Skyler Snow Thompson
La única preocupación que tenía era liberarme de las secuelas que dejaron mis demonios en mi. En cambio, entre los roces de las yemas de los dedos de Donovan en mi cuero cabelludo, el bombeo de su corazón palpitando contra mi oído y las suaves respiraciones que daba a medida que los minutos pasaron, me dejaron tan relajada que no pude evitar desmayarme sobre él. No me había dado cuenta cuan casada me había dejado intentar controlar mis emociones para que no me hicieran perder la cabeza pero, al momento que todo volvió a su lugar, nuestro alrededor dejó de girar y el pánico se alejó poco a poco, mi cuerpo perdió la batalla y cayó rendido.
No sé cuánto pude dormitar, pero cuando abro mis ojos puedo notar que estamos en la misma posición en la que estábamos antes de desmayarme y que los dedos de Donovan pasaron de acariciar mi cuero cabelludo a deslizar toda su palma en la parte superior de mi cabello. Como si no quisiera dejar de acariciarme pero sus dedos se hubieran cansado.
―Hola.
Mi voz sale gruesa y rasposa como una lija, y casi me río por la sacudida de sorpresa que da el cuerpo de Donovan al escucharme. Un segundo después, sus músculos se relajan aún más de lo que estaban cuando intentaba despertarme, como si escuchar mi voz hiciera que finalmente pudiera tranquilizarse lo suficiente para acabar con las preocupaciones.
―¿Cómo estás? ―susurra, girándose lentamente para verme hasta que nuestros rostros quedan a solo centímetros de tocarse. Ninguno hace un ademan por acortar la distancia, mas bien nos quedamos estáticos respirando el olor del otro mientras disfrutamos la calma que de repente nos rodea. Se siente como si un manto de tranquilidad nos cubriera, donde los demonios no pueden entrar a torturarnos y no existe nada más que la paz aliviando la pesadez en nuestras almas. Se siente liberador, como si pudiera cerrar mis ojos y respirar un aire completamente nuevo para mi. Después del ataque de pánico que tuve en la cocina por algo tan simple como una pregunta sobre mi pasado, llevar oxígeno limpio y puro a mis pulmones es un alivio.
Sintiendo sus hermosos ojos de tormenta sobre mi, me permito encontrarlos a medio camino. Sus iris grises se ven más claros que cualquier otro día, y dudo que sea por algo más que el repentino placer de la calma curando nuestras heridas mientras nos vemos el uno al otro. O tal vez por nuestras pieles rozándose con dulzura o nuestros corazones latiendo a la par.
Sin embargo, puedo sentirlo como si fuera un conjunto de todo.
Y me hace sentir completamente... llena.
Entonces, ¿por qué de repente toda mi felicidad se evapora ante la mención de mi pasado? Me da rabia y vergüenza a la vez ser tan vulnerable, y que encima Donovan lo vea en primera plana. Me encantaría no sufrir de la manera en que lo hago ni depender de otros para que me ayuden a calmarme. Su toque es como la caricia de un ángel, sanadora, misericordiosa... un aleteo de alas que puede alejar cualquier rastro de sufrimiento con solo un movimiento. Respirarlo es mi medicamento, sus palabras el aliento y la fuerza que necesito para poder recuperarme de la caída.
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Furia ilegal
Romance~ESTE LIBRO CONTIENE ADVERTENCIAS DE CONTENIDO~ Intenso, feroz y jodidamente adictivo. "Un enorme luchador clandestino, el rey del hielo más temido de la universidad y el tipo más terrorífico del campus" Hay muchas palabras para describirlo. Es una...