CAPÍTULO 19.

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Encontré mas bondad que nunca en el corazón de Rick. Había decidido no dejar al resto de la población de Woodbury en la deriva y les había abierto la puerta de nuestro hogar. No tuvimos mucho problema en aceptarlos pues la mayoría eran personas mayores y niños. Aunque también hay adultos que nos ayudan a la hora de conseguir suministros y munición fuera de las vallas.

—No te levantes de la cama—susurra Rick cuando ve que intento seguirle el ritmo.

—¿Vas a seguir con el huerto?

Él asiente y me da un suave beso en los labios.

—Vístete antes de que alguien entre aquí y vea a mi preciosa mujer desnuda.

Rick pasa su dedo indice sobre la sabana que cubre mi cuerpo y se desliza lentamente sobre mis pechos. Ahogo un gemido para hacer que sus caricias no están poniéndome a mil.

—No juegues conmigo, Grimes.

Mi chico suelta una carcajada y deja un sonoro beso en mi cuello. Me echo a reír al sentir el cosquilleo de su barba y termino por empujarlo encima de mi. Siempre he sido precavida a la hora de tener seguridad cuando Rick y yo intimidamos. Sé que Alissa aún duerme y los niños también, normalmente no madrugan a no ser que se los pida. Por lo que nadie se atrevería a abrir la puerta sin preguntar.

—Quieres calentarme, ¿verdad?

Rick pasa su nariz por mi pelo y aspira el aroma, baja lentamente la sabana y deja al descubierto mis pechos, los cuales ya están despiertos por sus caricias.

—Tu cuerpo es único, morenita. Me encantas...

Al decir esas palabras no duda en pasar la lengua sobre mi pezón derecho y después deja suaves mordiscos. Mis manos se entierran sobre su cabello rizado y lo acerco mucho más a mi. Me retuerzo bajo su cuerpo y atrapo mis labios con los dientes para que ningún gemido logre escapar.

Rick desciende su lengua por mis pezones y baja tortuosamente por mi abdomen; chupando y lamiendo todo a su paso. Sus ojos azules se encuentran con los míos en cuanto la sabana cae al suelo y me deja expuesta ante él. Sin dejar de mirarme se hace un hueco entre mis piernas y hunde su cabeza entre mis muslos, allí los besa hasta llegar a mi intimidad. Rick sonríe con orgullo y desliza un dedo por mis pliegues, haciendo que pierda los estribos y mis ganas de gemir aumenten.

—Mirate—susurra obervando mi centro para después seguir pasando su dedo, dandome mil de descargas en el cuerpo—estás tan húmeda y deliciosa.

Mi cuerpo suda y tiembla ante sus caricias. Mis manos se enredan en la almohada y mis labios se secan por lo que paso mi lengua por ellos.

Rick besa mi intimidad pero parece casi un roce de sus labios, me quejo y él no tarda en reír.

—¿Tan ansiosa está mi mujer?

—Te voy a matar, Grimes.

—Te voy a matar a orgasmos—confiesa con una sonrisa arrogante.

Mis mejillas se tiñen de rojo. Normalmente cuando intimidamos sale un Rick seductor que me deja caliente y un poco avergonzada por lo descarado que puede ser con sus palabras. Pero... joder me encanta cuando me habla sucio. 

—Vas a taparte la boca—poso mi mano sobre mis labios—buena chica, ahora se silenciosa sino quieres que media prisión se entere de lo bien que te hago sentir cuando mi boca te come por completo.

Rick me tortura con sus vaciles un rato y termina por deslizar su lengua por mis pliegues. Me agarra los muslos con fuerza y comienza a devorarme de como si no hubiera un mañana. Succiona mi clítoris con cuidado y hace sonidos con sus labios con el propósito de hacer vibrar mi centro. Tiro de su cabello y mi otra mano sigue sobre mi boca.

La otra familia: vuelve a mí. [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora