Skyler Snow Thompson
―¡Gracie! ―grito, pero cuando me doy cuenta de que las miradas de los estudiantes cercanos voltean hacia mí, cierro mi boca y me ruborizo con fuerza.
Camino hacia ella, la vista de su cuerpo apoyado en uno de los laterales de la entrada a la universidad no pasa desapercibido para nadie. Es temprano por la mañana, por lo que tiene en su mano un vaso enorme de café mientras escribe en su celular con la otra. Hay diversión en sus ojos y la sonrisa que la acompaña se amplía aún más cuando eleva sus ojos y, a pesar del sol brillante sobre nuestras cabezas, los encuentra con los míos.
―Hey, niña enamorada ¿como estas? ―dice feliz, pero noto el momento exacto en el que intenta esconder "disimuladamente" su teléfono. Miro hacia allí, esperando poder ver un atisbo de algo que me de una idea de lo que la tiene tan contenta, pero logra guardarlo antes de siquiera ver algo.
―¿Hablabas con Harry? ―curioseo, y como si fuera una respuesta, al instante sus mejillas se ruborizan. ―No quería interrumpirlos, puedes seguir hasta que termines lo que estabas escribiendo.
―¿Por qué estaría hablando con Harry?
La forma en la que lo dice es demasiado falsa. Ese fruncimiento, esa incomodidad y ese brillo molesto en sus ojos me dicen que estoy en lo cierto, y que evidentemente no quería ser encontrada disfrutando de cualquier intercambio con él. Como si su fachada hubiera sido descubierta a pesar de haber intentado, con mucho esfuerzo, esconder su interés o disfrute.
―No sé, instinto. ¿Hablas con alguien más? ¿Es de la Universidad?
―Entonces ―cambia de tema, la incomodidad flotando en su voz― ¿Que te trae tan curiosa esta mañana? ¿Tu enorme bestia no te dio los buenos días como corresponde que estas tan atenta por lo que hago?
―¿Qué? ¿Qué te hace decir eso?
Gracie se encoge de hombros, sonriendome de esa forma que tiene tan sincera, risueña y carismática, y luego se acomoda un poco el cabello cuando el viento lo alborota un poco.
―Deberías estar flotando ahora mismo en vez de curioseando si él te hubiera dado el saludo mañanero ideal. Solo digo.
El recuerdo de los labios de Donovan en mi coño, moviéndose en círculos sobre mi centro, arrancándome del sueño en el que estaba sumida, vuelve a mi cabeza. Había jadeado de placer incluso antes de ser consciente de lo que le estaba haciendo a mi cuerpo. De repente todo vibraba dentro de mí, todo quemaba, y mi cuerpo solo quería derretirse ante ello y a la vez alejarlo por lo sensible que estaba allí abajo. Él hizo maravillas con su magnífica lengua, sus labios regordetes y sus dientes mordisqueando mi carne. Me desperté gimiendo su nombre, con mis manos enredadas en su cabello y las suyas enterradas en mis muslos con fuerza, como si solo pensara en dejarme una marca. Una que solo él podría ver, una que sacia su parte posesiva y obsesiva... así que lo dejé. No era como si pudiera pensar demasiado en ello en ese momento. Estaba volando, ascendiendo a una cima imaginaria que me llevaría al clímax. Se sentía tan cerca.
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Furia ilegal
Romance~ESTE LIBRO CONTIENE ADVERTENCIAS DE CONTENIDO~ Intenso, feroz y jodidamente adictivo. "Un enorme luchador clandestino, el rey del hielo más temido de la universidad y el tipo más terrorífico del campus" Hay muchas palabras para describirlo. Es una...