¿TE PERDÍ PARA SIEMPRE? (VOLKWAY-INTENABO)

Parte 3.6

Por otro lado, Conway seguía recuperándose de sus heridas, aunque la paranoia se apoderaba de él, donde no podía dormir, tenía miedo que alguien lo encontrara siempre andaba a la defensiva, con cuidado de salir, de caminar siempre evitaba los lugares solitarios, pero para su buena suerte su médico lo derivo con un psicólogo con el cual según el médico que lo estaba atendiendo era el mejor ya que había llegado hace poco a la ciudad, cosa que para Conway era poco posible, ya que sabía que ese trauma que tenía tal vez, lo llevaría por toda la vida, pero aun así prefirió aceptar la ayuda médica, que perdía su tiempo, como lo había hecho los últimos meses, donde siempre volvía a lo mismo, a la paranoia donde sentía que lo estaban siguiendo y terminaba solo en su departamento sin poder dormir, con ataque de pánico y si no llegaba su médico no podía tranquilizarse, donde solo podía llorar, hasta cansarse y dormirse, aunque lo único que quería, era dormir un día sin pesadillas, sin pensar en todo lo que había vivido como de la noche a la mañana todo se había podrido de esa manera, aunque tratara de no pensar en eso era muy difícil.

Los días pasaban en la vida de Conway, hasta que finalmente había llegado, hoy vería al psicólogo, pero como siempre no había podido dormir, así que con mucha desesperación se había bañado tomado café, para prepararse al mismo discurso de siempre, aunque esta vez no iría solo, si no que iría, con sus psicólogos anteriores para puedan decir que habían hecho, para que sus traumas los superara, según ellos porque había fallado sus tácticas, así luego de horas pensando y viendo si le daba sueño para no ir, pero no lo había logrado, y para su mala suerte ya lo habían ido a buscar, ósea la sesión iba si o si, así que de muy mala gana, salió de su apartamento que le habían alquilado, para subirse al auto sin decir nada ni responder nada, así que se puso los audífonos para ignorar a todos cerrar los ojos y poner su cabeza hacía atrás, cosa que algunos de sus psicólogos los enojo, pero prefirieron no pescarlo, aunque otros le hablaron, pero como él estaba con audífonos no escucho, así que siguieron el viaje en silencio hasta que finalmente habían llegado el último en bajarse fue Conway, hasta que entraron a la consulta del doctor, donde los psicólogos estaban en un sillón mientras que Conway estaba en otro, completamente alejado, para ese entonces ya el sueño como hace tiempo no pasaba, le estaba bajando, hasta que la puerta se abrió dejando a un hombre alto de pelo rubio, con una cara tallada por los mismos dioses, que daba una tranquilidad enorme a Conway, aunque a los demás psicólogos les sorprendía lo joven que era, pero aun así no dijeron nada.

Psicólogo Gustabo: bueno, primero que nada, *se sienta en su asiento frente a todos*, me presento me llamó Gustabo y seré el nuevo psicólogo del señor Conway aquí presente *lo apunta con la mano*, sé que estamos todos aquí para poder ayudarlo, pero necesito saber que han hecho ustedes para poder superar el tema de sus traumas, que lo llevó hasta aquí, bueno quien empieza los escucho, *se cruza de piernas*.

Psicólogo Antonio: bueno, yo le dije que no era su culpa y que debía seguir con su vida, normalmente que aquí, no le iba a suceder nada y le di pastillas para que pudiera dormir, pero no funciono, sigue sin dormir tranquilamente, es más creo que hasta empeoro porque ahora tiene ataques de pánicos que lo hacen llorar sin parar hasta la madrugada, aunque todos aquí, nos unimos y tratamos de hacer que pusiera bien, pero no funciono.

Luego de escuchar bien lo que decía uno de sus colegas, iba a preguntarle algo a Conway, pero lo vio dormido así que prefirió no despertarlo y que siguiera durmiendo, así que intento no hablar muy fuerte, para no despertarlo, aunque por lo que decían sus colegas que hace días no dormía tal vez no despertaría ni con un terremoto, pero, aun así, prefirió no hablar muy fuerte, para luego ir a buscar una manta para taparlo, cosa que sus colegas les sorprendiera que ya hubiera caído muerto, como si nada, aunque tal vez era el cansancio.