Capítulo 2

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POV William

Llevo un día de mierda, primero tengo que coger un avión con otras 300 personas a bordo que irán a ver lo maravilloso que es la reserva natural de Denali, sin saber que ese lugar es el punto de unión de las especies más peligrosas del mundo: vampiros, hombres-lobo, brujas y brujos, hechiceras y hechiceros y, por último las druidas.

Y toda esta reunión tiene que ver con que el día 15 de septiembre, la druida más importante de los últimos 100 años, dará su puesto a la única criatura que ha llegado a vivir siendo una mezcla entre vampiros, hombres-lobo y la magia.

Y yo como rey de los vampiros tengo que ir a representar a mi especie y observar a la nueva guardiana. No es que Emérita, la actual guardiana que además es una druida no me guste, lo que no sé es si me va a gustar la nueva guardiana y, sobretodo, saber si podré encontrar en algún momento a mi alma.

Llevo más de 500 años esperando a encontrarla, no sólo para dejar de sentirme solo, sino para saber lo que es querer a alguien y que el sentimiento sea recíproco.

Cuando subí al avión, el olor a tanto humano me pica en la nariz, hacía tanto tiempo que no estaba rodeado de tantos humanos que se me había olvidado.

Cómo soy de los primeros en subir, me acomodo en mi asiento y cierro los ojos intentando concentrarme en lo que va a pasar esta noche cuando, de repente huelo un olor dulce, muy dulce. Huele a caramelo con azúcar y leche condensada: mi alma. Pero no viene solo, viene acompañado de un olor raro, como mezclado con lobo y algo de magia.

Siento que poco a poco se va acercando a mi y pienso, por un momento que ella se ha dado cuenta de donde estoy y viene hacia mí, pero no, ella se queda en el asiento justo de detrás de mío. No puedo evitar escuchar la conversación que tiene con quien sea que la acompaña.

-Sheila, cuanto más lo pienses peor te vas a poner—su nombre es Sheila, me gusta, dulce como su olor.

-Mamá, perdona que esté asustada, pero entiende que voy en una lata que vuela y que tiene accidentes en los qué, o se prende fuego y mueres quemada y luego tus cenizas caen por el mundo; o, se rompe y morimos aplastadas contra una montaña y somos de alimento para los lobos- conmigo en este avión nada malo le va a pasar; aunque que haya dicho eso de los lobos me ha ofendido.

-Oh créeme, no creo que se te acercase ningún lobo- digo tranquilamente —son idiotas, pero no tanto- respondo refiriéndome a los hombres-lobo.

-¿Y tú que sabes de lo que hacen los lobos? ¿Qué eres experto en lobos o qué?- “experto no, pero he tenido que tratar con ellos, por desgracia” pienso, pero me sorprendo al notar su tono entre sarcástico e interesado.

-Más que tú, lo cuál tampoco es muy difícil- respondo con gracia, e intentando picarla —además no hay que ser un experto para saber que a los lobos les gusta cazar a su presa, no que les caiga del cielo ya muerta, les quitaría la gracia a la caza—respondo con un levantamiento de hombros quitándole importancia al tema.

Oigo cómo suspira sonoramente y se me escapa una sonrisa, aún no sé cómo es su cara, pero sé que de seguro ha hecho un puchero que de seguro me encantaría besar.

De repente siento como una hechicera intenta entrar en mi mente y yo intento bloquearla. Demonios, es una hechicera bastante poderosa, no podré bloquearla durante mucho más tiempo.

Decido dejarla entrar y que vea una capa superficial y bloqueo el resto de mi mente, respiro profundamente y cierro los ojos, noto como entra en mi primera capa y sale.

Un poco impactado tomo aire otra vez y abro los ojos, miro como la señora a mi derecha me mira raro y yo paso de contestarla.

Pasan unas horas tranquilas, hasta que noto que la azafata empieza a preguntar por la comida. Me reservo el pedirle a la chica que va detrás de mí un trago de su sangre y escucho lo que va respondiendo la gente por curiosidad.

Cuando la azafata llega al asiento de detrás de mí, le pregunta a Sheila como 5 veces que va a comer pero ella no responde. Cuando estoy a punto de girarme para ver qué sucede, ella contesta levemente que va a comer pollo.

Cuando la azafata llega a mi puesto pido un whisky triple. Mi garganta me empieza a picar pidiéndome sangre, y tener a mi alma justo detrás de mí con un olor tan dulce, solo hace que empeore. Su sangre debe ser demasiado dulce e imaginarla saliendo de un pequeña herida de su garganta…

Genial, ahora deberé tomarme otro whisky más, cosa que le pido a la azafata en cuando me trae el primero que le he pedido.

Soy consciente de que es demasiado alcohol, pero fingiré dormirme en cuanto me lo termine. Es lo que haría un chico de 28 años que se toma 2 whiskys triples, solo que yo ni tengo 28 años ni puedo dormir.

Mientras estoy esperando por mi segundo whisky, escucho como Sheila se mueve en su asiento. Esbozo una sonrisa antes de empezar a molestarla un poco.

-Si sigues moviéndote de esa forma, alguien podría pensar que tienes ganas de ir al baño—digo tranquilamente girándome un poco sobre el asiento para verla.

Cuando me giro, creo que hasta siento mi muerto corazón volver a latir, es una chica preciosa, con el cabello rojo fuego y liso, con unos ojos verdes increíblemente preciosos y unos labios rojos. Noto que sus ojos se han quedado mirándome fijamente y como se muerde el labio levemente al observarme, lo cuál me parece un tanto gracioso.

A los 5 minutos de mirarme fijamente empiezo a preocuparme, pero sigo mirándola y apreciando su cuerpo: lleva una camiseta blanca con unos dibujos simples y unos vaqueros color negro. Está preciosa, pero me empieza asustar, así que decido hablar para saber si esta bien.

-No es que me moleste que me miren fijamente, pero llevas así como 10 minutos, asique debo preguntar algo, ¿te encuentras bien?-pregunto un poco preocupado- O, ¿acaso no nunca has visto a alguien digno de admirar como yo? – pregunto haciendo que sus mejillas tomen un color rojo, bastante parecido al de su pelo.

- ¿Quién te crees que eres? ¿Un modelo o algo así? – pregunta sarcástica - además, como se que no te has vuelto loco, si dices que llevo mirándote fijamente por 10 minutos… - bueno, es que yo también llevo mirándote 10 minutos pienso, pero no contesto, de hecho la interrumpo antes de que termine.

-Mira niña, no me he vuelto loco, estoy acostumbrado a que me miren fijamente y sí, respondiendo a tu pregunta, soy modelo— miento de forma descarada, claro que no estoy acostumbrado a que me miren fijamente, pero si ella me quiere mirar, que haga lo que quiera. Lo que no puedo permitir es tener cualquier tipo de unión con ella con tantos oídos curiosos y una hechicera poderosa cerca.

-Supongo que entonces, tus padres estarán de acuerdo en que no sólo viajes solo, sino que también bebas alcohol en un avión—responde un poco enfadada e intentado herirme, cosa que no le será fácil, por lo menos por ahora.

- Supongo que puedo intentar que mis padres revivan para que les preguntes sobre mi ingesta de alcohol, pero dado que no posees ese poder, creo que deberías estarte quieta de una vez – respondo dándome la vuelta y volviendo a mi posición original, y así poder ver que hay en su mente.

Sonrió al ver que ahora me llama en mi mente “modelo experto en lobos”. Decido que no quiero violar su intimidad, pero como he podido notar que tiene miedo a volar, cuando noto que leo algo que su mente bloquea para que yo no sepa lo que pone. Solo puedo escuchar uno sólo de sus pensamientos, y me deja helado: ¿qué es el alma de un vampiro?

Decido hacer caso a mi pensamiento inicial, hacerla dormir mentalmente para que descanse el resto del vuelo.

11 horas después

Cuando ya estamos a punto de empezar a aterrizar, siento como la hechicera despierta a Sheila, justo antes del anuncio de la azafata.

-Estamos a punto de aterrizar, por favor pongan las bandejas en posición vertical y abróchense los cinturones, vamos a aterrizar en 2 minutos – anuncia la voz de una azafata. 

-Genial mamá, no había otro momento para despertarme que cuando estamos a punto de que suban las posibilidades de morir aplastadas contra el suelo—oigo que murmura malhumorada y enfadada.

-Bueno, por lo menos ahora puedes estar segura de que no te van a comer los lobos- decido meterme en la conversación de ella para molestarla con el tema de los lobos.

-Ja ja ja, eres muy gracioso señor modelo “experto en lobos”, ¿algo más que quieras añadir a la lista? – responde mirándome y levantado una ceja, aceptado el reto implícito en su pregunta.

-¿Qué te parece mi nombre o mi número de teléfono? – respondo girando mi cabeza hacia su asiento, provocando que se ponga nerviosa, además, por cómo suenan los engranajes del avión, todavía le quedan unos 2 minutos antes de desplegar el tren de aterrizaje, pero ella todavía se pone más nerviosa.

-¿Estas loco? No hagas eso, vuelve a tu posición y ponte el cinturón, estas poniéndote en peligro- responde atropelladamente y con algo de temor en su voz.

-Oh, ¿acaso te preocupa que me pase algo malo o que pueda morir? – respondo curioso, estoy empezando a plantearme que ella realmente sepa quien soy, aunque no lo quiera aceptar.

-Podríamos dejar esta conversación para cuando el avión esté en la tierra y dejemos de estar probablemente en nuestros últimos momento de vida—dice abandonado cualquier tranquilidad, me da un leve empujón en el brazo para que me coloque en mi asiento, y lo siento.

Siento como se le erizan todos los pelos del cuerpo, a la vez que a mí me pasa lo mismo, y después un escalofrío nos recorre a los dos. Mierda, ella no sabe lo que acaba de pasar, pero yo sí, mi cuerpo la ha reconocido como a su alma y el suyo al mío igual: hemos cumplido la primera fase, reconocernos.

Aquí está el segundo capítulo un poco más corto que el anterior. Espero que os guste. Agradezco los votos y comentarios con mi amor eterno❤️.
Capítulo con 1750 palabras.

La guardiana (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora