Ven.

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-¿Eres consciente de lo que pides? -susurró en mi oído- Quieres lo que las otras chicas han conseguido pero, ¿sabes que es? -besó mi cuello haciendo que soltara un jadeo. Asentí con dificultad.

Tristan hacía círculos con sus dedos en mi cintura.

-Follé a esas chicas. Nada más que eso. Sin compromisos, sin nada que nos relacionara luego. ¿Eso es lo que quieres? ¿Quieres que te folle?

Por supuesto que no, quisiera mucho más que eso.

-Sí.

Me sentí sola, giré para mirarlo y ya no estaba. ¿Cómo había desaparecido tan rápido?

-¿Samantha? Hey, tranquila.

Todo fue un sueño. Dios santo, había sido un puto sueño.

-¿Qué pasó? -pestañeé un poco para que mis ojos se acostumbraran a la luz del televisor- ¿Por qué te fuiste? -apenas pude verlo fruncir el ceño mientras ocultaba una sonrisa.

-No fui a ninguna parte, Samy -acercó sus labios a mi frente y me besó.

Genial, mi cabeza estaba sobre sus piernas. Algo pasó, algo pasó mientras dormía.

-¿Me dirás que pasó entonces? -lo señalé confundida. A los dos segundos se dio cuenta de que me refería a por que mi cabeza estaba sobre sus piernas.

Soltó una risita: -Querías dormir ya, pero no tenía ganas de subir aún. Te enojaste por eso y terminaste quedándote dormida sobre mi hombro a media película -quitó uno de los mechones de mi cabello que caía por mi rostro y lo hizo a un lado- me dolía el hombro y no te veías muy cómoda -sonreí.

Sólo fue una simple discusión, no arruiné nada. Que alivio.

-¿A dónde pensaste que fui? -sonrió.

-No lo sé -me levanté y quedé sentada en el sofá a una distancia más larga de Tristan.

Me froté las los brazos, hacía más frío de lo normal.

-Lo siento, encendí el aire acondicionado, no soportaba el calor, pero al parecer tienes frío. -asentí- Ven -separó sus brazos y me hizo señas para que me acurrucara junto a él, ¿qué rayos pasa?

-Estoy bien, sólo iré por alguna manta -intenté levantarme pero me detuvo.

-Despertarás a Mary, ven, Sam -al ver que no me movía, se deslizó hacia mi, luego de cruzar mis piernas, él me rodeó con su brazo derecho y su cuerpo me calentó de a poco.

-Esto es raro, ¿estás bien? -rió a penas.

-Si tú lo estás entonces yo también -acarició mi brazo con su pulgar y sonreí.

No sé que le pasa, pero no quiero que esto acabe. Es muy raro para ser verdad.

Dulce Lado Oscuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora