CAPÍTULO 26.

1.5K 106 17
                                    

El sol pega contra mi rostro y vuelvo a desviar la mirada del cielo. Seguimos caminando en dirección de las vías con la esperanza de encontrarnos algún familiar durante el camino. La cabeza me va a explotar del dolor, todo a causa de llorar como un bebé. Seguramente mis lágrimas podrían llenar un río entero y yo nadaria sobre el con una barquita. Ni siquiera sé que estoy diciendo.

Doy otro sorbo a mi botella de agua y paro la caminata en cuanto Glenn trota hacia un mapa que da las coordenadas de la terminal donde hay grandes palabras escritas.

—¡Maggie está viva!

Un poco más y me atraganto, Rosita me da un par de palmadas en la espalda. Me acerco hasta él y leo; Glenn ve a la terminal. Maggie, Sasha, Bob. Mi amigo tira de mi mano y no tardo en correr junto a él mientras reímos como unos críos. Por fin sabemos que alguien está vivo. Pero la felicidad no me dura mucho pues no veo el nombre de mi hijo escrito sobre esa cartel viejo.

Nuestros pies se detienen y nos damos cuenta que hemos dejado atrás al resto del grupo.





.
.
.



Rick paseó de un lado a otro, esperando la vuelta de su hijo y Michonne, que habían salido a buscar algo de comida en el resto de casas. La mala suerte de Grimes volvió al escuchar como extraños entraban. Ni él supo como salió con vida de ese sitio, pero para eso tuvo que matar a uno de esos hombres. Se reencontró con el resto y juntos corrieron lo más lejos posible.

—¿Cuál es el plan, papá?—preguntó Carl por décima vez en el día.

Encontrar a Dylan y Alexa.

Michonne hizo oídos sordos y siguió caminando delante de ellos. No era la primera vez que escuchaba como esos dos peleaban a causa de la recién mencionada. Por un lado estaba Rick quién defendía a su mujer de las feas acusaciones de su hijo y por otro Carl, quien decía que solo debían ir a por Dylan. Por lo que Michonne prefería pensar en otra cosa y no meterse en la conversación.

—Y sigues con Alexa, ella no es nada nuestro—puntualizó el crío sin dejar de caminar entre las vías.

Rick apretó la mandíbula y contuvo la respiración, no quería seguir discutiendo con su hijo. Ya estaba cansado de la misma canción.

—Es mi mujer—le recordó.

—Mamá era tu mujer.

—Lo sé Carl, siempre voy a querer a mamá.

Carl puso los ojos en blanco y detuvo su andar. El crío solo estaba dolido y quería recaer todo su odio hacia la mujer. Pues el creía que su hermana había sido devorada.

—¿Si tanto la querías por qué la engañaste?

Michonne estaba al tanto de ese dato y no estaba a la labor de juzgar a Alexa, no era su asunto ni su problema.

—Dejalo ya Carl—le advirtió su padre en tono duro—no voy a seguir aguantando que hables mal de ella, siempre se ha portado bien contigo y nunca ha tenido la intención de menospreciarte ni mucho menos. Lo que pasó con tu madre no es asunto tuyo, se acabó. No voy a tolerar que hagas menos a mi mujer, acepta que es la mujer que amo y me hace feliz. Cuando seas adulto me entenderás mejor por ahora será mejor que te mantengas callado.

—No te gusta escuchar las verdad, ¿verdad papá? Como esa mujer tuvo el descaro de meterse en un matrimonio y destruir una familia. Mamá sufrió mucho por su culpa y aún así tu volviste con Alexa.

La otra familia: vuelve a mí. [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora