CAPÍTULO 24.

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El sonido de lo que parece una bomba nos hace alertar. Salimos del pabellón a toda pastilla y nos encontramos con la desagradable visita del gobernador. El psicópata no viene solo, le acompaña más gente y con ello, un jodido tanque militar.

Mi corazón late con fuerza y coloco a mi pequeño tras mis espaldas. Mis labios forman una línea recta y veo de reojo como llegan los demás.

—¡Rick!—le grita él—. ¡Sal aquí, tenemos que hablar!

Pese a las medicinas que han conectado a mi sistema, aún me siento un poco decaída por lo que el mareo no pasa desapercibido por nadie. Rick coloca una mano sobre mi espalda y noto la tensión en su agarre. Respiro lentamente y trato que los nervios no me coman viva. Una de las casetas nos sirve de escudo y podemos cubrirnos tras ella.

—¡No depende de mí!—le grita de vuelta—. Ahora hay un consejo, ellos dirigen esto.

—¿Hershel está en el consejo?—pregunta en un tono que me deja la piel de gallina.

Es una persona despiadada. Hace una breve señal y una mujer se mueve hacia un vehículo, de allí saca a la fuerza a... Hershel. Joder. Las palabras se quedan atacadas en mi garganta y siento un enorme nudo formarse al verlo de rodillas.

Maggie y Beth no dicen nada, parecen estar en un shock absoluto.

—¿Y Michonne?—interroga por segunda vez—. ¿También está en el consejo?

Otro hombre se acerca al vehículo y saca a Michonne de allí. Que miserable hijo de puta.

—¡Ya no tomo yo las decisiones! 

—Hoy vas a tomarlas, Rick—se queda en silencio unos segundos, dando un ambiente mucho más tenso y añade—. Ven aquí, vamos a hablar.

Cierro los ojos con fuerza y suplico al universo las fuerzas necesarias para no derrumbarme. No puedo llorar en este momento, no ayudaría en absoluto, no resolvería nada. A ese hombre que le va a importar un par de lágrimas de la mujer de su enemigo. Maldito enfermo.

Siento los latidos de mi corazón rebotar con fiereza sobre mis oídos. Mi mano se encuentra con la de Rick y le doy un fuerte apretón, como consuelo. Tiene que saber que estamos aquí, que no dejaríamos que le pasase nada. Quería prometer que ninguno saldría herido pero eso solo sería mentir a los demás y a mi misma. Era obvio que este hombre no se iba a marchar sin su estúpida venganza. Reclamaba a Michonne desde el principio y como no la entregamos hizo todo este espectáculo. Y ahora también tenía a Hershel, mi querido granjero de buen corazón.

No podíamos dejar que se llevaran a Michonne, ya era parte de nuestro grupo. Y debíamos luchar por ella.

Rick mira de reojo a Daryl, dandose una señal que desconozco pero parece que ellos se entienden a la perfección.

Siento como suelta mi mano con delicadeza y se me parte el alma.

—Mi amor, por favor... no—le suplico al ver sus intenciones.

Hay un largo camino para llegar al otro extremo, donde están esos pirados, no puede ir sin protección. Son capaces de pegarles un tiro a medio camino. No podía perder a mi amor, me rehuso.

Me mira a los ojos de manera intensa y ese océano de esperanza, me da la valentía suficiente como para soltar su mano de una buena vez. Leo en sus labios algo que se ha vuelto como palabras claves entre los dos; vuelve a mí.

—Lo haré—susurro convencida.

Se acerca a Carl y le da un suave apretón, lo mismo hace con Dylan. Mi pequeño sabe lo que pasa, pero se queda en silencio como si aceptara las decisiones de su padre.

La otra familia: vuelve a mí. [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora