~ESTE LIBRO CONTIENE ADVERTENCIAS DE CONTENIDO~
Intenso, feroz y jodidamente adictivo.
"Un enorme luchador clandestino, el rey del hielo más temido de la universidad y el tipo más terrorífico del campus"
Hay muchas palabras para describirlo. Es una...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
INVITACION E INFORMACION IMPORTANTE AL FINAL DEL CAPITULO
LEER PORFIS
Skyler Snow Thompson
Ninguna se mueve. El silencio nos rodea, las emociones que hace unos segundos había desaparecido para dejar un vacío frío y arenoso, vuelven a mi, alborotadas. Mi corazón se agita, un tipo de alivio se instala en cada gramo de mi sistema y esas lágrimas que habían cesado, vuelven a caer con fuerza mientras mis hombros caen y mis ojos se cierran.
Negativo. No estoy... embarazada.
―¿Cómo te sientes? ―susurra Gracie, acercándose por detrás.
No hemos tenido mucho contacto desde aquella vez que me ayudó con la ropa para ir a cenar con Alexander. Un par de mensajes aquí y allá como para mantenernos en contacto, algo de charla trivial cuando íbamos a clase, pero no mucho más. Aun así, aquí está para mí. Mi apoyo.
―Yo... no lo sé. ―respondo, tomando con manos temblorosas el papel que me pasa para poder sonarme la nariz.
―Lo entiendo, incluso siendo negativo... se siente como demasiado ¿no? El susto es una de las peores cosas.
―Así es.
―Sin embargo, ahora que has pasado por esto, hay que asegurarnos de que no vuelva a pasar, Sky. No puedo volver a verte así de perdida.
―Lo siento.
Se acerca a mí, la pena brillando en sus ojos marrones.
―No te lamentes conmigo, no es necesario. Solo me preocupo por ti, somos amigas. Y como amiga, tengo la obligación moral de aconsejarte que llames al hospital y saques turno con la ginecóloga.
Ginecologa, por supuesto. ¿Cómo pude olvidar que existían?
Parpadeo hacia ella, internamente agradecida por la claridad enorme que me brinda en este momento donde mi cerebro es solo un revuelto de tantas cosas que ni siquiera puedo entenderlas.
―Será de mucha ayuda. Puedes preguntarle todas tus dudas y te hará estudios para que sepas si estas completamente bien y sana. Incluso puedes pedirle algún método anticonceptivo si quieres. Pero hasta ese momento, por favor usa condones.
Pero todo resuena en mi mente mientras mi cerebro da vueltas sobre el tema. Intento buscar en mi interior la razón por la que la inquietud me ataca al escucharla, y cuando me doy cuenta, se siente como una puñalada directo en el estómago.
¿Cuándo... cuándo fue la última vez que fui a un hospital?.
Peor aun... No tengo ni la más mínima idea de si tengo obra social o algo asi.
Mi mente simplemente está en blanco.
―¿Sky? ¿Me escuchaste?
Parpadeo hacia ella, sin darme cuenta que estoy arrugando el papel con el que me soplé los mocos con nerviosismo. Siento las lágrimas secas de mi llanto pegadas en mis mejillas, y odio sentir que he hecho preocupar a todo el mundo por algo así.
