⚓Capítulo 53⚓

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Ingresó a la casa y al hacerlo, una cortina de humo se hizo presente, imposibilitadole ver siquiera. Llamó a la anciana hasta que escuchó que alguien tosía, abanicando el humo con una toalla.
Una mujer de una edad ya avanzada, de baja estatura con vestimentas verdosas, trata de sacar el humo, mientras que en su cabeza flores adornan sus cabellos blancos como la nieve.

-Abuela! ¿Se encuentra bien? -abre las ventanas haciendo que el humo salga- Sabe que usted no puede cocinar, vieja loca.

-Vieja loca?! Más respeto, sirena de cuarta!.

Un sonido sordo se escuchó cuando el bastón perteneciente a la mujer dio a parar en la cabeza de la pelirroja, dándole un golpe de reproche a causa de su falta de respeto.
Soltando una queja, ayudó a la mujer con el desastre ocurrido, pues al parecer su horno había explotado, no quería preguntar que pasó pero aquello parecía fuera de lo irreal.
Dando pasos cortos y rápidos, la mujer va de aquí para allá, portando consigo su bastón, diciendo una que otra grosería mientras que la sirena termina de barrer el polvo de los escombros.

-Abuela Morris, ¿para qué me hizo venir? -la observa, notando como la anciana toma asiento en una mecedora-

-Acercate muchacha. -dice mientras que su temblorosa mano busca una de las galletas que ha preparado-

No muy convencida, dejó la escoba a un lado de la chimenea, tomó una silla y se acercó a ella para poder escuchar o atender bien lo que esa señora tiene que decirle. Ella se puso delante de la mayor, sentándose con las piernas cruzadas, esa mujer puede ser casi ciega pero odia los malos modales de una señorita, como sentarse con las piernas abiertas o decir alguna grosería bastante fuerte.

-De que quer-

-¿¡A quién se le ocurre traicionar a una diosa, sirena tonta!?

Tres bastonazos fueron dados en la cabeza de la sirena, provocando que esta soltara chillidos fuertes, tratando de cubrirse la cabeza de los próximos golpes que viene a continuación. Desesperada ante los golpes, comenzó a decir las razones por la cual lo hizo, sincerandose para que la mujer detenga sus golpes de castigo a causa de la acción suicida que cometió.

Afortunadamente la anciana estuvo escuchando cada palabra que dijo, haciendo que al término de su confesión, los golpes se detuvieron. Ruby alzó levemente la mirada, notando como la mujer tiene una expresión pensativa, viendo como aquellas flores en su cabeza tienen un brillo un tanto especial, ¿que sucede?.

-Niña, tu vida está llegando a su final. -las flores se cierran apenas la mujer dice aquello- La decisión que tomaste te llevará a la horca.

Lo sabía... ella lo sabe muy bien desde que tomó ese camino, había condenado su vida al fino hilo dorado de su existencia, pronto la tijera de la muerte se haría presente y cortaría su rumbo, siendo las tinieblas lo que en un futuro la va abrazar. Bajó la mirada y pronto sintió unas viejas pero delicadas manos en sus mejillas, haciendo que el consuelo esté presente, parecía decirle con esa pequeña acción que todo estaría bien.

¿A quién engaña?, se condenó a sí misma.

-Escucha, a veces hacemos las cosas incorrectas por razones correctas... tu decidiste dar la libertad a tu tripulación a cambio de algo muy grande. A causa de ello, dejarás atrás a unos chicos que te respetan, un amor somnoliento y una familia que llorará hasta que el mar vuelva a cubrir la tierra. -la anciana abre levemente sus ojos, mostrando la coloración gris de ceguera en ellos- Has hecho un gran impacto en el mundo desde que navegas en estas aguas tan tenebrosas de la vida... y al parecer, si elijes el rumbo correcto, llegarás a aguas tranquilas.

Mirando a la mujer, sus lágrimas se asomaron por sus ojos pero jamás cayeron,  estaba aguantando el llorar, además de que estaba aceptando lo que sucedería.
Respiró hondo mientras suelta una pequeña risa, pues pensaba que tal vez sus últimos días debería pasarlos alegrando a quien lo necesita.

-||Tempestad ||- #BNHA. [Aizawa Shota x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora