Harry Thomas Green
Nunca fui tan feliz como ahora.
He pasado por muchos momentos felices en mi vida, tantos que podría estar un año intentando contar todos, pero este... es definitivamente el mejor.
Que mi madre nunca me escuche decir esto, o temo que me pateará tanto el trasero que no podré sentarme bien durante tres semanas.
Pero es cierto.
El Harry que empezó el año no es el mismo que el de ahora. Pensé que iba a divertirme de la misma manera que siempre. Bromear con los del equipo, jugar futbol, andar en moto y salir de fiesta cuando podía maniobrar mi tiempo libre con los exámenes. Pero entonces ahí estaba Gracie y todo se pintó.
Jodidamente se pintó.
De rosa. De colores. De muchos arcoiris.
Y ahora es mi novia.
Es hasta gracioso y termino riéndome interiormente, sin poder creer esta locura.
Es mi novia. Es mi maldita novia.
Y esta aqui conmigo, sin insultarme, sin intentar golpearme, sin gritarme o hacerme pequeñas escenas de celos que finge que no son de celos.
Y juro por Dios que no está amordazada ni con una maldita cinta en la boca para callarla. Lo juro. Está aquí por voluntad propia.
Hemos tenido una cita en el PaintBall en donde me he dejado bombardear con bolas de colores dolorosas solamente para que me de un beso de consuelo al final. Tuvimos encuentros en mi vestuario en donde me dejó con las ganas de ver como me hacía lo que sus labios prometieron, y hubo persecuciones en el campus que terminaron en chocolates que al final se comió ella...
Pero nada de ello se compara a esto.
Tengo su cabeza en mi pecho. En mi maldito pecho. Su cabello desparramado sobre mi torso, mi clavícula y hombros, pintando mi piel. Tan profundamente dormida que siento sus pequeños ronquidos contra mis abdominales.
Es la primera vez que despierto con ella y se siente incluso mejor que todas esas veces que soñé con esto. Su cálida piel, el peso de su cuerpo sobre el mío, el sonido de su pesada respiración, todo se siente... correcto. Como si perteneciera a mi.
Solo quiero abrazarla, sostenerla y acariciarla para despertarla. Quiero besarla, tocar su piel, pasar mi boca por cada maldita zona que la hace temblar con escalofríos y eriza su piel. Pero me fuerzo a tomar una profunda respiración para no hacerlo. No quiero despertarla y arrebatarme esta hermosa vista.
Dios, realmente está pasando. La tengo aquí conmigo. Ella me quiere. Me dio una oportunidad. Está intentándolo conmigo a pesar de su temor a salir lastimada.
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Furia ilegal
Romance~ESTE LIBRO CONTIENE ADVERTENCIAS DE CONTENIDO~ Intenso, feroz y jodidamente adictivo. "Un enorme luchador clandestino, el rey del hielo más temido de la universidad y el tipo más terrorífico del campus" Hay muchas palabras para describirlo. Es una...