-||Tempestad ||- #BNHA. [Aizawa Shota x Oc]

⚓Capítulo 32⚓

Imagina esto...~

El amanecer, con los cálidos colores tintando el cielo y las nubes de dichas tonalidades, naranja, amarillo, un toque de azul y rojo.
Las puertas enormes y pesadas de la bodega de reparación son abiertas por Jack y Oscar, ya que al ser los más fuertes entre los hombres, son capaces de abrirlas con muy poca dificultad.

Con una cuerda en manos, Ruby en su forma de sirena grita a Mary para que suba el ancla, cosa que el barco obedece sin rechistar; las cadenas subieron el gran pedazo de hierro mientras es estirada hacia las afueras de esa edificación por la capitana que pone toda su fuerza en cada pataleada de su aleta; nadando con más fuerza, la punta del barco por fin sale a la intemperie y pronto el resto del mismo ya se encuentra libre, siendo guiada por la pelirroja hasta estar en posición a la salida, así poder ir a la bahía, justo en donde siempre se quedan para poder alzar las mercancías que serán llevadas a la isla de los olvidados.

Los dos que estaban en tierra firme corrieron por la pasarela de madera mientras sonríen en grande, viendo que Mary se encontraba en un estado perfecto.
Cuando llegaron al final del camino, se impulsaron para dar un salto bien alto aunque pronto comenzaron a caer en dirección al agua.
Pero nunca la tocaron, pues las cuerdas de Mary los sujetaron a tiempo, alzandolos a la cubierta mientras que con cuidado pasan cerca de otras embarcaciones que esperan su reparación. 
Mary al fin salió de aquel lugar y no pudo más que celebrarlo dando fuertes campanadas de felicidad, haciendo que la pelirroja y su tripulación rieran un poco por la ternura que da la embarcación.

Dos silbidos fueron dados y el timón por si solo comenzó a girar para así seguir a Ruby para ir a su lugar de arribada.

Algunos trabajadores de la bahía observan asombrados el barco rojo que pasa frente suyo, viendo a los marineros trabajar, liberando velas y sujetando bien las cuerdas sueltas de Mary.
El barco detuvo su andar y las cuerdas se aferraron a los hierros que sobresalen de la pasarela, evitando así que la corriente la empuje a pesar de tener el ancla baja.

Luis y Blue volvieron con grandes mochilas, cargando en ellas medicamentos y suministros para las tiendas de herbarios de la isla.
Los dos jóvenes les avisa a los hombres que las cuatro cajas que habían encargado ya estaban allí; Ruby se impulsó hasta quedar sentada al borde del muelle, viendo como Jack, Oscar, Risueño y Yukio-su más perezoso pero fuerte tripulante- bajan del barco uno tras de otro para ir a traer las cajas.

Una gran toalla fue traída por Luis, sonriendo se lo agradeció y pronto se hicieron presentes los marineros, cargando cada uno una de las enormes cajas que llevan dentro ropa de invierno, comida, semillas y plantas que podrán ser sembradas, y en una de las cajas, juguetes y dulces para los niños que esperan con ansias el regreso del Fantasma carmesí.

Pronto volverían a casa, así que deben preparar todo antes de zarpar.

La isla los espera con muchas ansias, ya que son los únicos que se preocupan por ellos, y si algo malos les pasa, realmente serán olvidados.

Ese mismo día, luego de darse un baño y vestirse con unos jeans negros, una blusa blanca y unos tacones del mismo color que su ropa de arriba, se hizo una trenza y tomó una de las mochilas, adornando su cadera con su cinturón portando sus dos pistolas.

Su puerta fue tocada dos veces y un pase salió de sus labios para después ver por el reflejo de su espejo a la persona que ingresa.

-¿Necesitas algo, Risueño?. -se arregla un poco más y luego observa a su tripulante-

-Am...si... -traga duro y le enseña un sobre- Me haría el favor... de mandar esta carta a mi hermana? Quiero que sepa que estoy muy bien y que pronto le llegará el dinero que necesita para sus estudios. -se inclina mientras extiende el sobre- Se lo suplico, mi capitán.

Sonriendo suavemente, se acercó, tomó el sobre y con cuidado lo guardó en su mochila para después darle una par de palmadas en la espalda.

-No hace falta que te inclines, amigo... y claro que se lo enviaré. Voy a aprovechar ya que saldré un rato a buscar unas cosas especiales que me pidieron. Mantén vigilada el área, si viene un héroe o autoridad a querer ver que nos llevamos, ya sabes que hacer.

-Claro! Ponerme a llorar amargamente hasta espantar a los oficiales.

-Eso no! -ríe mientras niega- Entretenerlos hasta que yo llegue. Volveré en unas tres horas más o menos, y si no se van, ponte a llorar, o haz llorar a Yukio, él llora de manera exagerada.

Haciendo una pose de militar, el marinero salió y su capitana lo hizo detrás, viendo al resto de sus subordinados acomodando con cuidado las cajas en la bóveda interna de Mary.
Les avisó que saldría y muchas palabras de "buena suerte", "vaya con cuidado", "regrese pronto, capitán", fueron dichas por la tripulación.

Sonriendo feliz, agradeció sus buenas intenciones, dio una caricia a la madera del barco y comenzó a bajar, mirando las cartas infantiles con dibujos mal coloreados o mal escritos, tres cartas que piden unos objetos especiales.

Una suave sonrisa apareció en sus labios y leyó lo que los tres niños querían.

-Un peluche de Fat Gum.

-Un libro de cuentos.

-Lapices de colores y hojas para colorear.

Las tres cartas fueron guardadas en su bolsillo y levanto la mirada, viendo al fondo la ciudad en la que ha estado rondando estas semanas.
Con cada paso que da, se va despidiendo de su tripulación con una manos arriba, los mismos también se despedían y deseaban suerte a su capitana.

-¡¡UMI-SAMA!!! -grita el joven del grupo- ¡¡VUELVA A CASA PRONTO!!!.

Aquello la hizo detener, observó detrás suyo mirando al chico de 17 años y sonrió suavemente para después asentir.

-¡¡Lo haré, no te preocupes!!.

Luego de ello, Ruby desapareció en el horizonte, debía encontrar esas cosas especiales y lo más seguro es que tardaría, solamente deseaba no encontrarse con algún héroe que la conoce u odia, sería muy molesto para ella.

Ay Ruby, si supieras que el destino te odia~...