Umi Ruby, una bella mujer con un poder un tanto peculiar se ve en enredos cuando debe llevar a un grupo de postulantes a héroes a un lugar de entrenamiento. Un viaje de 5 días en la que los curiosos y alocados alumnos y en especial el maestro encar...
Ambos despertaron cuando el reloj de Aizawa comenzó a sonar, provocando quejidos de ambos dormilones bajo las sábanas. El sonido desesperante de aquel aparato, hizo que Ruby se levante un poco con ayuda de su brazo y con el otro, alcanzó el aparato, lanzandolo con fuerza contra la pared, así volviendo a acostarse cerca de su prometido.
-Te compraré otro... -dice con la voz adormilada mientras acomoda su cabeza en el pecho del hombre-
-No hace falta, ya me tenía harto... -se acomoda abrazandola y suelta un suspiro profundo- No quiero ir a trabajar...además hoy tienen la prueba de licencias provisionales...
-Recuerda que también voy yo... mis alumnos también probarán suerte... -le acaricia el pecho con suavidad, abriendo levemente los ojos- anda fortachón... hay que levantarnos...
Dándole una suave palmada en el pecho, le dio un beso en los labios, sonrió con sueño y se puso de pie, escuchando las quejas de Aizawa. Se puso de pie, observando como sus escamas comienzan a aparecer para cubrirla de manera natural en sus partes más nobles; dando un asentimiento, caminó hasta el baño dando un gran bostezo mientras hace tronar de manera satisfactoria cada parte de su cuerpo.
El pelinegro se mantuvo dormitando por largos minutos, tratando de acomodar sus ideas y saber ...¿qué había pasado anoche? ¿No fue un sueño? ¿De verdad ella había aceptado ser su señora?. No sabe por cuánto estuvo así pero su nariz captó el olor de café recién hecho.
-Oye~ maestro que duerme en una bolsa amarilla de dormir~ -la risa burlona de la pelirroja lo hizo abrir sus ojos para enfocarlos en ella- Arriba, date un baño y a desayunar.
-Me puedo quedar a dormir contigo?.
-No, tienes responsabilidades. -sonrie y se aleja- he puesto café, estará en unos minutos, anda, rápido.
Gruñendo, el pelinegro se sentó en la cama y notó algo particular de la situación, ella aún se encuentra en toalla, el cual cayó por error de esta al no sujetarlo bien, exponiendola.
-No seas mirón y vete a darte un baño. -toma su pantis para ponérselo rápido-
-Dime que veré esto todas las mañana...
-¡Yaaaaa!!!
Soltando una risa gruesa, el pelinegro se puso de pie para ir al baño, dándose una ducha mañanera antes del desayuno. De mientras, Ruby termina de ponerse su ropa, haciéndose una trenza frente al espejo. Aunque su acción se detuvo cuando observó el anillo en su dedo anular, jamás se había imaginado que ahora, no sabe en cuánto tiempo, se volvería la mujer de su héroe de toda la vida, de su amor que tanto tiempo estuvo en su mente incluso antes de volver a la ciudad.
-Quien iba a imaginar que iba a confundir amor con admiración... -sonrie terminado de hacerse la trenza- Bueno señorita Ruby, tienes la misión de ser la mejor esposa, marinera, capitana y madre... ay son muchas responsabilidades..., me lleva la huesuda.
Suspirando quitó las sábanas de la cama para llevarlos a la lavadora para que la máquina haga su trabajo. Abriendo el armario, sacó un nuevo juego de sábanas para colocarlo en la cama que anoche había sufrido de los bruscos movimientos que lo hizo rechinar, estaba segura que en algún momento se rompería por sus travesuras carnales.
Si que habrán hecho un desastre anoche.
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