Capítulo 23.

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Maratón 1/4

POV Kayden.

–Llama a Adam lo más rápido que puedas, Kayden. Tráelo aquí o mis oídos van a explotar– es lo último que escucho de Sheila antes de que se desmaye.

Inconscientemente creo una balsa de aire a su alrededor para que no se golpee contra nada y me acerco para cogerla en brazos. Cuando la tengo en mis brazos no puedo evitar que un escalofrío me recorra el cuerpo. Con Sheila entre mis brazos corro hacia la entrada de la Escuela.

–Emérita –grito en cuanto llego a la puerta, –¡que Adam venga aquí ya! –grito de nuevo.

–Kayden, ¿qué le ha pasado a mi nieta? – me pregunta mientras bajaba las escaleras.

–Estábamos entrenando y ha empezado a utilizar los poderes de su loba –digo mirándola enfadado; –te dije que había que hacer que se transformase cuanto antes. ¡Mira lo que ha pasado por un intentar reprimir a su loba! –la grito.

–Kayden, si mi nieta no puede controlar a su loba eso no es mi culpa–habla con superioridad; – ni se te ocurra intentar culparme por esto. Es mi nieta, ¡por amor a la Diosa! –me grita enfadada.

–Fue tú idea, tu magnífica idea que no se transformase hasta, ¿puedes recordarme hasta cuándo pretendes que no se transforme? –digo sacando algo de lo que tengo guardado.

–Kayden, basta–dice zanjando el tema; –lleva a mi nieta a la habitación y cuando despierte ella bajara sola–habla para largarse a no sé dónde.

Bufo enfadado y subo a la habitación de Sheila. Cuando entro la dejo delicadamente en la cama y le acaricio la mejilla. Está tan preciosa con ese conjunto rojo a juego con su pelo color fuego.

Tiene unas pecas preciosas, unos labios carnosos y una nariz con un tamaño perfecto. Suspiro al imaginarme lo buena que es, lo buena guardiana que será cuando tome posesión de su puesto.

Salgo de la habitación y me dirijo al bosque para buscar a Adam. Voy hacia la zona en la que sé que está el límite de su manada y entro tranquilamente.

Inmediatamente veo al lobo de Adam frente a mí mirándome amenazadoramente.

–Hay un problema con Sheila –digo mirando al lobo seriamente.

El lobo gruñe intentando que me asuste y yo entiendo que quiere que me vaya. Respiro profundamente y me largo de ahí. Me dirijo a casa de Emérita para comprobar si Sheila ha despertado, pero lo más importante, para saber si está bien.

Por el camino me es imposible no recordar cómo ha sido nuestro mini-entrenamiento. Como se ha iluminado su cara cuando ha podido controlar el agua, ha sido la mejor sensación que he tenido en años.

También he notado su curiosidad por nuestro mundo y es normal. Se ha pasado toda su vida pensando en un mundo, lo que ella no sabía era que su familia le ocultaba uno mucho más variado.

Llego a la casa y soy brutalmente lanzado contra el suelo. Me levanto molesto y veo que ha sido Adam.

–¿Qué diablos le ha pasado a Sheila? –me pregunta furioso.

–Su loba a empezado a usar su poder y Sheila no puede comunicarse con ella aún –le digo sincero.

–Mierda. Eso es una consecuencia cuando no te dejan transformarte, es vuestra culpa que mi mate esté en una cama– me suelta completamente furioso y con los ojos rojos.

–Por si no te has enterado, ya he tenido esa discusión con la persona que no quiere que Sheila se transforme –le digo respirando hondo; – y temo decirte que si de esa persona depende Sheila no se transformará en mucho tiempo. Solo tú la vas a poder controlar–le digo haciendo que frunza el ceño.

–¿Cómo se supone que voy a hacer eso? –pregunta cuando sus ojos vuelven a su color normal.

–Fácil, no te vas a separar de ella ni un momento. Y cuando su loba utilice sus poderes te comunicaras con ella para que pare de hacer eso–le digo tranquilo.

–¿Me estás pidiendo que esté presente en vuestros entrenamientos? –pregunta extrañado.

–Por mi parte no hay ningún problema. No tengo ningún inconveniente en que estés en mis entrenamientos siempre y cuando no intervengas a no ser que sea necesario–le digo sincero.

–¿Qué hay del vampiro? –pregunta sonriendo; –dudo que me deje acercarme a su alma–vuelve a decir.

–¿Por qué te querrías acercar a Sheila? –pregunta un William apresurado.

–¿Cuánto tiempo llevas ahí? –pregunto frunciendo el ceño por no haberle sentido.

–Acabo de llegar, he venido lo antes que he podido –dice mientras se quita un mechón de pelo de la cara.

–¿Para qué has venido exactamente? –pregunta Adam con el ceño fruncido.

–Me avisaron de que algo le pasó a Sheila, ¿está bien? –pregunta preocupado.

Oigo el gruñido de aviso que le da Adam a Will y yo sólo puedo suspirar.

–Cálmate Adam–le digo mientras me acerco a él–respira y si lo necesitas deja que Cole salga, pero lejos de aquí– hago un gesto señalando la Escuela.

–No me pienso marchar cuando Sheila me necesita–dice mirándome.

–¿Te necesita? –pregunta extrañado el vampiro.

–Si no vivieras en la otra punta de la reserva te enterarías–habla Adam con un tono amenazador.

–¿Qué quieres decir con eso? –pregunta Will para después tensar la mandíbula.

Mierda, si no intervengo va a haber problemas, pero como intervenga está claro que el problema va a ser peor.

–Calmaros los dos –intento ser conciliador; –hoy hubo un problema con la loba de Sheila. Por eso necesitaba a Adam–digo mirando a Adam para que se calme.

–¿Qué clase de problema? –me pregunta Will.

–Su loba empezó a hacerla utilizar uno de sus poderes y Sheila se desmayó–digo mirándole con la intención de que se tranquilice.

En menos de un segundo utiliza su velocidad vampírica para ir a la habitación de Sheila, provocando que Adam y yo salgamos corriendo para llegar lo antes posible.

Cuando llegamos a la habitación vemos algo que ni Adam ni yo estábamos preparados para ver: a Will y a Sheila besándose.

Por lo bien que se amoldan ambos, parece que no es la primera vez que pasa. Oigo el gruñido de Adam y le cojo del brazo antes de que haga una estupidez.

Sheila se separa de Will y nos mira a ambos, en sus ojos veo miedo, ¿por qué?

–¿Estás mejor, Sheila? –la pregunto mientras sigo sujetando a Adam.

–Sí–dice mirándome para después sonreír; –pero creo recordar que te pedí que trajeras a Adam para controlar a Kara, no a Will–dice mirándome un poco extrañada.

–El druida no me trajo, vine cuando te sentí débil a través del vínculo–habla Will acariciando la mejilla de Sheila provocando que Adam se suelte de mi agarre bestialmente.

–¿El vínculo? –pregunto confuso.

–Cuando Sheila me dio su sangre voluntariamente creamos la primera parte del vínculo –habla Will mirando a Adam como si fuera una bomba.

–¿Le diste tu sangre? ¿Voluntariamente? –exclama Adam dando un paso atrás, dolido.

–Era necesario, estaba muy mal y Kar me pidió que lo ayudase de esa forma–intenta explicarse.

–Podría haber tomado la sangre de cualquier otro ser, Sheila–digo intentando no perder la calma.

–Lo sé, pero en ese momento no había ningún otro ser y –se calla por un momento; –fue lo único que se me ocurrió. Pero no sabía nada de un vínculo –dice lo último en un tono más bajo.

–Normal, si quieres yo te lo puedo explicar–habla Adam sarcásticamente.

–No, ya se lo explico yo–interviene Will; – al beber tu sangre, se crea un vínculo entre ambos. Sería temporal si tu y yo no fuésemos parejas destinadas, pero al serlo, ahora tengo un vínculo que me une a ti–dice de una forma muy resumida.

–¿Qué une exactamente? –pregunta Sheila confundida.

–Tu vampira interna se ha unido con Will. Ahora cualquier cosa que sientas y que te pase lo sentirá él–dice Adam en un tono seco; –enhorabuena a la pareja, no sé desde cuando estáis unidos pero yo, paso de estar aquí. Está más que claro que al primero que viste era al que te ibas a quedar, pero por lo menos yo quería luchar por ti–dice para después darse la vuelta y salir de la habitación de Sheila.

Agradezco sus votos y comentarios💕

La guardiana (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora