CAPÍTULO 10.

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¿Qué se supone que tenía que decirle? ¿Felicitarle o ponerme a llorar por lo mismo que le ocurrió a Lori? Finalmente no pude decirle como me sentía solo le sonreí lo mejor que pude y marcharme con el alma bajo mis pies. Era un cumulo de cosas que habían ocurrido en menos de 24 horas. Carol me asegura que cuidara muy bien a mi hijo,  pero igual me dejaba intranquila dejarlo solo. Sé que está Alissa y Mateo, pero... como que veo las cosas desde otra perspectiva. Claro que confío en ellos solo que mis malditas preocupaciones pasan por encima de todos. Sino estuvieran Glenn y Maggie en peligro me quedaría a vigilar a todo el mundo. Pero tenía que hacer de tripas corazón y hacer como si nada estuviera pasando. 

Rick conduce en completo silencio pero sé que algo le perturba y no sé si quiero preguntarle. Y eso me hace sentir peor, ambos sabemos que las cosas van a mejorar tarde o temprano. Por lo que el silencio es lo único que podamos aceptar. Nos faltaba la comunicación y ninguno parecía decir como se sentía realmente. Por lo que prefiero mantener la cabeza fría y tener claro cual es mi objetivo sino quiero que todo se vaya a la mierda. Estaba claro que en estos últimos meses había aprendido a manejar mejor las armas, defenderme y comunicarme con algunos del grupo sin emitir palabra alguna. 

Termina por aparcar a cierta distancia de donde tienen a nuestros amigos. Así que dejamos que la desconocida nos guíe por su cuenta. Debemos tener prisa porque pronto oscurecerá y ese dato no pinta para nada bien. 

Cuando Rick medio grita que nos agachemos casi me da un maldito paro cardíaco. Sin duda iba muy sumergida en mis pensamientos. Por lo que me regaño a mi misma por no estar atenta a todo lo que ocurre a mi alrededor. Nos ponemos en fila para atacar a los caminantes que hay frente a nosotros. Los gritos de los muertos me hacen entender que esto no es ningún jodido juego y debo estar consciente que la vida de todos corre peligro. Tras todo el estrés que he estado acumulando el único método que encuentro para descargar todo lo que guardo, se va en los caminantes. Ya no son personas, me acostumbré a no sentirme mal si volvía a matar a uno.

Rick al ver que son demasiado para nosotros termina diciendo que huyamos por otro lado. Antes de seguir mi camino derribo a otro. Sin dejar de correr me doy cuenta de la cantidad que tenemos tras nuestras espaldas. ¡Qué horror! Como si fuera una especie de milagro encontramos una cabaña a la que no dudamos en entrar. 

 —No hagáis ruido, no hagáis ruido—susurra Rick. 

El lugar huele tan mal que me provoca vomitar lo poco que me han obligado a comer. Cubro mi nariz con mi camiseta de cuadros y me apoyo contra la puerta sin la intención de acercarme a donde el resto se dirige. Parece que están observando los restos de un animal. Daryl, tan tranquilo como siempre, nos informa que se trata de un perro. Me da un escalofrío que trato de ahuyentar, todo esto me da muy mal rollo. Me aparto de la puerta cuando siento como los caminantes se aporrean contra ella. Rick jala de mi brazo y me aleje lo más posible de ahí. No me di cuenta que estaba estrujando la manga de su camisa hasta que le escuche decir que me calmara. ¿Qué ocurría conmigo? Otra veces tenía la cabeza como el maldito polo norte, tan fría que no me importaba derribar a nadie. Eso sí, aún no había acabado con la vida de una persona. No me veía capaz para llegar ese extremo pero me juré que no dudaría si estuviera en peligro. 

Rick me suelta para alumbrar a la cama, con mucho cuidado apunta con la linterna mientras Daryl está en posición con su ballesta. No tarda en levantar la colcha de algodón y enseguida un hombre se levanta preguntando quién coño somos. 

 —No queremos hacerle daño—le susurra Rick al verle tan alterado. 

Eso solo significaba que estabamos realmente jodidos porque sus gritos parecían enfadar mucho más el hambre de los caminantes. No para de repetir que nos vayamos de su casa.

La otra familia: vuelve a mí. [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora