C U A R E N T A Y C I N C O. Segundas oportunidades

43.4K 1.9K 459
                                    

(La imagen de la mansión no es exacta, es para que tengan una idea aproximada)

(La imagen de la mansión no es exacta, es para que tengan una idea aproximada)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Skyler Snow Thompson

Quisiera decir que lo que pasó me libró del nerviosismo, pero ahora, frente a la casa del tío de Donovan, me doy cuenta de que solo desapareció por un momento. Ahora vuelve con fuerzas, paralizándome en su costosa entrada.

Es el director de la universidad. Se fue de viaje por negocios, y como si fuera poco, se ve como si fuera exageradamente adinerado. Nadie en este mundo podría convencerme de lo contrario teniendo en cuenta que hemos venido a un lugar que está apartado de la maldita civilización y hay un kilómetro entero de terreno que separa la mansión de la entrada gigante de rejas. ¿Como algo como eso podría relajarme?

Ahora siento que el vestido de flores era mejor opción que estos jeans negros oxford y el top blanco de mangas largas que decidí traer.

Mis mejillas de repente se calientan cuando el recuerdo de lo que sucedió momentos atrás atraviesa mi mente, pero lo envío lejos con rapidez cuando me doy cuenta que no es el momento indicado para pensar en ello. Debo tranquilizarme.

Respira, es solo un humano más.

Que podría tener mi futuro en la universidad en sus manos. Mierda.

Además, es el único familiar que tiene Donovan. Es una presión enorme teniendo en cuenta que si le caigo mal no tendré a ningún otro que me defienda dentro de la familia. Alexander es una de las muy pocas personas que le cae bien a Donovan, no puedo hacer nada para ponerme en el medio ni crear conflicto entre ellos. Y joder, siento que en cualquier momento meteré la pata y todo se irá por el caño. Tal vez incluso...

―Tranquilízate ―la voz suave de Donovan en mi se desliza por mi cuello, poniéndome los pelos de punta mientras su presencia invade mi retaguardia y la llena de su olor masculino y ahumado. ―Llevas diez minutos viendo la puerta, ratoncito.

―Lo siento ―susurro, parpadeando para quitarme las imágenes de lo que podría pasar en los próximos minutos que me llevaran a ser echada a patadas de aquí. ―¿Por qué no dijiste nada?

Lo siento encogerse de hombros.

―Te veías como si necesitaras unos minutos.

La ternura y la paciencia en sus palabras hace que una sonrisa se deslice en mis labios y me doy la vuelta con suavidad para rodearlo con mis brazos. La noche nos envuelve. Detrás de él, el brillo de las estrellas destacan sus sus rasgos afilados como una sutil insinuación erótica. Lo hace ver macabro, peligroso entre una nube negra de agresividad, pero sus ojos relajados y esa pequeña sonrisa ladeada que solo me dedica a mi lo hace ver un poco menos intimidante. Y Dios, se ve muy apetecible con los pantalones caros de vestir, la camisa negra y la chaqueta de cuero.

No... hubo muchas ocasiones donde pude verlo así. Siempre lo veo en pantalones de gimnasia y...

Bueno, desnudo. Y creo que toda la población femenina estará de acuerdo cuando diga que es la mejor visión de él.

Furia ilegalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora