi oficina sobre el escritorio o en el sillón. Tengo unas ganas brutas de un buen sexo. Un trio.

De pronto suena a todo volumen Doja Cat con Say So.

Ese tipo de música cuando estoy yo no me gusta, yo amo el Jazz.

—Buena rola—comenta el chico que tengo en el regazo y lo saco para buscar con los ojos a Joon y me diga que mierda pasa. Lo veo que ya viene a mí con una copa en mano y una risa que no puede con ella.

¿Qué diablos…?

Ordena a los dos chicos retirarse y se sienta frente a mí.

— ¿Qué pasa?—le cuestiono viéndole dar un sorbo a su trago.

Niega con la cabeza y ríe. Esa risa.

Pone el vaso en la mesa y apoyando sus antebrazos en esta, se inclina y me habla fuerte y claro.

— ¡No te imaginas quien baila en la pista con esa canción!—me señala con el mentón la pista. Fijo mis ojos en la pista con fino detenimiento hasta que entre la multitud lo veo.

Mierda.

—Henry.

— ¿Y ya viste con quien baila y a quien besa?

—Vanesa. Esa hija de puta.

No.

Nadie debe besarlo. Su boca es mía.
Henry es mío.

¿Qué hace son esa infeliz y en mi bar?

Me jode.

La infeliz no deja de cantarle siguiendo la letra de la canción y bailarle como si no existiera un mañana. Provocándole en cada letra, en cada movimiento. Él tan idiota le sigue todos los movimientos apresándole de la cintura con sus manos besándola y ella…ella…sus putos brazos parecen tentáculos tocándole por todos lados.

𝓜𝓪𝓽𝓱 𝓕𝓻𝓲𝓭𝓶𝓪𝓷 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora