Harry Thomas Green
Escucho como su respiración se tranquiliza y ese lento sube y baja de su pecho bajo mi mejilla me permite relajarme por lo que se sienten horas. Horas y horas de descansar en el limbo más dulce y satisfactorio del universo. Mis brazos y el resto de mi cuerpo están envueltos en toda ella porque nunca es suficiente contacto. Soy como un oso panda que solo quiere treparse, pero en vez de escalar, yo quiero quedarme aquí y dormir en su comodidad.
Todo mi cuerpo hormiguea, apenas lo siento, y cada parte de mi mente esta envuelta en sabanas de seda que me impiden pensar en nada más que en disfrutar de estos momentos y dormir un ratito más. Qué mejor que envuelto alrededor de ella.
Mi Gracie.
―Necesito mear ―suelta mi princesa.
La risa brota desde las profundidades de mi pecho, tomándome totalmente desprevenido y forzandome a abrir mis ojos y mirar hacia arriba.
―Que delicada ―vuelvo a reir, apreciando por unos instantes el tinte rosado y adorable que sigue tiñendo sus mejillas. Sus ojos chocolate brillan y ese cabello rubio blanquecino que tanto amo se esparce desordenado sobre mis almohadas. No puede verse mas sexy, joder.
―Es mi segundo nombre.― se encoge de hombros con delicadeza y sin meditar en su fuerza ni brusquedad, sale de debajo de mí, haciéndome caer sobre el colchón y rebotar con fuerza.
―Oye.
―Si no quieres que empape más tu cama, mas te vale no quejarte ―frunce el ceño, y con esa timidez transitoria que tiene, agarra una de mis camisetas y corre al baño.
―Estaba cómodo. ―hago un puchero que, por supuesto, ella no logra ver. ―Vuelve.
Gracie apenas cierra la puerta, y puedo escucharla bajar la tapa del inodoro mientras me acomodo para volver a recibirla y apretujarla en mi pecho.
―¡Ya vuelvo, no seas un niño caprichoso!
Me rio de su reprimenda y la forma quejosa pero divertida de retarme, como si realmente estuviera poniendo a un niño en su lugar. Puedo imaginar que una sonrisa pinta sus labios y todo mi cuerpo tiembla con esa imagen.
―La cama ya está medio húmeda, no importaba si lo empeorabas un poquito más.
Veo cómo su pequeña cabeza se asoma por la puerta, y estoy totalmente seguro de que sigue meando mientras se asoma. El baño es tan pequeño que eso se puede hacer.
―No seas asqueroso, Harry.
¿Asqueroso?
―Recién no tuviste problema de empapar...
―Harry, cierra la boca o no volveré. ―esta vez frunce las cejas, pero veo como sus labios tiemblan con una sonrisa que amenaza con salir ―Déjame hacer mis necesidades.
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Furia ilegal
Romance~ESTE LIBRO CONTIENE ADVERTENCIAS DE CONTENIDO~ Intenso, feroz y jodidamente adictivo. "Un enorme luchador clandestino, el rey del hielo más temido de la universidad y el tipo más terrorífico del campus" Hay muchas palabras para describirlo. Es una...