Skyler Snow Thompson
No sé cuánto tiempo estuve encerrada en mi habitación pero el pánico no logra irse por completo de mi sistema.
Miro hacia abajo, mis uñas enterrándose con fuerza una y otra vez en mi muslo sin poder evitarlo. Quiero forzarlas a detenerse pero no parecen querer hacerme caso. Tengo la respiración agitada y por un momento pienso que es culpa de las escaleras que subí corriendo, pero no puede ser solo eso porque fue hace mucho tiempo. Sigo nerviosa, ansiosa y asustada. ¿Qué le está pasando a mi cabeza?
Información que no se descifrar e imágenes recorriendo mi cerebro como pequeñas fotos animadas no dejan de atormentarme. Duele, ninguna de estas cosas haciéndome sentir bien. Hay dolor detrás de cada destello en mi conciencia.
Quiero paz, tranquilidad, sacar de mi mente todas esas imágenes que no puedo recordar. Están distorsionadas, no se entienden, pero hacen que cada parte de mi piel arda como si enormes llamas quemaran cada parte de mi. Quiero gritar, agarrar mi cabeza y arrancar los recuerdos pero no puedo hacerlo por más que lo desee con la pequeña cordura que aún me queda.
Estoy llorando en la oscuridad de mi habitación y no me importa nada más que sacar todas las penas que me causa lo que veo en mi mente. Detrás de mis ojos pasa todo como una película vieja sin audio. Me gustan las películas, pero esas son demasiado terroríficas para mi gusto.
Puedo sentir cada tortura en ellas.
Quema.
Quema demasiado.
Están consumiéndome, marchitándome.
Devorándome
Ese hombre me había asustado. Había estado parado ahí afuera sin querer pasar del todo desapercibido. Como si me conociera. Como si quisiera que lo vea.
¿Pero de dónde lo conozco y por qué mi cuerpo sintió la urgencia de alejarme de él lo más rápido que pude?
Me acurruco más entre las sábanas, queriendo que las mantas alejen cualquier demonio de mi cabeza, pero no hace nada de ello. Ahí están todavía, esperando por mi. Si cierro los ojos será peor, lo sé, pero estoy cansada. Mi cabeza martillea y quiero con desesperación que este día acabe de una vez para olvidarme progresivamente de ese señor.
―¿Qué demonios haces aquí? ―el grito de Jessica resuena hasta mis oídos e inmediatamente me incorporo de golpe, dejando que las sábanas se arruguen en mi cintura. Suena asustada pero enojada a la vez―¡Déjame pasar!
Jessica se había ido ni bien entré por la puerta con lágrimas en mis ojos. Sabía que no quería ningún drama y por eso decidió dejarme sola. Su novio la había seguido por detrás y eso es lo único que recuerdo de ellos. ¿Cuánto tiempo me habían dejado sola en mi habitación, llorando a mares?
―Muévete, maldita sea ―vuelve a chillar, un poco asustada pero con coraje, esta vez más cerca de la puerta.
Decido no meterme. No sé con quién está enfrentándose ahí afuera y para ser sincera es mucho alboroto como para que desee salir a ver. No es mi ambiente así que si puedo evitarlo, lo hago con gusto.
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Furia ilegal
Romance~ESTE LIBRO CONTIENE ADVERTENCIAS DE CONTENIDO~ Intenso, feroz y jodidamente adictivo. "Un enorme luchador clandestino, el rey del hielo más temido de la universidad y el tipo más terrorífico del campus" Hay muchas palabras para describirlo. Es una...