CAPÍTULO 27.

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Mis pensamientos se quedan en el aire y vuelvo a prestar atención a la conversación que mantienen Glenn y Tara. 

—Cuando Brian nos dijo que quería tomar la prisión, no me sonó nada bien—relata la mujer e imagino que ese es el nombre falso que dio el gobernador—. Cuando encontré a mi novia, estaba muerta y mi sobrina también... mi hermana estaba rodeada, la devoraban y yo lo vi todo. Aunque lo peor de todo fue ver lo que le hizo a el padre de Maggie.

Miro en otra dirección al escuchar la última parte, por el simple hecho de no querer echarme a llorar ante el recuerdo.  

—¿Por qué?—le pregunta Glenn. 

Miro hacia ellos y veo lo afectada que está Tara.

—Porque ahí lo supe—toma aliento y trata de ahuyentar las lágrimas—en ese segundo, con esa espada... Quise gritar "no" pero no salió. Brian dijo que quizás habría que matar y fui la primera en aceptarlo. Esperaba que no fuera así. 

Y vuelve a retomar el camino. Glenn y yo compartimos mirada, para después seguirla. Alzo la linterna y me tomo con la maldita sorpresa que hay una gran pila de rocas y muertos aplastados entre ellos. Una sensación amarga me recorre de pies a cabeza. ¿Acaso este sería nuestro fin? ¿No voy a volver a ver a Dylan ni a Rick? De tan solo pensarlo las ganas llorar vuelven a mí. Pero me toca hacer tripas corazón y seguir por aquel camino. La única salida rápida es aquella y me anima pensar que en la terminal puede estar mi familia.  

Glenn agarra mi mano cuando pretendo subir un pie sobre la roca mas baja. Le miro interrogante a la espera de una respuesta por su acción. 

—Tú ayuda a Tara—dice tras acomodar su arma sobre su espalda—. Iré primero. 

No lo discuto. Pasamos por el pasillo de piedras y vamos eliminando a los más cercanos. Glenn y yo nos subimos sobre las más grandes y me quedo helada cuando veo la cantidad de muertos que hay en el otro lado. Le tiendo la mano a Tara y la ayudo a subir con mucho cuidado. Tampoco soy tan mala como para dejarla tirada ahí, no me interesa discutir o hacer el drama en la historia. Pude ver el arrepentimiento en su mirada. Puede ser que esté baja de defensas o muy consternada por la falta de mi hijo. Pero siento lastima por ella. Tal vez me esté volviendo un poco blanda... Soy humana después de todo. 

—Glenn—le llama la chica—. ¿Qué estás haciendo? 

—No está aquí. 

—¿Qué?—secundo. 

Mi amigo menea la linterna de un muerto a otro y después dice:

—No es una de ellos. Y no hay cadáveres en el suelo, Maggie consiguió cruzar. Hay que librarse de ellos. 

—Pues manos la obra—termino por decir. 

—No hay suficiente munición—comenta Tara. 

—Pues los empujaremos—sugiere Glenn sin dar su brazo a torcer. 

Es normal, a toda costa quiere volver a ver a Maggie. Y moriremos en el intento si hace falta. Necesitamos un propósito en esta vida para continuar. 

—Hay que encontrar otro camino. 

Tomo un poco de aire al escuchar como los caminantes gruñen desesperados en nuestra dirección. Seguimos caminando por un lado de las rocas para poder llegar al otro lado con los muertos. Un grito nos hace dar la vuelta. Y vemos como el pie de Tara se queda atrapado entre un par de rocas. Glenn hace el esfuerzo por levantarla pero la chica gruñe de dolor diciendo que no puede continuar. Pongo mi mochila en el suelo y saco fuerza de donde no la tengo para ayudarles. 

La otra familia: vuelve a mí. [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora