POV Sheila.
Kayden me mira como si fuera su joya más preciada, como si fuera una obra de arte y el me estuviera admirando. Sonrío mirándole a esos ojos azules que me tienen atrapada mientras él me coge de la cintura y me acerca a él. Nos vamos acercando mientras sonreímos mutuamente, estamos demasiado cerca….
-Sheila, ¿qué estabas soñando? – pregunta Sarah tirándose encima de mí y despertándome de golpe.
-Eh nada, sólo era – mierda, ¿y ahora que digo?, mejor cambio de tema - ¿Qué haces aquí Sarah?
-Pues estaba con tu abuela y tu madre y me han pedido que venga a despertarte. Cuando he venido te he encontrado con una sonrisa enorme en la cara y suspirando por Kayden.- Hace una pausa para levantarse de encima de mí, y se sienta en el otro lado de la cama. - ¿Te gusta mu hermano? – sonríe mirándome a los ojos.
-Sara, ¿de qué estás hablando? – digo levantándome y mirándola – No, no me gusta tu hermano, sólo lo he visto 2 veces en mi vida. Además, tu hermano es muy raro – digo cambiando la mirada hacia mi móvil, que está al lado de mi cama – Mierda, son las 11, mi abuela me va a matar – digo levantándome de la cama de un salto y yendo hacia el armario.
Abro el armario y cojo lo primero que pillo y voy hacia el baño. Cuando entro me doy cuenta de que he cogido unas mayas negras y una camiseta amarilla horrible. Me ducho y me visto, termino de cepillarme el pelo.
Me quedo observando mi pelo y me doy cuenta de que me llega por las cadenas, totalmente liso y con un tono rojo encendido con mechas naranjas, parece de fuego. Siempre me han mirado raro por mi pelo, no es de un color normal, pero a mi me gusta.
Cuando salgo del baño, Sarah empieza a reírse de mi camiseta a carcajada limpia. Suspiro y me siento en la cama para ponerme las deportivas con las que vine. Sarah decide que es un buen momento para dejar de reírse de mí y se me acerca.
-Debes saber que tu abuela no está sola abajo – dice mirando mi camiseta nuevamente.
-Me da igual Sarah, mi madre y mi abuela se han empeñado en que viva aquí 2 semanas sin darme una explicación aparente. Si no les gusta como visto, que me dejen irme a Werewok ya y así no tendrán que verme – digo terminado de atarme las deportivas y levantándome para salir de la habitación.
-Sarah espera, no bajes así, por favor, ponte otra camiseta menos… – se queda pensativa buscando una palabra y yo decido terminar la conservación.
-Me da igual, tanto si no hay nadie como si está el mismísimo papa, bajaré así a comer algo y a que mi abuela me explique de una vez que coño hago aquí – doy por terminada la conversación saliendo por la puerta.
Cuando me acerco a las escaleras, me dedico a examinar el salón que anoche no pude observar. Es un salón enorme, con múltiples sillones tanto individuales como para varias personas; los muebles de ese tono marrón tierra dándole un estilo antiguo; las ventanas casi abiertas y las cortinas en un tono azul cielo precioso.
-Cielo, ¿pero qué haces en lo alto de la escalera sin bajar? – pregunta mi abuela dándose cuenta de mi presencia y llamando la atención de unos cuantos chicos que estaban hablando de un libro antiguo. – oh, pero que tonta, no te he presentado a mis chicos – dice mi abuela subiendo las escaleras hacia mí y cogiéndome del bazo y arrastrarme hacia el último escalón.
-Emérita, ¿se trata de su nieta? – pregunta un chico rubio con ojos verdes acercándose hacia nosotras.
-Sí, ella es Sheila, mi nieta – dice mi abuela acercándome hacia el grupo de chicos. Uno de ellos levanta la cabeza con brusquedad hacia mis ojos y, veo como sus ojos brillan, luciendo desde un tono amarillo brillante hasta uno rojo. Sacude la cabeza y se va corriendo por la puerta principal dando un portazo.
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La guardiana (1)
FantasíaLa actual guardiana del mundo humano debe ceder su puesto a su sucesora: Sheila. Sheila cree que es una chica normal, ha vivido sus casi 20 años yendo a la escuela y con un interés especial por lo sobrenatural y la mitología sin saber por qué. Su m...