Capítulo 3.

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POV Sheila

Cuando quito mi mano del brazo del “modelo experto en lobos” siento como una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo. Es tan fuerte que me quedo quieta en mi asiento, cierro los ojos intentado relajarme pero no funciona. Siento como si hubiese tocado un cable ye tiembla todo el cuerpo.

“Para que la sensación pare debes volver a tocarle y terminar con el reconocimiento de tu alma.
No intentes responderme, estoy en tu cabeza y si hablas en alto todo el avión pensara que estás loca excepto tu alma”.

He escuchado una voz en mi cabeza. Espera un momento, ¡HE ESCUCHADO UNA VOZ EN MÍ CABEZA! Rápidamente cojo el papel que me había dado antes mi madre y escribo lo que he escuchado, se lo paso a mi madre que me mira con una expresión de ternura.

-Hablaremos en casa de la abuela cielo – me dice mi madre sin leer lo que había escrito, - ahora relájate, estamos a punto de aterrizar—dice dando por terminada la conversación que ni siquiera ha empezado.

Me vuelvo a acomodar en mi asiento, e intento respirar hondo, otra vez. Esta vez lo consigo y poco a poco noto como el avión aterriza. Una vez que siento que el  avión ha tocado tierra completamente, pego un salto del asiento y, aterrizo sobre el asiento nuevamente gracias al cinturón.

Siento que el “modelo experto en lobos” se ríe e inmediatamente se gira para mirarme con una sonrisa enorme, mirándome como si yo fuera la octava maravilla del mundo. Oigo un clic trayéndome a la realidad, me giro hacia mi madre y me doy cuenta de que me acaba de desabrochar el cinturón.
Siento que mis mejillas empiezan a arder por la vergüenza, y cuando vuelvo mi mirada hacia el asiendo de delante, me encuentro que el “modelo experto en lobos” me mira y, me fijo en su expresión: siento como sus ojos detallan mi labios, su mandíbula se marca fuertemente en su cara, dándole un aspecto de chico duro, que tiene el mundo a sus pies.

-No he podido evitar escuchar las conversaciones que ha detenido con tu madre, por eso que te llamas Sheila—dice con la voz ronca, como si le costase hablar—y volviendo a nuestra conversación previa al aterrizaje, mi nombre es William.

Antes de que pueda siquiera moverme para contestarle, se levanta y se va al lugar por el que están saliendo las personas. Oigo un carraspeo a mi lado y giro la cabeza hacia mi madre, y la veo sonriéndome.

-Te dije que hablaríamos en casa de la abuela, pero para ellos debemos llegar—se ríe mientras se levanta, se gira hacia mí y sigue—vamos hija, ¿prefieres que llame a William para que te levantes de ese asiento de una vez?

Niego fuertemente con la cabeza—NO MAMÁ- digo sonrojada fuertemente—estoy perfectamente, no hace falta que llames a nadie—digo levantándome antes de que mi madre vuelva a soltar otro de sus comentarios.

Salimos del avión en dirección a recoger lo que habíamos facturado, y cuando cogemos las maletas vamos en dirección a la salida, vemos a Sara junto a un chico increíble: cabelle rizado, ojos azules y mandíbula perfecta. Me quedo mirándolo y, sin darme cuenta me quedo parada. Mi madre se da cuenta de ello, me mira enterecerrando los ojos, luego los abre sobremanera y por último viene rápido hacia mí. Tira de mi brazo con fuerza hasta que llegamos al lado de Sara y el chico perfecto.

-¡Sheilaaa! No te haces una idea de las ganas que tenía que llegaras, tenemos que hablar de un montón de cosas—dice chillando Sarah, luego se me tira encima abrazándome.

-Sarah, no puedo respirar—digo fingiendo que me estoy ahogando—SARAH- grito en su oreja y cuando me suelta, veo que tiene los ojos demasiado abiertos mirando detrás de mí.

Cuando me giro para ver qué pasa, veo  William, y ahora ya puedo apreciarlo por completo. Alto, calculo que un metro ochenta, el pelo rubio platino peinado hacia atrás, sus ojos azules increíbles que me atraen, su mandíbula dura que le da un aspecto de chico malo, una camiseta de tirantes negra que se le pega al cuerpo acompañada con unos vaqueros negros.

-Hola William—respondo tratando de evitar lo bien que le queda esa camiseta negra, marcando sus músculos y, me entran unas ganas de ir a cogerlo del cuello y abrazarlo.

-Vaya Sheila, deberías de tener cuidado de a quién te acercas, los lobos podrían acercase demasiado—dice mirándome fijamente, luego mira hacia la salida y se encamina tranquilamente.

-¿Se puede saber que hacías hablando con semejante dios? – me pregunta Sarah, haciendo unas muecas extrañas.

-Sarah, deberíamos de irnos de una vez- dice que el chico que la acompañaba, que ahora me mira poniendo una cara triste—Emérita se enfadará como lleguemos tarde, bueno, más tarde de lo que ya es.

Cuando estoy a punto de girarme, Sarah me coge de la mano y, literalmente, me arrastra a los servicios y me mira fijamente, como si estuviera haciéndome una radiografía.

-Sarah, ¿se puede saber que estás—me pone una mano en la boca, asique me callo y dejo que me siga mirando. A los 5 minutos pega un grito que podrían haber escuchado desde kilómetros y me arrastra de vuelta. Mi madre sonríe y el chico solo me mira como si me estuviera perdonando la vida. ¿Pero a este qué le pasa?

-Sarah, no se qué te pasa pero estás rara- digo mirando a mi mejor amiga-, mamá tu nunca sonríes tanto—me giro dirigiendo mi mirada a mi madre—y tú, ¿se puede saber por qué me miras así?- termino mirándole.

-Culpa mía no os he presentado, el es Kayden, mi hermano—dice Sarah llamando mi atención—y, llevas razón, como no lleguemos cuando antes, Emérita se pondrá furiosa ya son 2 y media de la mañana—dice mi amiga mirando el reloj.

Dicho eso, los 4 nos dirigimos al coche. Mi madre no ha dicho una sola palabra y no se que pensar, después de todo lo de la nota del avión, solo había sonrisas tiernas y no entiendo el por qué.

A las 3 aproximadamente llegamos a la casa de mi abuela, después de atravesar parte de la Reserva Denali, llegamos a la casa de mi abuela. No me hace gracia vivir aquí, aunque sólo vayan a ser 2 semanas no me gusta. ¿La razón? Está en mitad del bosque literalmente, mires donde mires solo hay árboles. Además, todo el mundo sabe que en los bosques es donde viven los lobos, y yo les tengo un pánico atroz.

Cuando nos bajamos del coche, veo a mi abuela salir a la puerta tranquila, sin prisa, como si supiera que íbamos a llegar en este momento.

-Emérita, tal y como usted dijo, su nieta y su hija están aquí- habla con un tono severo Kayden, después se va corriendo entre los árboles. Me quedo mirando el lugar por donde se ha ido y no veo nada.

-Diamond Black está a 3 minutos andando de aquí cielo- dice mi abuela tocando mi hombro levemente- no te preocupes, Kayden sabe cuidarse solo al igual que la preciosa Sarah.

Creo que Sarah capta la indirecta por que inmediatamente se va por el mismo lugar que su hermano. Cuando desaparece de mi vista, mi madre cambia la cara a una preocupada y mi abuela, cambia su semblante tranquilo por uno nervioso.

Algo está pasando, y soy la única que no sabe el qué.

Capítulo corto, espero que les guste.
Agradezco sus votos y comentarios con mi amor eterno ❤️.
Capítulo con 1256 palabras.

La guardiana (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora