C U A T R O. Demonios

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Skyler Snow Thompson

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Skyler Snow Thompson

Pasan horas y horas donde las palabras parecen no tener sentido, al menos no tanto como ver de reojo a Donovan durmiendo. Me doy cuenta de ello cuando un pequeño y satisfactorio suspiro se escapa de sus labios.

No puedo evitarlo. Cuando lo escucho, mi cabeza rebota hacia arriba para verlo. Me fascina e intriga como nadie lo había hecho hasta ahora, sin mencionar que es la primera persona a la que le permito tocarme. ¿Cómo puede ser así? Toda mi vida me mantuve alejada de la gente, del tacto, por miedo a tener un ataque de pánico, pero este hombre... ¿Cómo lo hace?

Simplemente llegó a mi vida de repente, tocando mi mano cuando se le antojaba, mirándome en cualquier momento que quisiera y yendo conmigo a cada lugar que quiero.

Un suspiro satisfactorio se escapa pero esta vez soy yo la que lo deja salir. Verlo hace feliz a mis ojos, los deleita como nada en el mundo pudo hacerlo nunca. ¿Cómo pude pasar de ser una chica solitaria a tener un mastodonte como protector de repente? ¿Era eso nada más? No se como llamar esta relación pero no voy a ponerme a descifrarlo ahora. Habíamos convivido muy poco como para catalogarnos amigos o gente cercana, pero irónica y sorpresivamente por dentro siento una conexión con Donovan... una que nunca había tenido con nadie más.

Cierro el libro y froto mis ojos. Ya me arden de tanto releer las mismas páginas. No suele tomarme tanto tiempo entender un texto, pero esta vez tuve que repasarlo demasiadas veces. Tenía unos hermosos ojos grises persiguiendo mi mente y un cuerpo al que no paro de darle vistazos mientras el hombre duerme. ¿Cómo puede una mujer resistirse a eso?

Mientras guardo los libros, luego de haberme anotado el número de la página donde me quedé, mi estómago ruge. No tengo reloj para confirmar la hora pero sé que no debe ser pasado el mediodía. Mucho más que eso, y lo único que he comido hasta ahora fue el desayuno que compartí con Donovan.

Tengo muy pocos dólares a mano, por lo que comprar comida no es siquiera una opción. Iremos a mi dormitorio, tomaremos una sopa instantánea que tengo guardada y nos la arreglaríamos con eso hasta la cena. Eso sí Donovan quiere acompañarme, y teniendo en cuenta que pasó horas en la biblioteca mientras leía... Estoy segura de que me seguirá a cualquier lugar.

Ahora el problema es levantarlo y esperar que lo haga de buena manera.

Me acerco a su enorme cuerpo y asomándome por encima de él, toco con un dedo su brazo.

―Donovan―llamo en un susurro. Él ni siquiera reacciona, así que vuelvo a intentarlo ―Es hora de irnos.

No quiero levantar la voz a pesar de que no hay mucha gente a mi alrededor.

―Dono...

De repente una enorme mano envuelve mi garganta con brusquedad. Los dedos sosteniendo mi cuello con un agarre firme, listo para estrangularme si hago un movimiento indebido mientras el cuerpo construido de Donovan se incorpora para verme con furia. Se acerca tanto a mi rostro que nuestras narices casi se tocan y su respiración desenfrenada choca contra mi boca.

Furia ilegalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora