2da parte 90

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Respiré profundo y entré al apartamento. Donghan me sonrió al verle y se acercó hasta abrazarme— ¿cómo te fue en el trabajo? —preguntó y me quitó la bolsa para que lo pudiera abrazar, cosa que hice.

—Bien cariño, cansado pero bien —dejé un beso en su cabeza—. ¿Tienes hambre?

Él asintió y caminé hasta la cocina. Preparé algo rápido y nos sentamos para comer. Había pasado un año. Tenía dos trabajos e intentaba pasar el máximo tiempo en casa para cuidar de Donghan. Mis padres habían regañado a Solar. No sé qué le hicieron, al final de todo no la veía a ella tampoco desde hace un año. Mi mente no quería pensar en la posibilidad de que ella se haya quedado al lado de JungKook después de todo.

Respiré profundo regresando a la prioridad: Donghan. Cuando acabó de cenar lo llevé a la cama y después de arroparlo le conté un cuento para que pudiera dormir.

Pronto sería el cumpleaños de Donghan y tenía que conseguir un regalo y un pastel. Tenía la mente ocupada en ello mientras veía la vitrina que exponía los pasteles. Respiré profundo intentando concentrarme en ello, escoger el mejor pastel.

La campanilla de la tienda volvió a sonar sin embargo no le presté atención. Elegí un pastel y fui a la caja para pagarlo. —Disculpe... su tarjeta marca error —habló el chico que me estaba cobrando y fruncí levemente el ceño— ¿tendrá otra?

—No... pero esa debería de funcionar —hablé frustrada—. ¿Puedes pasarla de nuevo?

El chico lo hizo sin embargo fue lo mismo a lo que sentí mi nariz picar, justo la sensación que daba el llanto. Asentí levemente y suspiré— bien, gracias —hablé tomando la tarjeta y saliendo de la tienda sin ver a nadie más. Tenía la mirada baja en mis pies mientras caminaba. Se supone que ya había pagado la tarjeta, ayer de hecho.

No podía ser.

Necesitaba ese pastel, Donghan se merecía un cumpleaños bonito y... ya estaba llorando.

Sin embargo no sentía el dolor en el pecho que sentía en un inicio. Parecía que mi corazón estuviera anestesiado mientras sentía que las cosas iban peor cada vez.

—Pensé que realmente lo necesitarías —una voz detrás de mi fue la que interrumpió mis pensamientos y se me fue el aire. ¿Podría ir peor?

Conocía esa voz, fue la que por años me calmó, la que por años consideré como medicina. Sin embargo no me sentía capaz de voltear, él pareció estar en mi cabeza porque se adelantó hasta quedar frente a mi. —Sé que... sé que hoy es el cumpleaños de Donghan. Estuve buscándolos. Ahora... ahora me gustaría darle esto a él.

Mis ojos vieron el pastel que había escogido hace unos minutos, entre sus manos. Intenté calmarme sin embargo no podía, sentía mi cuerpo colapsar de apoco. —¿Puedo dárselo?

Su pregunta hizo que subiera poco a poco mi mirada hasta sus ojos y sentí el nudo en mi garganta volverse más sofocante. —Él... él no es tonto Jeon... él supo lo qué pasó. No creo que le agrades realmente.

Él bajó la mirada y asintió ligeramente— quiero arreglarlo. Me gustaría arreglarlo. —Siguió sin verme y solo respiré profundo intentando calmarme.

—Hoy no... te, te agradezco que le hayas comprado el pastel pero no creo que su cumpleaños sea una gran fecha para que su padre muestre interés en él —dije sin escrúpulos y bajé la mirada al pastel— yo... te lo pagaré.

Me extendió el postre y lo tomé entre mis manos antes de hacer una pequeña reverencia y pasar a su lado. —TN —llamó—, te amo.

Sentí mis ojos llenarse de agua y sentí mi corazón acelerado, odiándome por eso— no... no tienes derecho —hablé afectada—, no tienes derecho de venir y querer retomar todo como si te importara. No cuando fuimos en lo último que pensaste.

Me alejé casi corriendo. Sintiendo mis mejillas mojarse por las lágrimas u aunque las limpiaba, eran rápidamente reemplazadas con otras.

Días más tarde estábamos Donghan y yo intentando armar un gran rompecabezas mientras llovía a cántaros. La luz se fue y sentí a mi hijo acercarse en un brinco hasta esconderse en mi. Lo abracé con fuerza y encendí la luz de mi celular para que él no tuviera miedo.

Escuché un estornudo de su parte— ¿Tienes las pastillas para tu alergia? —pregunté dejando caricias en su cabello y él negó con la cabeza. —Iré por ellas.

—No te vayas —pidió aferrándose a mi—.

—¿Y su vamos juntos? —pregunté entendiendo el porqué no quería quedarse solo.

Él accedió y nos pusimos los abrigos antes de salir del apartamento para ir hacia la farmacia más próxima. Al llegar preguntamos por las pastillas y nos quedamos esperando a que nos la trajeran.

—¿JungKook...? —escuché la voz de Donghan, petrificado en su lugar, viendo un punto fijo detrás de mi a lo que me volteé tensa hasta encontrarlo ahí.

JungKook también estaba petrificado al vernos. Notaba que sus ojos se llenaron de lágrimas al ver a Donghan e intentó acercarse sin embargo el más pequeño sólo se escondió detrás de mi. —¿Nos estás siguiendo? —pregunté intentando sonar firme y él sólo negó con la cabeza rápidamente.

—No no... yo vine a comprar analgésicos. —Explicó y solo seguí alerta.

—Señorita —llamó alguien detrás de mi y me volteé para comprar la medicina de Donghan. El aludido seguía aferrándose a mi y me sentía molesta por la aparición repentina de Jeon.

Cargué a Donghan para salir e ignorar a JungKook. —Papá... —llamó Donghan al que solo nos veía con impotencia y me detuve abruptamente.

—¿Si? —ante el silencio, JungKook insistió.

Donghan pareció arrepentirse de lo que iba a decir y solo escondió su rostro en mi cuello por lo que vi a JungKook una última vez antes de irme por completo, cubriéndonos a Donghan y a mi, con un pequeño paraguas. Me servía si cubría a Donghan de la lluvia. Yo no importaba.

Un auto se colocó a nuestro lado. —Déjenme llevarlos. —Pidió JungKook y suspiré. —Solo... no quiero que se enfermen.

Tras unos segundos de pensarlo, subí a su auto con Donghan en mis piernas. Vi por la ventana mientras le explicaba a JungKook por dónde tenía que ir. —No quiero que nos vuelvas a ver —la voz de Donghan fue como una flecha en el silencio—, si solo nos verás para irte después... entonces no sirve que nos veas.

Sentí mis ojos aguarse y JungKook se detuvo en un semáforo. —Es cansado tener que consolarnos entre ambos por tu culpa. Mamá está rota y a ti no te importa en lo absoluto. —Sus palabras eran duras sin embargo parecía que lo decía realmente desde dentro de su corazón.

—Sé que lo que hice no estuvo bien... sé que realmente les hice daño y lo siento tanto. No saben cuanto lo siento y me duele tanto pensar que perdí a mi familia por una idiotez. —Sus palabras sonaban honestas después de todo —. Siento haberles hecho pasar por lo que han pasado pero realmente me gustaría arreglarlo, me gustaría construir un hogar con ustedes porque realmente los amo con todo mi corazón.

Donghan suspiró y se quitó de mis piernas para pasar a las de JungKook y abrazarlo con cuidado. JungKook pareció no aguantar más y terminó llorando mientras se aferraba a Donghan. Los autos comenzaban a rebasarnos después de sonar el claxon en nuestra contra.

Jeon extendió su brazo para que yo me acercara a ellos y lo hice (aunque igualmente estaba llorando con fuerza). Pude sentir sus intenciones de protegernos. De algún modo intentaba cubrirnos con sus brazos para protegernos.

Era complicado. Era complicado sentir que estaba en casa cuando colocaba mi oreja en su pecho y escuchaba su corazón latir. Era complicado que el corazón eligiera las cosas sin consultarme primero sin embargo, sentí que iría mejor.

Sentí que podríamos ser una familia de nuevo. 













Oigan perdón mi sensibilidad pero lloré escribiendo esto.

Pido perdón 😪

See you at Wonderland.

Jungkook  Reactions Donde viven las historias. Descúbrelo ahora