Capítulo 39.

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POV Sheila.

La mirada de Adam me recorre entera junto con un escalofrío. Siento como si la temperatura hubiese aumentado no solo dentro, sino también fuera de mi cuerpo. La mirada de Adam es completamente animal, aunque mantiene su precioso color verde bosque.

–Deberíamos de llegar cuanto antes –digo intentando alejarme un poco de Adam. Mi cuerpo empieza a traicionarme cuando sé que está cerca de mí.

–¿Tienes prisa por estar rodeada de lobos? –pregunta curioso.

–Tú no dejarías que me hicieran nada –digo segura.

–Quiere decir que ellos no se te acercaran, no he dicho nada de mi mismo –sonríe.  

–Adam, necesitamos entrenar –casi suplico. No tengo ni idea de que tendré que hacer en el entrenamiento, pero me supongo que será menos duro que intentar evitarlo.

La cara de Adam es un poema, no se esperaba que yo me negase así. No es que quiera mantener una distancia eterna con él, pero la sensación de no ser suficiente para lo que ellos esperan de mí me embarga.

–Lo siento –murmura y se aleja para dejar una distancia entre los dos, pero que pueda protegerme en el caso de que pase algo.

–Siento que hay una energía rara entre nosotros –murmuro confusa.

Me mira sonriendo, –te refieres a la necesidad de la unión de nuestros lobos. Kara está tirando de la poca unión que tiene con Cole para que se unan. Es incómodo para los humanos, porque normalmente cuando se dan las primeras señales, las parejas suelen unirse –me explica con un tono explicativo.

–¿Unirse? ¿Kara quiere que sólo te escoja a ti? –pregunto confusa.

–Kara no deja de ser una loba, como Cole. Kara también es alfa, así que supongo que la necesidad que tiene de marcar a Cole como suyo, y por consecuencia a mí, es lo que estás sintiendo –me mira a los ojos, pero manteniendo la distancia; –de hecho yo también lo siento. La necesidad tira de mí.

–Si nos marcamos, ¿romperé el vínculo que he empezado a crear con Will? –pregunto confusa.

–No, digamos que es como dos carreteras distintas dentro de tu corazón. Una va de Kara a Cole, la otra de Will a tu vampira, y de ti a Kayden. Cada una es distinta, por eso las sensaciones que tienes son distintas –su mirada mientras me explica muestra cariño.

–De verdad que yo no sé lo que tengo que hacer, Adam –casi suplico.

–Lo que tú quieras, Sheila. No tienes que forzarte a nada, solo tienes que hacer lo que te venga de dentro. Hacer lo que te apetezca y, ser sincera con lo que sientas.

–Me da miedo estar cerca de ti por no saber que va a pasar –murmuro.

–¿Hay algo que quieras decirme? –pregunta curioso, –puedes ser completamente sincera conmigo, Sheila. Si hay algo que une a las parejas eternas es la fidelidad y la lealtad.

–No sé si estoy del todo segura de que quiera que te enteres –las palabras salen de mi boca sin poder controlarlas.

Adam frunce el ceño y me observa cauteloso, –vamos a dejarlo aquí. Vamos a llegar al centro de entrenamiento, para que puedas empezar a canalizar tu conexión con Kara.

Se da la vuelta y empieza a caminar por el bosque. Lo sigo sin decir una sola palabra. Creo que la he cagado, no es que no confíe en él, es sólo que me da miedo decepcionarlo. Prefiero que se enfade a que se decepcione, puedo aguantarlo enfadado pero no creo que pueda aceptarlo decepcionado.

–¿Vas a estar cómoda rodeada de lobos? –la pregunta de Adam me hace darme cuenta de que ya hemos llegado.

–Creo que sí, solo que no quiero que me dejes sola.

La guardiana (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora