CAPÍTULO 29.

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Doblo mi cuello hacia un lado y hago una mueca de dolor ante el palpitante malestar. ¡Me duele demasiado! Tras emitir mis recientes palabras de que me apetece pollo frito todo el lugar queda en silencio. Me pongo de pie lo más rápido posible al ver que entra más luz de lo normal, pero lo que hay delante de mi me deja sin palabras. El aire se queda atascado en mis pulmones y siento que mis piernas flaquean. ¿Esto es real? ¿De verdad él me está mirando en este momento? Paso la lengua sobre mis labios porque de repente los siento mas secos que nunca. Muevo mis manos temblorosas hacia su rostro y siento aquella conocida barba sobre la piel de mis dedos. Sus ojos azules lucen igual de preciosos y veo el mar que se aproxima por ellos. 

Las yemas de sus dedos recorren cada golpe de mi rostro y siento como todo él enfurece. Pero no le permito que maldiga ni nada, solo me dedico a enterrar mis brazos alrededor de su cintura y coloco mi frente sobre su cuello. Rick me abraza con fuerza y besa mi cabeza un par de veces. Mis lágrimas empapan su camisa pero que mas da, los dos estamos tan sucios que eso no es grave. Lo tengo conmigo, otra vez. A vuelto a mí. 

Escucho la voz de Carl a mis espaldas y me separo de él con la esperanza de encontrar a mi bebé con ellos. Pero la decepción vuelve a colarse en mi interior. No está. Les acompañan Michonne y Daryl. 

—No encuentro a Dylan—es lo único que sale de mi boca. 

Rick asiente. Ambos estamos en la mierda. Estamos destrozados. ¿Dónde está nuestro hijo? Necesito salir de aquí. Y un pesar me reconcome al saber que Judith ya no está entre nosotros.

Tiempo después tras hablar un poco de lo que hemos hecho desde que huimos de la prisión, Abraham les comunica como demonios nos encerraron aquí. 

—Parecían buena gente, pero yo me quería ir.  Acabábamos de llegar, pero maldita sea ya era hora de irnos. Cuando les hable de Washington, el capullo que estaba al mando hizo un movimiento de cabeza y nos tiraron las armas y volvimos a la lucha de cada día. 

—Antes de que te encerraran aquí, ¿no viste a Tyreese?—pregunta Sasha.  

—No—contesta Michonne. 

—Bien. 

—Un vehículo negro con una cruz blanca pintada—le dice Daryl a Maggie, pues al parecer ambos estuvieron juntos por un tiempo—trate de seguirlo, lo intenté. 

—Pero, ¿está viva? 

—Está viva. 

Algunos se centran en preparar armas improvisadas con lo que tengan a mano. Íbamos a intentar atacar otra vez, aprovechando que éramos más.

—El bus ya estaba volcado cuando llegué, no había señales de él—le explico a Rick. 

Gira su rostro hacia a mi y vuelve a asentir sin emitir palabra alguna. Suelto un suspiro y apoyo la cabeza contra la madera. Acaricia mi rostro y para sobre mis labios. 

—¿Ellos te han hecho esto? 

Me encojo de hombros. 

—Solo quería salir de aquí. 

—Saldremos, y seguiremos buscando a nuestro hijo. Lo vamos a encontrar, morenita. 

—Eso espero... no puedo vivir sin él. Yo...

A medida que siento que la voz se me quiebra intento coger aire por mi cuenta y relajar mis músculos lo mejor posible. El estrés que llevo me está pasando factura. Me da un beso en los labios y se pone de pie al escuchar a Daryl hablar. 

—Vale. Cuatro de esos capullos vienen hacía aquí. 

Imito a Rick y miro por las rejillas que dan afuera. 

La otra familia: vuelve a mí. [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora