Skyler Snow Thompson
―Quiero que me des la llave ―mi voz suena con suavidad en la habitación de Donovan mientras mis ojos se deleitan con su anatomía semidesnuda.
No tarda en girarse con ojos ardientes, fijos en los míos, antes de deslizarlos por mi silueta revestida en su enorme camiseta y calzas negras. Mi cuerpo tiembla, el recuerdo de nuestro momento caliente horas atrás volviendo a mi cabeza. Ni siquiera el baño que nos dimos me ha purificado los pensamientos. Incluso mi coño sigue palpitando ante las imágenes que se mantienen grabadas en mi cerebro.
Mis mejillas se pintan de rosa mientras veo sus brazos moviéndose para meterse en una camiseta negra. Cuando su cabeza sale por el agujero, su mirada vuelve a mi.
―¿Por qué quieres las llaves? ―parece molesto, como si pedirselo le estuviera sacando ese control que tanto le gusta sentir que tiene.
―No pienso quedarme ahí sola otra vez y que pase lo mismo que..
―No me lo recuerdes. ―gruñe, de repente siendo consciente de lo que digo.
―Entonces no preguntes. Solo damelas. Cuando termines de pelear, tocas la puerta y la abriré por tí. Es la única forma en la que aceptaré ir.
El silencio se hace presente y algo en la habitación comienza a cargarse ante la mención de aquel día. No es bueno recordar al hombre que por venganza estuvo a punto de violarme en el camarín de Donovan, mucho menos sacarlo a colación frente a mi enorme hombre de las cavernas como si lo estuviera culpando. Sin embargo, la única forma de acompañarlo y sentirme más segura, es teniendo el control de la situación. Las llaves son lo único que va a conseguir que me sienta de esa forma, y si bien sufriré viéndolo pelear, al menos lo haré segura de que nadie puede entrar sin mi permiso.
Donovan se mueve y sin apartar su vista de mi, se sienta en la cama y comienza a ponerse las zapatillas. Solo tardé dos segundos en ponerme mi ropa, pero cuando vio que agarraba una de mis blusas, rápidamente la arranco de mis manos y me dio una de sus camisetas, como si le gustara la idea de estar pegado a mi incluso cuando la distancia es prominente. Y en un lugar como la Cueva, podría decirse que vamos a estar demasiado lejos como para que nos guste, así que la agarré con gusto. Ahora solo puedo olerlo a él cada vez que respiro. Es intoxicante.
―Te las daré. ―finaliza. ―Con tal de tenerte ahí para mí.
Mi corazón no puede luchar contra él y se derrite sin pensarlo dos veces. Hay algo en Donovan cuando dice ese tipo de cosas sin dobles intenciones que me hace querer chillar y saltar con emoción como una niña en navidad. No puede evitar ser tierno, e incluso sin darse cuenta, sigue haciéndolo solo porque sabe que me hace sentir especial. Le gusta ver mis mejillas ruborizadas, ese nerviosismo en mis movimientos cada vez que abre la boca y suelta esas cosas, que su sistema simplemente sigue creando hermosas oraciones para deleitarme. ¿Quien diría que la bestia a la que todos temen terminaría siendo tan dulce y tierno el 50% de las veces?
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Furia ilegal
Romance~ESTE LIBRO CONTIENE ADVERTENCIAS DE CONTENIDO~ Intenso, feroz y jodidamente adictivo. "Un enorme luchador clandestino, el rey del hielo más temido de la universidad y el tipo más terrorífico del campus" Hay muchas palabras para describirlo. Es una...