Sesenta seis

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Mingyu escuchó un fuerte ruido provenir de la parte superior del lugar. Había pasado toda la noche atendiendo la barra y viendo a las personas bailar y envolverse entre sí, fue un dolor de cabeza decirles que ya no podían seguir vendiendo bebidas alcohólicas despues de la hora permitida, pero cuando Woozi se los dijo ellos dejaron de insistir. Así que, a las tres de la mañana ya estaba todo el lugar en silencio. Y fue ahí cuando lo escuchó.

—No son fantasmas, Mingyu, son los lobos.— Le aclaró Woozi mientras terminaba de limpiar el lugar.

—Creo que rompieron algo de vidrio.

—Sí, no importa, nosotros no nos debemos preocupar por eso.

Mingyu siguió observando el techo como si pudiera ver detrás. Antes de Minghao no había visto a algún lobo, ellos vivían alejados y por lo general en pequeñas manadas ¿Cómo iba a saber que se seguiría encontrando con ellos? No era del todo agradable. Dio un largo suspiro y bajó la mirada. Seokmin seguía insistiendo en ir con la policía de los lobos para saber si ellos podían hacer algo respecto a jun y a Minghao, pero Mingyu se negó y le aconsejó que no se entrometiera más en el tema, podía salir perjudicado.

—¿Estás acostumbrado a esto?— Le preguntó a Woozi.

—Si. EL dueño intenta mezclarse con lobos así que les da ciertos beneficios y un buen lugar. Aunque los lobos prefieren no hablar ni ser atendidos por monos.

—Bien, de cualquier manera nadie querría tratar con ellos.

Woozi le dio la razón.

Escuchó los pasos aproximándose a las escaleras y clavó su vista en ese lugar mientras ordenaba los vasos, Woozi no le dio importancia y siguió con lo suyo. Quizás Mingyu era demasiado curioso, o quizás solo estaba recordando de nuevo al omega que lo dejó, o casi dejó porque nunca tuvieron una relación. Eran algo así como fugitivo y cómplice, y fugitivo y medio, aunque pronto sería un fugitivo entero versión chiquita. No, ya no eran fugitivos, cierto.

Sus ojos se abrieron de par a par cuando vio el rostro de la omega, ella sangraba de un lado de la cabeza manchando su cabello y rostro, su parpado completamente cerrado por esto. La chica lloraba en silencio mientras era casi arrastrada por el otro hombre, y este actuaba tan indiferente que era casi irreal. Su corazón latió dolorosamente y tuvo que apartar su vista de ahí. Momentos despues escuchó la puerta cerrarse y supo que se habían ido.

—Mingyu, es hora de cerrar, vámonos.— Dijo Woozi con total calma.

—¿porque la golpeó? ¿no planea llevarla al hospital?

—No lo sé. Son lobos, se comportan así.— Respondió su compañero encogiéndose en hombros. —Mientras ella no esté muerta no harán nada, ve acostumbrándote a verlo. Así son los lobos.

—¿no deberíamos llamar a la policía o algo así? Eso directamente es una agresión.

—No te atrevas, a menos de que quieras problemas con los lobos. A ellos no les importan nuestras leyes, solo las suyas.

—Pero esa chica...

—Mingyu, no puedes hacer nada. Ellos no tratan a los omegas como personas, así que deja de pensar en ello.

¿Cómo podía dejar de pensar en ello? Minghao era un omega. Un omega que ya había sido lastimado antes. Y ese chico, Jeonghan... ¿Minghao en serio terminaría así?

Hold [GyuHao] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora