V E I N T I D O S. No planeé nada

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Skyler Snow Thompson

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Skyler Snow Thompson

Eso fue más de lo que había esperado cuando decidí venir a verlo. Esperaba su furia, su molestia, e incluso que me dijera el motivo por el que estaba furioso conmigo, pero esto... no es como esperaba que terminara la noche. Mi piel pica por donde su lengua estuvo y mi sistema no puede dejar de pensar en el fuego que me consumió mientras lo tragaba hasta la empuñadura. Sigo sufriendo las replicas su orgasmo en mi cabeza, con pequeños espasmos disimulados que lo dejaron completamente ido mientras caía de la cima.

Fue fascinante verlo, escuchar su placer derramarse por sus gruesos y feroces labios. Sus gruñidos saciados le siguieron, y luego me tuvo sobre él, entre sus brazos y sobre su pecho, intentando consumirme con su calor.

Ahora solo queda el caluroso recuerdo y el hormigueo caliente que se desliza por mis venas a todo mi cuerpo, manteniendo mi temperatura alta y casi sudorosa. Donovan no puede apartar su toque de mi piel, y sé que es por eso que no puedo siquiera pensar en algo más que nuestros cuerpos desnudos y jadeantes, completamente saciados. Una parte de mí quiere más, recorrer con él todas esas partes que estuvieron apagadas hasta que él apareció y las encendió con lujuria. Hacer todo aquello que mi cuerpo grita que necesita para saciar el hambre rugiendo en mi interior.

Pero no podemos movernos. Fue más intenso que cualquier otro maldito toque que le haya dado, e incluso recibido. Nunca pensé que alguien bajaría por mi cuerpo hasta mi zona intima y me devoraría con ansias como si fuera un banquete en medio de un desierto.

Donovan me hizo ver las estrellas. Una y otra vez, su boca me hizo gritar y temblar hasta que mi mundo se hizo pedazos.

Y yo solo puedo pensar en más. Lo quiero todo.

Suspirando, arrastro suavemente mi dedo en círculos sobre la piel de su pecho desnudo. Está caliente y ligeramente sudoroso al tacto, pero sigue siendo tan magnífico que le daría un lametazo sin siquiera pensarlo dos veces. Mi cabeza apoyada en su hombro y mi cuerpo acurrucado a su costado me permiten ver el resto de su cuerpo. Los pectorales marcados, el corto y casi inexistente vello decorando ese camino hacia su ingle, y sus largas y tonificadas piernas. Ni siquiera me atrevo a disimular la larga mirada que le doy a su polla cuando deslizo mis ojos por su enorme anatomía. Haría lo que fuera por sacarle una foto y llevarla conmigo a cualquier lado para poder admirar al sexy hombre que vuelve papilla mi cerebro. Pero sé que si esa imagen llega a las manos equivocadas por cualquier razón, habría millones de mujeres ansiosas aporreando la puerta para poder ver la enorme bestia de Donovan. Incluso blando y saciado es impresionante.

No es como si tuviera mucho referencia aparte de libros de texto con fotos de estatuas desnudas y el video porno que accidentalmente trajo Donovan de una de las habitaciones.

Casi me río ante el recuerdo, pero la extensa inhalación cansada de Donovan hace que mi atención rápidamente se enfoque en él. Su mano no deja de acariciar el mechón de cabello que descansa sobre uno de mis senos, y tampoco pretendo alejarlo. Mi pezón hormiguea por los ligeros roces, pero se siente bien. Como si fuera... normal.

Furia ilegalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora