Capítulo 27.

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POV Sheila

El camino a la Escuela es bastante silencioso y largo. Creo que debería de decirle a Adam que puede marcarme sin que eso vaya a matarme para que no tengamos que preocuparnos por que Kara tome el control. Sin embargo, hay algo que me detiene de decir nada. Es como si de repente hubiera un muro entre Adam y yo y es cuando me doy cuenta, no le conozco.

–¿Cuál fue tu primera palabra? –pregunto mientras caminamos.

–¿A qué viene esa pregunta? –contesta con el ceño fruncido.

–No nos conocemos mucho, y somos parejas destinadas. Deberíamos conocernos– le contesto con sinceridad.

–Sheila, puede que no nos conozcamos de forma tradicional. Pero lo que sí que conozco de ti es tu olor, como te sonrojas cuando te pierdes en tu mente y lo sincera que eres –me contesta.

–¿Entonces nunca vamos a conocernos de la manera tradicional humana? –pregunto.

–Soy un libro abierto, Sheila. Pregunta todo lo que quieras–dice con una sonrisa.

Pregunta quién era esa Kayla”.

Oigo el gruñido de Kara en mi mente.

–¿Quién era la chica que ha entrado en tu habitación? –pregunto haciendo caso a Kara.

–Mi hermana–contesta simple.

–¿Ves cómo no sabemos nada él uno del otro? Ni siquiera sabía que tenías una hermana–digo un poco decepcionada.

Veo como hace un gesto negando con la cabeza y suspira sonoramente. Pero no me contesta y sigue caminando. Siento como si ese muro entre nosotros hubiese crecido de golpe separándonos más y eso duele. Inevitablemente me duele.

Seguimos caminando ahora en un silencio incomodo hasta que llegamos a la casa de Emérita, o como ellos lo llaman, la Escuela. Sin despedirme de Adam me dirijo corriendo a mi habitación para encerrarme y pensar. Cuando llego a la habitación veo a Sarah tumbada en el centro de mi cama con la mirada perdida.

–Sarah–la llamo provocando que se asuste y se caiga de la cama. Frunzo el ceño.

–¡Sheeeey! –habla animada cuando se levanta del suelo; –estaba intentando una cosa nueva, pero ahora que estás aquí tenemos muuucho de lo que hablar.

Sé que ella es la única que me puede dar algún consejo sobre este mundo y, como mi mejor amiga seguramente no me vaya a juzgar por nada.

–¿Qué me puedes contar de la unión de los vampiros? –pregunto mientras me siento en la cama.

–Poca cosa, la verdad. La unión comienza cuando uno da su sangre voluntariamente al otro, luego tiene que pasar lo mismo pero a la inversa. Eso crea el vínculo por completo, pero queda abierto. El vínculo se cierra en su ceremonia, que depende de muchas cosas–habla como si nada.

–¿Qué pasa si una de las partes no quiere beber la sangre del otro? –pregunto confusa.

–No completan el vínculo nunca, y nunca se termina de cerrar tampoco. Dicen que puede ser doloroso –divaga en su mente; –¿por qué tanta pregunta sobre este tema?

–Puede que le diera mi sangre voluntariamente a William –murmuro insegura.

–¡¿QUE HICISTÉ QUÉ?! –exclama asombrada.

–No pensé que fuera a meterme en el lío en el que me he metido–contesto con algo de miedo.

–Madre mía, Sheila –murmura para sí; –¿eres consciente de que haciendo eso elegiste estar sólo con William? –pregunta mirándome a los ojos.

–No, bueno no lo era en ese momento. Pero Kassandra me ha dicho que me pueden marcar mis 3 parejas destinadas y no voy a morir por ello –hablo inconsciente.

–¿Quién demonios es Kassandra, Sheila? –pregunta mirándome con la duda en la cara.

–Si te lo cuento, ¿me prometes que no te vas a enfadar por no habértelo contado antes? –pregunto algo temerosa de su respuesta.

–Cuéntamelo todo, Shey. Yo no voy a juzgarte, es sólo que no entiendo como William te dejó darle tu sangre. Él si sabe lo que eso significa– habla un poco más tranquila.

–Fue un día que fui a su casa, me dijeron que estaba muy mal y que había pasado mucho tiempo sin tomar sangre y que la necesitaba. Inconscientemente me acerqué a él mientras él me alejaba. Kar por dentro me decía que le diera mi sangre y yo lo hice –cuento de forma muy resumida.

–¿Él te intentó alejar? –pregunta con el ceño fruncido.

–Sí, desde que entré en la misma habitación que él me intentó alejar pero yo no le dejé –contesto respondiendo a su pregunta no mencionada.

–Vale, ahora es un poco menos culpable. ¿Qué sientes cuando estás con él? –me pregunta cambiando de tema bruscamente.

–Pues me siento bien, es como si algo por dentro me dijera que estando con él no me va a pasar nada malo –digo dejando salir las palabras de mi boca que cambiarán todo; –me gusta al sensación de estar con él, me gusta que me abrace y me bese, me gusta William.

–Por la Diosa–habla sorprendida; –vale, es normal que sientas todo eso por tu alma, Shey. ¿Qué sientes cuando estás con mi hermano? –me pregunta haciendo que vengan a mi mente nuestros momentos juntos.

El entrenamiento juntos marcó inevitablemente un punto de comienzo junto a Kayden. Es inevitable que sonría mientras pienso en cómo me afectó estar junto a él, cómo intentó ayudarme cuando Kara me exigía estar con Adam.

–Con tu hermano todo es diferente. Es cómo si no le conociera, pero cuando le abrazo no puedo evitar que me invada un sentimiento de pertenencia y de hogar –digo dejando que mi corazón hable por sí mismo.

–Kay siempre ha sido un romántico empedernido, Shey –habla sonriente; – ¿qué hay con Adam?

Adam, es un tema complicado. Me costaba aceptar que la unión que tenía con Will era la principal causa del distanciamiento que tenía con mi mate.

–Adam es un terremoto de emociones, Sarah. A veces pienso que junto a él lo tengo todo, pero luego pasa algo, y él se aleja de mí. El dolor me rodea y sólo se pasa cuando ambos volvemos a unirnos, es raro –hablo sincera.

–Los lobos son complicados, amiga. Tienes que tener paciencia, Adam es un lobo, por lo que es posesivo y celoso, pero una cosa que tienen los lobos es lo fieles que son –habla sincera, parece que sabe lo que habla.

–Sarah, ¿tu pareja no era una loba? –pregunto cambiando el tema.

–Lo es, Shey–habla sonriente; –pero no estamos hablando de mí. ¿Qué sientes cuando estás con él?

–La sensación de seguridad es abrumante a su lado. Siento que todo podría pasarme pero que, en los brazos de Adam esteré segura y protegida– digo segura.

–¿Te puedo dar un consejo de lo que se ve desde fuera, Shey? –me pregunta.

–¿Para qué demonios te estoy contando todo esto entonces, Sarah? –pregunto burlona y riéndome.

–Tu corazón los quiere, a los 3. La sensación de protección y de pertenencia que tienes con ello es significado de cuánto los necesitas en tu vida. Debes hablar con ellos–dice tan tranquila.

–Aceptar a los 3 quiere decir que me tengo que unir a los 3, ¿cómo demonios voy a hacer eso? –pregunto asustada.

–No hay miedo en la unión, Shey. Solo debe de haber amor y ganas de compartir tu vida con esos 3 –dice como si fuera tan fácil.

–¿Por qué lo dices como di fuera algo fácil de hacer? – pregunto curiosa.

–Por que lo es, Shey. Los quieres y los necesitas, a los 3, no hay más discusión es eso. Sólo entrégate a la felicidad, por que nunca sabes cuanto va a durar exactamente amiga –dice sorprendiéndome.

–¿Cuánto has pasado sola, Sarah? –pregunto directamente.

–Intentar reprimir lo que sientes nunca es bueno, siempre acaba saliendo. Por eso lo mejor que puedes hacer es estar con ellos y ser feliz, los problemas van a venir solos–habla con una sonrisa triste.

Sin poder evitarlo me levanto para abrazarla fuertemente. Ella es mi mejor amiga y prácticamente es como una hermana, y a pesar de tener la misma edad ella parece haber pasado por mucho en este tiempo que hemos estado separadas. Duele saber que no he estado ahí para ella del mismo modo que ella lo está estando justo ahora para mí.

–Sarah, júrame algo–la pido.

–Lo que quieras, Shey –contesta.

–No vas a pasar por más mierda sola, ahora estoy aquí y quiero que cada vez que lo necesites vas a venir aquí y me lo vas a contar. Y yo te voy a escuchar y a intentar aconsejar del mismo modo que tú lo has hecho ahora conmigo–digo sincera mientras la acaricio el pelo.

–Shey, no creo que sea tan fácil –murmura insegura.

–Prométemelo, Sarah– la insisto.

–Está bien, lo prometo –dice para abrazarme aún más fuerte.

Nunca más Sarah va a tener que pasar por algo malo sola, ahora seríamos dos contra el mundo.

Pobre Sarah, juro que me dolió mucho cuando lo escribí. 

Agradezxo sus votos y comentarios 💕

La guardiana (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora