De nuestro lado.

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Narrador omnisciente:

A la mañana siguiente, Tristan fue el primero en llegar al hospital. Rara vez llegaba en taxi, pero ahora sí que tenía motivos para no llegar en moto.

-Buenos días -dijo desesperado- Ayer me dijeron que podía pasar a visitarla hoy -dijo sosteniendo un ligero ramo de rosas rojas, las favoritas de Samantha.

-Buenos días -dijo frunciendo el ceño la asistente- ¿De quién esta hablando?

-Oh, lo siento. Hablo de la señorita Samantha Green Parker -dijo peinándose el cabello hacia atrás.

La asistente miró en su computadora: -Al parecer la señorita Green ya puede recibir visitas. ¿Usted es...

El chico no sabía si mentir y decir que es algún familiar de Samantha para que así lo dejen pasar o mentir aún más diciendo que es su novio: -Soy su novio.

-Oh, bueno sígame -la asistente guió a Tristan por unos largos pasillos hasta llegar a la habitación de Samantha- Es aquí -sonrió a punto de abrir la puerta- tienes media hora, el doctor le cambiará la gasa de sus heridas luego de dicho tiempo.

-Muchas gracias -dijo Justin luego de que la asistente abriera la puerta de la habitación. Segundos después  hacer eso, ella se marchó.

Tristan, aún sin mirar directamente a Samantha, dio un gran suspiro y entró a la habitación, cerró la puerta y miró a Samantha. Ella estaba dormida. Tristan se acercó con timidez y se dispuso a mirarla de cerca, trató de contener las lágrimas y tomó la mano sana de Samantha luego de depositar las rosas en una mesa al lado de la cama en la cual ella dormía.

Se sentó cuidadosamente en la cama aun sin soltar la mano de Sam. Al desviar su mirada del rostro de Sam hacia su mano, se dio cuenta de que llevaba puesto el anillo que él le regaló. Una sonrisa se formó en su rostro al ver ese detalle, pero ¿Por qué las enfermeras o el doctor no le quitaron el anillo?

-Lo siento tanto, Sam -dijo finalmente al borde de llorar- Siento haber desconfiado de ti, siento no haberte creído, siento que yo te haya causado todo esto. Espero que puedas perdonarme -lágrimas caían por el rostro del chico muy arrepentido- Sólo quiero que me perdones por todo lo que he hecho, si después de eso, ya no quieres verme nunca más, lo aceptaré -dijo mirando al suelo.

El muchacho no se había dado cuenta que desde que él tomo la mano de Samantha, ella estaba "despierta" pero permanecía con los ojos cerrados. Mientras el chico permanecía cabizbajo, ella apenas sonreía para que Tristan no lo notara. A pesar de todo ella estaba dispuesta a perdonarlo, las físicas sanarían mas rápido que las heridas interiores que él había causado con alejarse de Samantha, pero juntos harían que todo mejore.

-Tristan -dijo con los ojos un poco húmedos.

Él levantó la mirada para verla. La expresión en su rostro cambió cuando ella lo miró. De alguna forma se sentía bien al verla sonreír.

-Despertaste -su sonrisa se ensanchó.

Ella asintió: -Escuché todo lo que dijiste. Tristan, me hiciste daño en varias ocasiones, pero mereces ser disculpado.

-Yo... No, no me esperaba esto... ¡Gracias! -exclamó, trató de tranquilizarse y sonrió de nuevo.

Ninguno supo que decir. Sin pensarlo dos veces Tristan se acercó a Sam y le dio un beso en la mejilla.

-Veo que no te quitaste mi anillo -ella frunció el ceño, soltó el agarre que tenía con Tristan y contempló el anillo colocado en su dedo anular.

-Tampoco pensaba quitármelo, pero creí que los doctores me lo quitarían.

-Bueno, al parecer ellos están de nuestro lado -rió seguido de una sonrisa un poco mas amplia de Sam.

Pasada la media hora, Tristan se fue a empujones, la enfermera no tuvo otra opción para sacarlo de la habitación. Samantha no paraba de reír al ver la escena que hizo Tristan.

-Al parecer ya se encuentra mejor, señorita Samantha -sonrió el doctor.

-Eso parece -dijo tímida.

-Ese chico sí que se preocupa por ti -Samantha sonrió al oír las obvias palabras del doctor.

Un mes y medio parecía una eternidad, Samantha ya había considerado quedarse a vivir allí.

Tristan iba casi todos los dias a visitar a Samantha, ya había pasado dos semanas, aun faltaba mucho para que le dieran de alta. Él le llevaba rosas, peluches y a veces llegaba sin nada porque "había estado muy ocupado", pero a Sam no le interesaba tanto lo material. Sin embargo, ella había notado algo raro en Tristan, tenía moretones en el rostro y además traía los nudillos con raspaduras. Tristan no quería hablar sobre eso cada vez que Samantha le preguntaba el porqué de sus heridas.

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Y ese fue un maratón sin previo aviso :D gracias por leer, no olviden votar :)

Dulce Lado Oscuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora