POV Sheila.
Me siento en la mesa de la cocina y me cojo una ración de ensalada.
—¿Desde cuándo comes ensalada voluntariamente? —la pregunta de mi madre me sorprende.
—Me apetece —murmuro simplemente.
—¿Quieres un poco de carne? —me pregunta.
—No me apetece, tampoco es que tenga mucha hambre, mamá —contesto sin ser borde.
—Eso no suele ser muy normal —murmura mi madre.
—Eso es por que se ha alimentado del vampiro. Su hambre estará mucho más saciada a partir de ahora —habla Emérita entrando por la puerta.
—¿Cómo sabes eso? —pregunto curiosa.
—He estado viendo tus entrenamientos con el vampiro. No podrías levitar sin haberte alimentado —las palabras de mi abuela son duras, —espero que sepas lo que estas haciendo, Sheila.
—Estoy empezando a entender todo poco a poco —murmuro.
Sé que mi abuela me oculta cosas, pero no sé por qué. Tendré que ir a su biblioteca para poder conseguir algo de información.
—¿Te fías de lo que te dicen personas que no son tu propia familia? —la pregunta de mi madre me duele.
—Creo que este no es el lugar apropiado para eta conversación —digo haciendo referencia a las chicas que están a nuestro alrededor.
Se instala un silencio que solo es interrumpido por el sonido de los platos y los cubiertos, es un poco incómodo y seguramente sea por mi culpa, pero mi madre y mi abuela no me habían contado nada de esto hasta ahora.
Termino mi ensalada y me dirijo a la puerta del despacho de mi abuela. Supongo que ella y mi madre no tardarán mucho en llegar y así es, a los pocos minutos ambas aparecen. Mi abuela abre la puerta y entra seguida de mi madre, yo entro después y ambas nos sentamos en el sillón del despacho.
—¿Nos vas a decir ahora por qué crees a unos extraños antes que a tu familia? —la pregunta de mi madre me hace dar un respingo.
—No es que los crea antes que a vosotras, ellos me han enseñado cosas de las que no tenía ni idea porque me las habéis ocultado siempre —hablo intentando que no me tiemble la voz; —y no son extraños, son mis futuras parejas —recalco lo obvio.
—Ni siquiera los conoces —murmura mi abuela.
—Porque no me ha dado tiempo. Siempre he sido un ser sobrenatural, ¿por qué no me dejasteis que aprendiera aquí? —pregunto mirando a mi madre.
—No perteneces a ningún sitio y a la vez perteneces a todos, no es tan sencillo —murmura mi madre mirando a mi abuela.
—Eres un ser único con unos dones que no se han visto nunca, Sheila. Era nuestro deber protegerte hasta que llegara el momento —las palabras de m abuela me hacen fruncir el ceño.
—¿El momento? —pregunto confusa.
—Sabrás a que me refiero cuando sea necesario —me espeta mi abuela, —mientras tanto deberás seguir entrenando todo lo que puedas con tus parejas. Eso sí, ni se te ocurra unirte a ninguno de ellos –me advierte señalándome con el dedo índice.
—Sheila nunca se uniría a ninguno de ellos —dice mi madre como si fuera un escándalo.
—¿Qué pasaría si lo hago? —pregunto curiosa.
—Perderás tu poder a la larga, por supuesto —dice mi abuela segura.
—¿Sí? ¿Estás segura? –pregunto retóricamente, —porque eso no es lo que he leído nunca, cuando se unen se comparte el poder y aumenta en ambos —espeto sincera.
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La guardiana (1)
FantasyLa actual guardiana del mundo humano debe ceder su puesto a su sucesora: Sheila. Sheila cree que es una chica normal, ha vivido sus casi 20 años yendo a la escuela y con un interés especial por lo sobrenatural y la mitología sin saber por qué. Su m...