Nena, no soy un criminal.

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Llegamos a casa, todo tranquilo al fin, Milton daba una siesta y bueno yo solo revisaba mis correos y mi Facebook. Mis amigos en San Diego se habían mudado o quizás viajaban por trabajos asi que no me contactaba mucho con ellos; fue raro encontrar a Alisson. Planeaba trabajar en algo sencillo y luego viajar a otras ciudades para trabajar en lo que estudié, veterinaria y literatura. Prefería ser escritora así que ya vez eso haga más adelante, amo leer y escribir mis propias historias.

- ¿Sam? -restregó sus ojos.

- Dime -sonreí- Hey, ¡Despertaste al fin! -me quité mis anteojos, me encontraba leyendo en la sala.

- Desperté hace rato -rió- ¿Podemos ir al parque? -suplicó con una tierna sonrisa.

- Umh.. -miré la hora en mi móvil, eran las 5.40 pm- Es algo tarde, Milton -enarqué una ceja.

- ¡Por favor! -hizo un puchero.

- Okey, okey -sonreí- ¡Ve a vestirte!

Subió rápidamente las escaleras: - Yeii -grito contento.

- ¡No olvides tu abrigo! - reí.

Minutos después, Milton bajó con su abrigo puesto y unos guantes en sus pequeñas manos. Fuí a sacar su bicicleta de la parte trasera de la casa, para luego dirigirnos al parque, el cual no estaba muy lejos, sino a la vuelta de nuestra casa.

- Bien, llegamos. Puedes ir a dar unas vueltas en tu bici, pero no te alejes mucho ¿okey? -me miró.

- Si, esta bien.-sonrió y pronto se fue.

Hacía algo de frío, por suerte traía un sweater, era blanco con dibujitos de gatitos negros. Llevé un bolso en donde cabía a la perfección un libro, ''La princesa que creía en los cuentos de hadas'', trataba sobre una princesa, pero no era infantil. Usaba mis anteojos; me senté en una banca con espaldar de madera. El sol comenzaba ocultarse. Estaba tan concentrada leyendo, ese libro me gustaba mucho... Algo, un sonido, interrumpió mi lectura, esto ya me estaba molestando. Era esa moto, paso frente a mi, por la autopista y dio la vuelta al parque.

- ¿Tryt? -susurré, lo seguí con la mirada- ¡No puede ser, Milton! -de inmediato corrí hacia donde estaba Milton. Corría muy rápido, me tropecé con varias personas, pero debía llegar hacia la zona en la que estaba Milton, el no debe hablar con extraños ¿Y si es un criminal? ¡Uno ya no sabe con quien  anda la vecina! Camile no debe estar en cosas buenas.

- ¡Milton! -dije con la respiración agitada. Milton hablaba con ese tipo, el cual su nombre desconocía, a excepción de su sobrenombre. No podía ver su rostro, solo sus ojos color avellana, traía el casco puesto.

- ¿Qué  pasa? Sólo conversaba con mi amigo -lo señaló. Tryt, se quitó su casco y me dedicó una sonrisa, sentí como mis mejillas se ruborizaban por alguna extraña razón.

- Hola, mucho gusto -me extendió su mano- mi nombre es Tristan.

- Ho-Hola -sonreí, ya basta, Sam, deja de temblar. Tomé su mano y la solté a los pocos segundos- Mi nombre es Samantha -me puse seria de nuevo- Veo que conoces a mi hermano- tomé de la mano a Milton.

Soltó una pequeña risa: - Tu hermanito es mi pequeño amigo -vaya sus ojos me distraían. De seguro yo estaba hecha un desastre y ¡rayos! había olvidado quitarme mis anteojos, no podía verme mas tonta.

- Bueno... -Tristan me interrumpió.

- Tengo una hermana menor, ella es amiga de Milton -me guiñó el uno de sus bellos ojos,¿por que mierda lo hizo?- Tu hermanito me cae muy bien a mi también -introdujo las manos en sus bolsillos delanteros de su pantalón- Además, veo que eres una hermana muy preocupada -hizo énfasis en ''una hermana muy preocupada'', para luego dar una pequeña risa- Hey, nena, no soy un criminal. -arregló su cabello.

Estaba oscureciendo, una vez en casa podría hablar con más tranquilidad con Milton, quien me debía muchas explicaciones.

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Dulce Lado Oscuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora