Capítulo 22.

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POV Sheila

Bajo las escaleras con la cabeza en cualquier sitio hasta que choco con alguien.

–Deberías de salir de donde sea que estas Sheila –es la voz de Kayden, que inmediatamente me coge la mano para tirar de mi hacia la puerta; –lo que sea que estés pensando ahora mismo deja de ser importante. Quiero que intentes dejar tu mente completamente en blanco y, sobre todo que olvides cualquier cosa relacionada con los sentimientos.

–¿Cómo es posible que me digas eso? –pregunto ofendida. Mis sentimientos no es algo que pueda encender o apagar, simplemente están ahí y es, complicado.

–Sé que no es fácil, pero si te dejas llevar por tus sentimientos puedes perder el control con mucha facilidad y eso es peligroso– dice acariciando mi mano levemente haciéndome sonreír.

–Vale, pero entonces para de hacer eso –hablo haciendo referencia a las caricias que me esta dando en la mano.

–Como quieras –habla para adelantarse unos pasos hasta llegar a la parte de atrás de la casa.

Cuando llegamos no puedo evitar sentirme asombrada, es un patio enorme y todo el color verde me recuerda a cuando estuve la otra vez aquí con Adam/Cole.

–Lo primero que vas a tener que hacer es aprender que la magia es limitada. Cuando cruzas el límite, la magia se vuelve más débil e incluso peligrosa para tu vida –habla tranquilo; –tendrás que descubrir dónde está tu límite Sheila y, aunque suene duro, también tendrás que utilizar a tu loba y a tu parte vampira para tener más magia –habla haciendo una mueca.

“Es algo completamente normal Sheila. Somos seres sobrenaturales que tenemos magia para sobrevivir, eso no nos causará ningún daño” habla Kar tranquila.

No la mientas, es obvio que eso nos debilitará, necesitará descansar más porque no podré curarla y tú necesitarás sangre con más urgencia” rebate Kara enfadada.

–Kayden, ¿eso no es peligroso para mi loba o mi parte vampira? –pregunto poniendo punto y final a las voces de Kara y Kar.

–Depende de hasta qué punto utilices su energía vital –me dice haciendo que me asuste un poco.

–¿Cómo controlo eso? –pregunto con curiosidad.

–Ellas te dirán cuando parar, pero no te preocupes. Voy a enseñarte hasta dónde puedes hacer magia y hasta dónde no –habla seguro dando un paso hacia mí; –ahora, necesito que pienses en agua saliendo de tus manos –ordena un poco fuerte y mi mente lo imagina.

Imagino chorros de agua saliendo de mis manos y ve repente veo gua real saliendo de mis dedos haciéndome sonreír. Sé hacer magia. La alegría me dura poco cuando veo que empieza a salir mucha agua de mis manos y me pongo nerviosa. Levanto la vista para mirar a Kayden que me mira sonriendo.

–No te pongas nerviosa, Sheila. Respira hondo y piensa que poco a poco salga menos agua –habla tan tranquilo. Claro el no tiene un manantial saliendo de sus manos.

–Voy a inundar todo Kayden. ¡No sé cómo hacer que pare! –prácticamente le grito.

–Sheila, respira y piensa en que salga menos agua –me ordena –cuanto más nerviosa te pongas más agua saldrá –me dice.

Respiro hondo sin mover mis manos y levanto la vista hacia él. Tiene una postura relajada y yo no, estoy completamente tensa. Intento que mis músculos se relajen y pienso en que salga menos agua. No sé cuanto tiempo estoy así, solo siento que alguien me coge de las manos.

–Te lo he dicho Sheila, nada de sentimientos o emociones fuertes en los entrenamientos –me dice mirándome con comprensión.

–¿Cómo es posible? –pregunto asombrada con lo que acabo de hacer.

–Los druidas controlamos los elementos, Sheila. El agua, el aire, la naturaleza y el fuego son la muestra del poder que la Diosa nos ha dado. Pero tiene un precio, controlar todo esto nos hace escasos, los druidas no siempre tienen la formación adecuada–me dice con un tono de nostalgia.

–¿La formación? –pregunto confundida.

–¿No te has dado cuenta de la cantidad de personas que hay en la “casa” de Emérita? –me devuelve la pregunta, asiento confundida; –pues no son personas, o bueno, no sólo personas. Son brujas y hechiceras en formación y lobos y lobas aprendiendo a controlarse–me dice así tan tranquilo.

–No entiendo nada, ¿es una especie de escuela? –pregunto recordando la conversación que tuve con su hermana.

–Exactamente es una Escuela para Seres sobrenaturales, Sheila –me dice así como si nada; –además claro, de que es territorio neutral –dice dejándome confundida.

–¿Qué quieres decir con territorio neutral? –pregunto con el ceño fruncido.

–Es un territorio que no le pertenece a ninguna especie. Ni a la manada de Adam, ni a mi Comunidad ni al territorio de Will –me dice tranquilamente.

–Espera, has dicho tu Comunidad, ¿qué quiere decir eso? –pregunto confundida.

–Vamos a hacer un trato, por cada pregunta a la que responda, tienes que aprender a hacer algo–dice mirándome a los ojos.

–Entonces temo que no responderás a mis preguntas nunca Kayden –digo un poco frustrada.

–Verás que no, pequeña dramática–habla esbozando una sonrisa; – vas a aprender a ver el aura de los demás. Es muy fácil y es de lo primero que se aprende. Mira a un ser, concéntrate y fíjate en el color que le rodea. Si es verde es brujo o hechicero. Si es rojo es vampiro. Si es azul es lobo –habla para alejarse de mí; –empieza conmigo.

–Pero yo ya sé que eres un druida, Kayden –protesto.

–Entonces mi aura será un verde potente –habla sonriendo.

–¿Cómo sabrás que no te estoy mintiendo? –le pregunto retándolo.

Sonríe mostrándome sus dientes blancos, –porque cuando estas viendo el aura de una persona tus ojos brillan, Sheila– me explica, –vamos, inténtalo conmigo– me anima.

–Responderás a mi pregunta, ¿verdad? –pregunto mirándole con duda.

–Sí– dice simplemente.

Me concentro en mirarle, ahora que lo pienso puedo apreciar lo marcados que son sus músculos en esa camiseta negra de tirante ancho, lo bien que le quedan los pantalones de entrenamiento que lleva. La verdad es que Kayden es muy atractivo y sus ojos verdes son preciosos y con ese pelo negro rizado, la verdad es que ahora me apetecería estar entre sus brazos para notar cómo se tensan sus músculos y…

–Sheila, sal de tu mente. Así no se lee el aura–me dice con una mueca.

–No sé cómo hacerlo Kayden–protesto.

–Concéntrate en mí, fíjate bien en mi pecho, donde está mi corazón. De ahí nace el aura y se expande por todo el cuerpo –me explica un poco.

Me fijo en su pecho, dios apoyar la cabeza en su pecho debe de ser una gozada, dormir abrazada a él y…

–Sheila, no te estás concentrando en el aura, ¿puedes concentrarte? –me insta a que me concentre otra vez.

Bufo sonoramente y me fijo en el lugar de su corazón, el sonido de sus latidos llega a mis oídos provocando que me asuste. Mierda, no se supone que deba de oír esto, ¿o sí?

–Kayden, ¿debería de oír tu corazón? –pregunta un poco asustada.

–Eso significa que estás usando a tu loba o tu parte vampírica, no tu parte druida. Intenta ignorarlo hasta que veas un color verde salir de mi corazón –me insta.

Me concentro en su corazón y sus latidos suenan con mucha más fuerza en mis oídos. Intento ignorarlos como ha dicho, pero no puedo, son demasiado fuertes.

–No puedo Kayden–hablo ahogada, ¿acaso me he cansado sólo de escuchar?

–Vale, tomemos un descanso –habla acercándose a mí, lo que provoca que sus latidos se oigan cada vez más.

–¡No! –grito para que se pare; –no te acerques más Kayden, cada vez oigo más tus latidos. Siento que me van a explotar los oídos –hablo tapándome los oídos como si eso fuera a provocar que no escuchara los latidos.

–Vale, me alejo Sheila. ¿Puedes intentar respirar hondo y comunicarte con tu vampira para ver si es tu parte vampírica o tu loba la que está gastando tu energía?–habla a la vez que da pasos hacia atrás.

Respiro hondo y sigo escuchando sus latidos que ahora van un poco más rápido. Cuando estoy un poco más relajada intento hablar con Kar.

“Kar, ¿estoy utilizando tus poderes?” pregunto lo más tranquila que puedo, aunque seguro que al pongo nerviosa a ella también.

“No soy yo, Sheila, es Kara. Tienes que comunicarte con ella o hacer que alguien lo haga” habla Kar con la voz ¿nerviosa?

“¡No me sé comunicar con Kara!” digo lo más alterada que puedo, los latidos no paran de escucharse y cada vez de forma más clara.

“Sólo lo puede hacer Cole, o tú cuando te transformes, Sheila” me contesta mi vampira haciendo que ahogue un jadeo.

–Llama a Adam lo más rápido que puedas, Kayden. Tráelo aquí o mis oídos van a explotar –le digo a Kayden casi sin fuerzas, hasta que de repente caigo en la inconsciencia.

Nuevo capítulo, espero sus votos y comentarios💕

La guardiana (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora