CAPÍTULO 05.

3.1K 196 16
                                    

Doy un sorbo a mi botella de agua y con la otra mano sobrante quito todo rastro de sudor en mi frente. Limpiar este lugar es realmente duro y agotador. Mis ojos se enfocan en el cielo y como el sol se va escondiendo poco a poco, para así dejar un hermoso atardecer. Me siento relajada después de mucho tiempo como si nadie pudiera arruinar mi pequeña burbuja de felicidad. Mi familia está a salvo, tenemos comida y agua, un lugar en el que refugiarnos sin temor a que nos derriben las puertas. Puedo comprender que la vida no es tan mierda como pensaba hace algunas semanas, vale la pena luchar y vivir en este mundo. Balanceo mis pies sobre el césped reseco del patio y echo la cabeza hacia atrás. Es mi oportunidad de estar sola y en armonía conmigo misma mientras todos están dentro del bloque apunto de cenar. Rick comprendió que necesitaba unos minutos asolas y se llevó a Dylan. Agradezco que todo entre él y yo marche de maravilla, me apasiona que nuestras discusiones hayan disminuido y que en vez de comenzar a gritar usemos la cabeza para hablar con calma. Sin duda hemos evolucionado como pareja. Después de todo Rick dice que su esposa merece todo el respeto del mundo. Aunque admito que me gusta hacerlo rabiar, su rostro de enfadado me pone mala malita. Sí, en el lado pervertido.  

—¿Puedo sentarme?

Me muevo un poco por el susto y ladeo la cabeza hacia un lado cuando veo a Lori mirándome con una pequeña sonrisa. 

—Claro. 

—El atardecer es precioso, ¿no crees?—pregunta tras sentarse con mi ayuda.  

—Sí, necesitaba tomar un respiro. 

Mis ojos se dirigen hacia sus manos y me tiende un cuenco con comida. Vaya ni siquiera me había dado cuenta de ello. 

—Cenemos al aire libre y charlemos un poco. 

Asiento repetidas veces y cuando le doy las gracias por traerme la comida, comienzo a masticar lentamente. Lori hace lo mismo mientras observamos el cielo como si fuera la cosa mas maravillosa que hayamos visto en nuestra vida. 

—Me gustaría que fuera una niña—susurra después de un cómodo silencio. Supongo que hemos establecido algún tipo de amistad—. Siempre quise una niña para poder vestirla con trapitos tiernos, para que vayamos de compras juntas o que tenga plena confianza conmigo. Creo que las niñas son más fáciles de tratar. A veces me cuesta muchísimo mantener una conversación con Carl porque terminamos gritándonos, por lo que supuse que tener una niña haría las cosas más fáciles. 

Suelto un sonoro suspiro y me acomodo sobre el pasto para mirarla directamente a los ojos. 

—Amas a Carl con toda tu alma, lo sé, solo que el chaval se está haciendo mayor y cree que todos nosotros lo tratamos como un niño. Y estaría genial ver a una niña corretear por estos lugares. 

—A veces envidio lo bien que te llevas con Dylan, no sé que hacer para tener la misma relación con mi hijo. 

Su tono de voz y sus ojos cubiertos por una suave capa brillosa, me hacen sentir un poco mal. La pobre mujer embarazada, peleada con Rick y con un hijo roto. Pero yo no puedo hacer nada para repararlo todo, no sirvo para consolar a las personas, nunca ha sido mi punto fuerte. Lo único que puedo hacer es coger tu mano con fuerza, para saber que no estás sola y dejar que llores todo lo que quieras, en completo silencio. Cuando yo estoy por los suelos lo único que quiero es silencio y que alguien coja mi mano, para no romperme como si fuera una pieza de un puzzle.  

—No siempre, créeme, tener hijos en pleno apocalipsis es realmente duro. Lo único que me diferencia de ti es que tengo carácter y una mala leche que herede de mi madre. 

Lori se ríe y lleva sus manos hacia sus mejillas, donde varias de ellas se han escapado mientras hablaba. Termino de masticar y sigo con mi parloteo:

La otra familia: vuelve a mí. [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora