¿Puedes perdonarme?

433 26 0
                                    

-¡Buenos días! ¡Hace mucho que no te veía! -exclamé, luego me acerqué a Alisson y la abracé.

-También te eché de menos -sonrió y se apartó de mí -Bueno, en serio me gustaría charlar más contigo, pero ya es hora de trabajar -sonrió de nuevo- Ven, vayamos por tus cosas -me guió a la puerta con ingreso sólo para personal y me dio mi antiguo casco, guantes, gafas especiales y un cinturón con algunas herramientas.

Atendí a pocos clientes hoy, solo a cinco. Había una chica nueva, creo que se llamaba Lorence, ella no parecía ser muy amable, me miraba mal y ya había atendido a más de cinco clientes. Su apariencia era... "Diferente", su cabello era muy negro y le caía un mechón de éste sobre el rostro, traía un delineado negro sobre sus párpados, el color de su labial era rojo y su vestimenta era negra también. No me agradaba en lo absoluto.

-Hola, disculpa ¿Dónde es el sector de cascos? -miré hacia la persona que dijo eso. ¡Madre mía! ¡Es Tristan! ¡Y le está hablando a esa!

-Por allá, ven, sígueme -sonrió y me miró victoriosa. Tristan no se dio cuenta de mi presencia, o simplemente hizo como si yo no estuviera allí.

Minutos después, ellos volvieron, se les veía muy "amistosos", hasta llegué a pensar que conocían desde antes.

Tristan traía un nuevo casco en sus manos, yo me encontraba arreglando unas cosas en los organizadores.

Tristan me miró, agachó la cabeza, sacó su dinero para pagar y finalmente poder irse. Ahora es cuando me doy cuenta de que lo extraño.

••

-¡Milton! -grité por la ventanilla del auto- ¡Vamos! ¡Ven, ya! -sonreí al ver a mi hermanito correr hacia mi.

-Hola, Sam -dijo con su voz chillona.

-Hola, Milton -le respondí el saludo-    ¿Qué tal tu día? -puse en marcha el auto para dirigirnos al típico restaurante al que íbamos casi siempre.

-¡Aburridoooo! -suspiró.

-¿Por qué? Nunca te oí decir que te parece aburrido el kinder.

-Es que hoy no fue Mary, y ayer tampoco -pensé que Mary ya no faltaba al kinder, algo anda mal.

-De seguro estaba enferma, ya no te preocupes -traté de calmarlo.

-Okey -suspiró de nuevo.

Al llegar a casa me encontré a Mathew y a Ariana recogiendo los platos de la mesa. Había olvidado que con Mathew en casa, todo sería diferente.

-Hola, Samantha -me dijo mientras se dirigía a la cocina con Ariana, quién volteó y me hizo una seña de "estas muerta"- ¿Se puede saber por qué no vinieron a almorzar? -le señalé a Milton el piso de arriba, significaba que se fuera a su habitación y se cambiara.

Me dirigí a la cocina: -Lo siento, no sabía que cocinabas -Ariana no pudo contener una risita, la cual se le escapó de la boca- Quiero decir, eh... Con Milton siempre vamos a un restaurante, ya que mamá no está en casa para preparar algo y pues no sabía que harías el almuerzo.

-De acuerdo, pero ya sabes que yo soy el que cocinará de martes a viernes y ustedes dos, señoritas, cocinarán los fines de semana. -ambas asentimos.

-Pero, ¿Qué hay de Carter? -cuestionó Ariana- ¿Él no hará nada?

-No lo sé, -salió de la cocina- Si necesitan ayuda, pues pídansela -subió al segundo piso.

-¡Ja! -dije cuando ya se había ido- ¡Que gracioso! ¡El muy perezoso de su hijo no hará nada! -me crucé de brazos.

-Ya, Sam, tranquila. Me tienes a mi, no necesitamos a ese tarado -ambas reímos, pero me puse seria de nuevo- Hey, ¿Pasó algo, amiga?

-No -mentí. La verdad estaba algo mal por ver a Tristan hoy y no poder decirle ni "Hola" por el simple hecho de que estaba molesto conmigo.

-Te conozco, Samantha, algo pasa. Bueno me lo contarás luego, yo me tengo que encargar de lavar todo.

-Déjame ayudarte -me ofrecí.

-No, no. Tú, ve a descansar. Y... -bajó la voz- trata de no toparte con Carter, está de muy mal humor, ese chico sí que es raro.

-De acuerdo, gracias -giré sobre mis tobillos y me dirigí a mi habitación.

-Sam -dijo una voz masculina, estaba a punto de entrar a mi habitación pero me detuve- Sam -repitió, Carter- ¿Podemos hablar un momento? -voltee a verlo.

-¿Que quieres ahora? -alcé una ceja.

-¿Podemos hablar? -asentí de mala gana- pero adentro, no quiero que nos escuchen -¿Qué?

-¿Cómo dices? -me puse seria.

-No, no me mal interpretes. Prometo no sobrepasarme contigo otra vez, pero déjame hablar contigo adentro.

-De acuerdo, pero si intentas algo, yo...

-No lo haré -me interrumpió. Entramos a mi habitación.

-Bueno, ¿Qué es lo que quieres decirme? -me senté en mi cama, Carter se sentó a mi lado.

-Samantha, Puedes... ¿Puedes perdonarme? No quiero que estés molesta conmigo, me caes muy bien, no quiero que nuestra relación de hermanos se arruine por mi culpa. Perdóname, por favor -suplicó. Lo pensé unos segundos y decidí perdonarlo. Es un humano, comete errores y merece ser disculpado.

-Está bien, te perdono. Pero nunca lo vuelvas a hacer, ni conmigo ni con otra chica, no es bueno.

-Okey, hay algo más...

-Dime.

-Te mentí con lo de que no había besado a nadie y con respecto a mi madre, me dio igual alejarme de ella. Papá y yo peleamos por cualquier cosa, no tengo problemas serios con él... -me quedé asombrada, todo lo que dijo fue mentira, y yo me lo creí todo- Sam, perdóname por eso.

-¿Hiciste todo eso para aprovecharte de mi? -dije aun más decepcionada.

Asintió cabizbajo: -Por favor perdóname.

Negué con la cabeza: -Esta bien -alzó la vista, los ojos se le iluminaron al oír mis palabras.

-Gracias -se abalanzó a abrazarme- Oh lo siento -se apartó.

-No importa -le sonreí un poco.

Dulce Lado Oscuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora