Diez y uno

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Encontraron la rutina adecuada; los vómitos de Minghao eran una alarma natural sin falta, siempre a la misma hora corría al baño y desechaba todo lo que tenía que desechar, despues Mingyu se levantaría para tomar una ducha y comenzar a alistar su ida al trabajo, de lunes a jueves tenía su día dividido entre sus dos trabajos y el viernes trabajaba medio día en la cafetería y el resto de fotógrafo irregular para cualquier llamado que pudiera atender. Todos los días Minghao prepararía el desayuno y la comida mientras que Mingyu prepararía la cena y regaría a Vini, Minghao le daría de comer a la perra en la mañana mientras que Mingyu lo haría en la noche y los domingos eran para lavar y hacer compras, Minghao no se animaba a salir.

Entonces todo estaba equilibrado, dos semanas viviendo juntos y ya habían aprendido a tener una paz en el departamento. Y estuvo bien, el sentimiento cálido de regresar a una casa que no estaba vacía y que siempre estaba iluminada y limpia era tan extrañamente agradable que Mingyu podría vivir así el resto de su vida, sin embargo Minghao tenía que irse en algún momento, tenía que buscar su propia vida y encontrar una solución a su problema, y por más que Mingyu quisiera ayudarlo no podía meterse en su vida porque no era correcto.

Aunque tenía un poco de miedo de llegar a casa y encontrarla vacía tenía en cuenta que esto terminaría pasando, y era lo mejor soltar a Minghao, porque no era suyo, porque era lo correcto, porque no quería cometer el mismo error dos veces.

"¿tan solo la dejarás ir?" Aun recordaba la voz de su hermana en su cabeza haciéndole aquella pregunta. "Ella quiere que la busques, claramente le gustas"

"Ella quería irse, no puedo hacer nada" Le dijo aquella vez sin emoción alguna. "No voy a encerrarla, si quiere viajar entonces solo puedo desearle suerte."

"Entonces solo la dejas ir."

"No puedo hacer más."

Había una orden de restricción bajo su cama por esa razón, no podía seguir a las personas, no las podía buscar, porque si lo hiciera solo las lastimaría.

Una mañana de sábado su rutina se interrumpió, antes de que Minghao pudiera despertarse alguien tocó la puerta del departamento haciéndolos despertar. Se puso de pie tan rápido como pudo y pudo ver el momento exacto en el que Minghao se ponía realmente tenso al punto de casi esconderse bajo las sabanas, era normal que el chico no quisiera ser visto si estaba escondiéndose, por lo que solo le pidió que se quedara en cama.

—Probablemente sea algún vecino, no necesitas moverte.— Dijo con calma mientras se acercaba a la puerta.

Tocaron con más fuerza y tan pronto abrió la puerta salió del departamento y la cerró en un segundo. Ni si quiera tuvo tiempo para ver a la otra persona antes.

—¡¿Qué escondes?!— gritó su hermana. —¡No puedes engañarme! Sé que escondes algo.

—¿Cómo lo sabes?

—No me dejaste ni ver tu departamento, eso quiere decir que escondes algo.

Mingyu suspiró, su hermana no era el tipo de persona que sabía esconder un secreto, pero era el tipo de persona que descubriría uno en dos segundos frente a ella. Así que no tenía muchas esperanzas de ocultar a Minghao en esa situación. La miró de pies a cabeza intentando convencerse de que ella era capaz de guardar un secreto pero deshizo la idea al instante. No podía dejar que ella corriera el rumor de que Mingyu salía con un omega, porque ese omega estaba ocultándose.

—Estoy saliendo con una chica.— Mintió. —No te la puedo presentar porque ella me gusta y ama la carne y la moda.

Su hermana dio un gran jadeo sumamente ofendida, ella era fanática de los animales y el mundo, detestaba las empresas textiles que contaminaban e intentaba vivir sin contaminar, su hermana literalmente ponía toda su basura en pequeños frascos anuales y tenía una granja de hormigas porque los animales domésticos comunes no podían ser veganos. Así que si quería mantenerla lejos era inventando una chica que ella detestaría al segundo.

—¿Por qué? ¿ella es bonita?— preguntó su hermana. —Ella tiene que ser sumamente especial para que quieras protegerla de tu hermana ¡Es realmente aterrador!

—ella es fea.

Oh.

—Oh... ¿la amas?— El rostro de su hermana se deformó en una mueca preocupada mientras que Mingyu aspiraba profundo. —Bien, me mantendré lejos de ella para no ahuyentarla, pero te juro que si te casas con ella voy a hacerlos veganos a ambos.

Mingyu tan solo pudo sonreírle.

—Te prometo que dejará de comer tanta carne si no le haces un escándalo a papá y mamá.

Su hermana asintió con un puchero en los labios.

—Solo vine a recordarte que la fiesta de aniversario de nuestros padres será en dos semanas, y sé que aún no consigues un traje ¿verdad?

—Iré desnudo.— Dijo sin ánimos y su hermana casi lo golpeó.

—¡he estado dos meses buscando un vestido y tú no puedes buscar tu traje! Somos sus hijos, debemos vernos bien.

—Quizás encontrarías un vestido si no estuvieras buscando uno vegano. Solo compra cualquiera o vístete con lechugas.

—¡No! quiero verme bien sin darle dinero a esas corporaciones horribles de textiles que solo contamina el mundo. Para nuestros padres es importante así que tendré un vestido, y para mi es importante que sea vegano.

Mingyu suspiró.

Su hermana se quejó por varios minutos acerca de un traje vegano y por qué Mingyu debía buscarlo, también le dijo que si su "novia" dejaba de comer carne estaba invitada a la fiesta y que vistiera cualquier vestido pero que tomara conciencia de ello. Ah, también le dijo a Mingyu que si faltaba al aniversario que lo colgaría de la entrepierna y lo dejaría ahí por horas. Despues de eso su adorable hermana menor se fue dejándolo regresar a su departamento.

—Soy una chica fea amante de la carne y de la moda.— Dijo Minghao hojeando el libro en sus manos. —Gracias.

—Mientras menos se parezca a ti mejor.— bostezó Mingyu. —Si tu ropa me quedara la usaría para el aniversario.

—Vende mi ropa y compra un traje. No importa.

—Si, venderé tu ropa como imitación.— Se dejó caer a su lado observando su rostro. Minghao era realmente apuesto e ignorarlo se estaba volviendo cada vez más difícil.

—Consigue buen dinero, no seas idiota.— Respondió Minghao bajando su libro. —Aunque seas apuesto no significa que todo se te verá bien.

—Ah, Minghao ha dicho que soy apuesto.— Suspiró dejando caer su cabeza sobre las piernas de Minghao. —Me siento alagado.

—Lastima que también seas idiota.— bromeó el omega dejando el libro de lado. Los ojos grises se enfocaron sobre los castaños. —Pero te da un cierto encanto.

Mingyu sonrió.

—¿soy ese chico que es un pésimo partido pero del cual la protagonista se enamora aun así? Si dices que sí me comprare una moto e iré a conseguirme chicas.

Minghao exhaló una pequeña risa.

—Solo eres un idiota apuesto.

—Oh, es un alago que me digas idiota.—Bien, realmente era un idiota porque confundió la palabra. —Que me digas apuesto... quiero decir...

Minghao soltó una adorable carcajada que se escuchó aguda y graciosa, un sonido extrañó que iluminó los ojos de Mingyu. Una risilla que nadie más en el mundo podría soltar más que él. Su corazón no tenía derecho a latir con tanta fuerza. Sonrió fascinado por esto.

La mano de Minghao se acercó a su rostro y Mingyu la tomó sin pensarlo llevándola a su mejilla. El mundo pudo haberse detenido en ese instante y jamás se hubiera percatado de ello.

Minghao lo empujó de golpe fuerza de sus piernas y corrió dando pisadas fuertes sobre la madera, Mingyu tardó en comprender y en recuperarse del golpe, pero tan pronto escuchó las arcadas del omega se sintió al borde de cualquier cosa que pudiera mantenerlo ahí.

—¡Casi me vomitas encima!— gritó.

—¡Debí hacerlo!

Hold [GyuHao] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora