Una promesa.

393 22 2
                                    

Tristan:

Tenía miedo. Lo sé, es muy estúpido que un chico tenga miedo, pero muchos tienen miedo a algo y no lo dan a conocer. En mi caso, tenía miedo decirle todo o una parte sobre mi vida a Samantha.

El beso no fue para cambiar de tema o para dejar en el olvido lo que le contaba. Simplemente necesitaba de ella.

No sabía que decirle luego de que los besamos. Ella se dio cuenta, soltó una pequeña risa y la imité.

-Lo siento, yo... -sonreí algo incómodo.
Rió: -Tristan, Tristan, Tristan -ojalá siguiera diciendo mi nombre una y otra vez, pero no aquí, en un lugar más privado. Sólo los dos, nadie más- eres bueno haciendo recordar, pero te quedaste sin palabras luego de esto -me miró algo sonrojada.

Reí: -Lo siento. Entonces... -me miró esperanzada.

-¿Sí?

-¿Te sigo contando la historia?

-Ah, claro -sonrió a penas- continúa -Sam, se que esperabas algo más, pero no lo diré ahora. Tomé aire y trate de continuar.

Le conté lo de la última vez, cuando llegué y encontré a Ariana y Carter a punto de morir. Sabía que no pasaría, Kevin no es una gran amenaza. No lo mataría de todas formas, el me guiará de una forma u otra hacia la persona que está detrás de todo esto.

Samantha quedó pasmada, no podía creer lo que le decía.

-No se que me hubiera pasado si me enteraba que mi mejor amiga y hermanastro estaban muertos -la preocupación se hacían y notoria en sus ojos.

-Tranquila, ya pasó -le extendí mis brazos par abrazarla y ella reaccionó de inmediato, se acurrucó en mi pecho y la abracé.

Me gusta Samantha y no se cómo decírselo, quizás ya se ha dado cuenta, pero no se sí querrá ser algo más que mi amiga con todos estos problemas que he causado y que tengo. Yo soy uno de ellos y no debí llegar a ella.

-Te contaré algo que nadie sabe a excepción de mis familiares, es sobre mi madre. La extraño tanto -ese sentimiento de dolor y enojo, volvió a mi. Debía mantenerme fuerte de todos modos, no dejaría que ella me vea débil, pero algo me dice que me verá triste.

-¿Qué pasa con ella? -frunció el ceño.

-Ella... -tapé mis ojos con mi mano derecha- ella está en prisión.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Es injusto -golpeé el sofá con fuerza.

-Pero, ¿hizo algo malo? -tomó mi mano y la acarició para que me relaje.

-Ella no hizo nada -putas lágrimas- Ella estaba trabajando con mi abuela en su joyería. Yo estaba en cama durmiendo como de costumbre hasta tarde por ser sábado. Luego de despertar como a medio día, salí de mi habitación para desayunar y comer lo que había preparado mi nana, esa señora era como de la familia, me cuidaba, me ayudaba cuando no entendía alguna tarea, cocinaba para mi y todo eso. Tenía hambre y salí a comer, pero ella no estaba, no había nadie en casa, así que me senté a mirar televisión. De pronto sonaron las sirenas de la policía. Abrí la puerta principal y salí a ver, mi padre bajó corriendo de uno de los autos de policías, me alzó en sus brazos, me abrazó, estaba llorando, le pregunté porqué lloraba y no me lo decía. Durante los siguientes días, él salía de casa y no volvía hasta muy tarde, mi nana no venía mucho, estaba solo -no podía evitar las lágrimas, van y vienen. Samantha me escuchaba atenta, pero se notaba que tenía unas mil preguntas en mente, aún así, me dejó hablar- nadie me contaba nada, mi madre no venía a casa ni por las noches y eso me empezó a preocupar. Un día, solo como de costumbre, encendí la televisión y estaba en el canal de noticias...

Samantha:

Tristan se quedó callado, las lágrimas caían con fuerza y parecía que nunca dejaría de llorar, quería abrazarlo, pero primero dejaría que me cuente todo, así lloraría una sola vez y no en cada momento en el que recuerde algo triste.

-Dijeron que mi madre estaba en prisión por matar a mi abuela paterna -sus lágrimas cesaron, me pareció raro ya que esa me pareció la peor parte de la historia.

-Tristan -lo miré triste.

-¡Yo sólo tenía 10 años! ¡A pasado mucho y extraño a mi madre! -me acerque a Tristan y lo abracé, estaba prácticamente sentada sobre él, esto podría parecer comprometedor, pero sólo quería abrazarlo, nada más que eso.

-Yo te ayudaré a sacar a tu madre de allí, lo prometo -dije en su oído- si ella hizo eso, pues es, ¡es un humano! Comete errores, pero merece perdón, además...

-¡No, Samantha! -me hizo a un lado y se levantó dejándome sentada en el sofá- ¡ella no es culpable! -gritó- ¡ella no fue quien mató a mi abuela! ¡ viví engañado por un año pensando que mi madre la mató! ¡Hasta llegué a odiarla! -gritó entre llantos.

Estaba muy asustada. En eso mi madre bajó las escaleras muy rápido.

-¿Qué pasa aquí? ¿Están bien? -me miró y luego a Tristan, se quedó viéndolo llorar.

-Yo... -Tristan nos miró, enredó sus dedos en su cabello, nervioso- perdónenme -giró sobre sus tobillos, abrió la puerta y se fue.

-¡Tristan! -corrí hacia la puerta, pero mi madre me lo impidió- ¡Suéltame! -me solté de su agarre, abrí la puerta y miré a los lados, se había ido, me había dejado de nuevo.

Esto parecía una pesadilla, no podré tener paz si sigo con esto, pero aunque quiera irme no lo haría. Lo quiero y tengo una promesa por más que el no la considere una. Su madre saldrá de ese lugar, tengo que ayudarlo. Él me necesita.

__
La novela me gusta cada vez más ❤️

Dulce Lado Oscuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora