Cuarentainueve

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Mingyu tenía que comprar una almohada gigante parecida a él para poder moverse. Minghao no lo soltaba ni un momento, lo abrazaba, se acurrucaba contra él, incluso se sentaba casi sobre sus piernas. Eso no era del todo malo, Mingyu lo soportaba, pero Dios, Minghao lo olfateaba y se medio restregaba contra su cuerpo ¿Cómo debía reaccionar? ¿Cómo si no estuviera pasando? Porque vaya que estaba pasando, y estaba pasando mucho.

La casa era tranquila, no había vecinos lo suficientemente cerca como para husmear ni vendedores molestos, tampoco perros que hicieran ruidos u otros animales, solo estaban ellos dos...o tres...cuatro, contando a Vini a pesar de que ella era algo callada. De cualquier modo no tenían mucho que hacer, Mingyu seguía buscando una forma de extender los ahorros y conseguir un trabajo y Minghao estaba ocupado restregándose contra él.

—Creo que podremos sostenernos si robamos un banco.— Se lo comentó a Vini. —El dinero que le pedí prestado a mi hermana nos ayudará por unas semanas pero sigo creyendo que será mejor robar el banco.

—No robaras nada.— Dijo Seungkwan entrando por la puerta con varias bolsas en las manos. —Les traje comida para sobrevivir mientras se esconden.— Dejó todo sobre la mesa y Minghao miró con curiosidad. —Tienes suerte de que Seokmin corroborará tu historia, no iba a hacer nada para ayudarlos.

—¿fuiste a verlo? ¿Cómo está Jun?— Preguntó Minghao de inmediato.

—No fui a verlo, dijo que era arriesgado así que solo hablamos por teléfono. —Aclaró Seungkwan. —No quiero meterme en problemas así que me iré rápido.

—Gracias, Seungkwan.— Habló Mingyu. —Te debo una.

—Me debes mil. Solo lo hago porque lo necesitan realmente.

—Eres nuestro angel.— Cantó Mingyu y Seungkwan le mostró la lengua para salir de la casa.

Bien, de nuevo solos.

—Él es amable.— Suspiró Minghao mirando dentro de las bolsas. —¿Por qué todos los monos son amables?

—¿lo somos?

Minghao asintió con la mirada perdida.

—Seokmin, tu hermana...la hermana de Seokmin, todos han sido amables conmigo, Seungkwan realmente no tiene que ayudarnos y lo hace. Con los lobos las cosas no suelen pasar así, los lobos no ayudan a alguien que no sea de su manada, ellos desprecian a los ajenos.— Minghao alzó la mirada hacia Mingyu, sus preciosos ojos grises brillando. —Todos ustedes me ayudaron a pesar de que salí de la nada.

—No siempre es así.— Mingyu suspiró. —Hay monos que también lastiman, Minghao.

—Tu no me has lastimado.

—Pero si lastime a Wonwoo.

Mingyu intentó no apartar la mirada. No quería lastimar a Minghao, por eso tenía que recordarle lo que hizo en un pasado, la persona que era y de la que no se podía despegar. Mingyu había lastimado antes, no era una buena persona, era una persona que simplemente intentaba ayudar. Alguien que no conocía las consecuencias porque era demasiado estúpido como para pensarlas. Cuando Minghao bajó su mirada él también lo hizo.

—Mingyu, yo no soy Wonwoo.

Ah.

Ah...

—Nunca dije que lo fueras.— Se apresuró a decir. —Ah... demonios, parezco un obsesionado con mi ex, lo siento, no quería dar a entender eso, tu no eres Wonwoo ni quiero que lo seas, ni siquiera se parecen. ¡Sé que eres Minghao! ¡Yo...!

Minghao le cubrió la boca con una mano y Mingyu abrió los ojos de sorpresa ¿Cuándo se había acercado? Bien, olió el característico aroma del omega y se tambaleó un poco sin comprender la extraña atmosfera alrededor.

—Yo no soy Wonwoo, y tú no eres Soonyoung.— Dijo Minghao con la voz suave para despues tomar su mano. —Mingyu... tienes que solt...— Esta vez fue Mingyu quien colocó su mano sobre la boca del omega.

Hubo silencio, y Minghao no terminó su frase.

Hold [GyuHao] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora