La otra familia: vuelve a mí. [Rick Grimes]

CAPÍTULO 06.

Me quedo en blanco sin saber que hacer mientras escucho como Maggie le dice a Lori que tendrá a el bebé ahí mismo. Si salimos corremos con la mala suerte de que los caminantes nos rodeen, eso sería desastroso. 

Maggie me hace una señal y entre las dos ayudamos a Lori a tumbarse en el suelo para que después Maggie le quite los pantalones. Lori me mira y le doy una sonrisa llena de calma, sujeto su cabeza y la pongo sobre mis piernas. Nunca pensé que la vería parir frente a mis narices pero ahora estoy dispuesta a ayudarla. 

—Te reconoceré, para ver si has dilatado—dice Maggie y a la vez se coloca entre sus piernas. 

—¿Sabes hacerlo?—le pregunta Carl con cierta preocupación reflejada en su rostro. 

El pobre niño se ve que no sabe que hacer. Y es normal, está pasando por una situación realmente difícil. Su madre está apunto de dar a luz y no tenemos a ningún hospital cerca. ¡Maldito apocalipsis! 

  —Papá me enseñó pero esta es mi primera vez—explica y se dispone para hacer su labor, segundo después responde—no lo sé. 

Ay por Satanás me estoy poniendo de los nervios. Lori se incorpora un poco con mi ayuda y me desespero muchísimo más cuando dice que tiene que empujar. La pobre mujer parece estar pasándolo demasiado mal. El corazón se me va a salir del pecho en cuanto comienzo a escuchar sus gritos. Maggie le anima a que lo siga haciendo pues supone que su cuerpo sabrá que hacer en este caso. Y no sé en que momento las tres estamos de pie a la espera de que siga pujando. Maggie le grita para que se detenga diciendo que algo va mal. Está sangrando. Los ojos me pican y sé que quiero llorar. Me da impotencia no poder hacer nada para que ella deje de sufrir, para que deje de sentir ese inmenso dolor. 

Saco fuerzas desde lo más hondo de mi alma y la acuesto lentamente en el suelo. Su piel está demasiado pálida y me temo lo peor. 

—Mamá—le llama Carl sin dejar de sujetar su mano—. Mírame, mamá, mírame y no cierres los ojos. 

—Tenemos que llevarte con papá—le anima Maggie. 

Sus ojos cansados me miran por unos segundos y el alma se me va al suelo. Tengo miedo. 

—No creo que llegue—susurra como si le costara seguir hablando. 

—Lori no creo que hayas dilatado del todo por mucho que empujes no servirá. 

—Sé lo que significa y no pienso perder a mi bebé. 

—Lori—protesto apunto de echarme a llorar. 

Esta situación es muy complicada y no sé muy bien como sentirme. 

—Tienes que abrirme.

—No—se niega Maggie y puedo ver como sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas—de eso nada. 

—No tienes elección. 

Carl se para en busca de ayuda y las tres como si estuviéramos sincronizadas le decimos que se detenga.  

—Carol es la que ha practicado, papá solo me enseñó los pasos, Lori. 

—Por favor. 

—No tengo anestesia ni equipo apropiado. 

—Carl lleva un cuchillo. 

Me pongo de rodillas cuando todas las piezas se juntan en una sola en mi cabeza. Sé lo que está queriendo decir. Me llevo las manos a mi rostro y me quito todo rastro de sudor.

—No sobrevivirás—susurro. 

Recuerdo la conversación de ayer y el corazón se me parte en mil pedazos.