Cuando era pequeña mi único temor era que Alex fuese adoptado, que lo alejaran de mí y no volver a verlo nunca más. Las monjas eran malvadas y se burlaban de mi, de mi sufrimiento. ¿Quién se burla de una niña que no sabe de nada de la vida?Cuando habían puertas abiertas y tocaba que desconocidos visitaran el orfanato, me daba terror.
Más terror que pensar que había alguien debajo de mi cama o ir sola por los pasillos del orfanato en busca del baño.
El día que llegó esa pareja con una gran sonrisa y aura angelical creí que el terror se iba disipando poco a poco. Que podría ser una niña normal y dejar que alguien me cuidara del peligroso mundo. Creí que por fin dejaría de cuidar a Alex como si fuera una adulta y actuaría como alguien de mi edad.
Por primera vez se fijaron en los gemelos solitarios. Estaba feliz. Por fin íbamos a salir de ese infierno. Pero después de tantos años con los supuestos padres maravillosos, sentí que el orfanato era realmente mi hogar, mi santuario. Nunca debimos salir de allí, tendríamos que haber esperado a ser mayores de edad y hacer nuestra vida juntos fuera de ese lugar.
Nos equivocamos.
El terror es algo de lo que no podemos escapar, nos causa traumas y nos hace daño.
Quise volver al lugar donde nos llevó la hermana Olivia un verano de excursión. Un bonito pueblo en King County. Tuve buenos recuerdos durante ese fin de semana y quería revivir esa sensación de paz.
Encontré a un hombre llamado Rick, era policía del pueblo y bastante apuesto. Tuvimos varias citas y pensé que era amada por alguien. ¿Pero quién hace daño a alguien que amaba? Era la pregunta que me hacía después de que él confesara que estaba casado y tenía un hijo. Una parte de mí quiso pensar que aquello no era tan malo, que debía seguir con él a escondidas sin importar quién saliera lastimado. Solo creí que merecía un poco de felicidad tras el infierno que viví.
Estaba viviendo una mentira. Pero era una mentira preciosa.
Rick era capaz de acallar todos los malos recuerdos y los demonios que se acumulaban en mi cabeza. Rick era mi grito de auxilio, lo era todo para mí.
Nuestro amor con el paso del tiempo fue real. Y yo era muy egoista. No podía dejar que se fuera de mi lado aún así él tuviera una familia. Yo tuve una y la destruyeron, me quedé sola. Pero Rick se aferró a mí, se aferró tanto que no podía echarme para atrás y finalizar la relación. Rick fue mi familia durante todo el trayecto que estuve en el pueblo.
Llegó la noticia de que estaba embarazada. Esperábamos un bebé. Creí que fue alguna especie de milagro después de perder a mis gemelos. La vida me daba una oportunidad de recuperar aquello que perdí y yo no lo iba a rechazar. Pensaba casarme con Rick, contarle la noticia de nuestro bebé y pedirle que nos fuéramos juntos a Atlanta. Pero no podía seguir destruyendo a la gente porque hicieron lo mismo conmigo; destrozaron mi vida.
Rick me doy otra oportunidad para comprender lo que era el amor verdadero, joder, le amaba tanto. Así que dejé que siguiera la vida con su familia y yo me marché.
Me marché con un ser inocente en mi interior. Fue la mejor decisión que pude tomar en todos mis años de vida.
Rick me había regalado la oportunidad de comenzar de nuevo. De dejar el pasado atrás.
Llegó Dylan; mi gran amor y apoyo.
Durante todo este tiempo creí que todo podía volver a la normalidad, borrar mis fantasmas y enterrarlos. Parte de mi cerebro los despertó en cuanto comenzó el apocalipsis.
El terror los despertó.
El terror de perder a la gente que amo me hizo más cobarde.
El terror de quedarme sola.
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La otra familia: vuelve a mí. [Rick Grimes]
FanfictionSEGUNDA TEMPORADA ❤ Empezada: 13/05/2018 Terminada: 03/12/2021