La otra familia: vuelve a mí. [Rick Grimes]

CAPÍTULO 39.

Parece ser que el hombre desconocido es Morgan, quién salvó a Rick cuando despertó después del coma. Ambos parecen contentos de haberse reencontrado después de tanto tiempo, la última vez que se vieron fue cuando volvimos al pueblo. 

—Puedo ir, Rick, ya estoy bien—murmuro a mitad de la noche en nuestra habitación.

Hacía unos días que Rick y Morgan habían salido a enterrar el cuerpo de Pete fuera de los muros porque no enterrabamos asesinos dentro de Alexandria. Habían encontrado una cantidad inimaginable de caminantes atrapados por grandes camiones, que a la larga acabarían descubriendo la comunidad. Rick les dio una charla a todos sobre que deberían empezar a aprender a defenderse y que necesitaba ayuda para alejar toda esa horda de caminantes.

—Ya te dije que no. No pienso exponerte al peligro, nunca sabemos si algo puede salir el mal.

—Haz trazado un buen plan—me quejo y me doy la vuelta para mirarle de frente—todos se han aprendido de memoria lo que tienen que hacer, los señuelos que seguir y las direcciones.

Rick pasa un brazo sobre mi cintura y no demora en soltar un suspiro.

—Sé que quieres luchar, amor, pero necesito que algunas personas se queden a proteger este lugar. Además, allí fuera pueden torcerse las cosas y no estoy dispuesto a perderte.

—¿Y qué pasa con los demás?

—Todos tenemos nuestras motivaciones para seguir adelante y gente a la que proteger, en mi caso son los niños y tú. La gente de nuestro grupo es inteligente y saben lo que hacen, el resto está aprendiendo. Nadie nos enseñó, nosotros tuvimos que aprender a sobrevivir. No me insistas más, por favor, necesito que te quedes.

Me acurruco mas en su pecho y cierro los ojos al sentir la calidez de su cuerpo. Si era cierto que desde el encuentro donde Pete me ahorcó, tenía a mi marido más preocupado de lo normal y procuraba que tomara el descanso necesario. Y por las miradas desconfiadas del resto por no haber titubeado al disparar a Pete, él prefería que no hiciera vida social como antes. Porque Rick me conocía, sabia que ya no tenía por qué fingir ser la esposa perfecta y que a la mínima no tardaría en atacar a quién sea.