24

517 45 5
                                    

He buscado por toda la fiesta a Joon y no sé dónde diablos se ha metido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

He buscado por toda la fiesta a Joon y no sé dónde diablos se ha metido.  Unos meseros me han dicho que le vieron hablando con Henry.

Debo volver adentro, me despediré de Sandy e iré a casa. Mañana tendrá que explicarme que  mierda pasa.

Cuando entro al salón veo justo a Henry salir por la puerta trasera en compañía de otro mesero. Debo preguntarle donde esta Joon. Solo es una pregunta.

Atravieso el salón y voy detrás de él. Cuando llego al patio trasero, lo veo conversar en susurros con su amigo mesero.

—Henry—le llamo y me mira un segundo para luego ignorarme— ¿Has visto a Joon?—no responde a mi pregunta, sigue conversando con el chico que le acompaña. —Henry.

No me hace un puto caso. Se despide de su amigo mesero que se retira del lugar pasándome a un lado cabeza baja. Veo a Henry guardarse algo en el bolsillo y me acerco a él.

—Henry—lo tomo del brazo en un suave toque.

— ¡Suélteme!—se revira asestándome una bofetada. Con una mierda. ¿Ahora que putas le da por abofetearme?

— ¡¿Qué demonios te sucede?! ¡¿Por qué me golpeas?!—le reclamo llevando mi mano a la mejilla. A mano abierta sí que arde.

Nadie nunca me ha abofeteado. De hecho él es el único y esta es la tercera vez que lo hace. La primera se atrevió a darme un puño en la boca cuando lo bese a la fuerza en mi fiesta.

— ¿Qué? ¿Acaso no es así como abofetean las pasivas?—me mira con desprecio. Asco y neutro en facciones.

—Solo quería saber si…

—Joon debe estar en el baño. ¡Ahora déjeme en paz!—y se gira para retirarse.

— ¿Tu padre lo sabe?—le cuestiono deteniendo sus pasos. — ¿Él sabe que correrás para Peter? Creo que…que no deberías hacerlo. Si algo te pasa tu padre sufriría mucho. Digo, no sé.

Se gira y se acerca en pasos decididos. Frente a frente. Sus ojos se clavan en los míos.

— ¿Ahora le preocupa mi padre? Que irónico, ¿no cree? Digo, porque hace dos semanas no le importaba el hijo de ese pobre hombre que solo vive para hacerme feliz. Para amarme y querer lo mejor para mí. Para despertar en las mañanas e irse a trabajar a pesar de su diabetes y su artritis. Porque ese hombre que yo tanto amo, no tiene idea de lo roto que esta su hijo ahora. ¿Y quien cree que lo rompió? Bingo, el gran señor Math Fridman. El todopoderoso al que nadie le dice que no. El que me ha regalado una dependencia a las drogas para que no me den ataques de ansiedad. Gracias por ello pero creo que ya usted hizo suficiente por mí, ahora piérdase de mi vista.

—Te recuerdo que fuiste tú quien fue a mi casa.

—Fui porque usted me orillo a ello.

—No te quejaste cuando gemías alto debajo de mí.

𝓜𝓪𝓽𝓱 𝓕𝓻𝓲𝓭𝓶𝓪𝓷 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora